Ni los sicarios se libran de sacar la basura. Un vídeo grabado por la policía de Dubái durante la vigilancia del sospechoso ayudó a identificar a Amir Faten Mekky, el líder de la organización sueca que en 2018 sembró el terror en la Costa del Sol atacando a otros narcos con explosivos o ejecutándolos delante de sus hijos, como ocurrió en Marbella con David Ávila, el Maradona. Las imágenes de un hombre que apenas se asoma a la calle para arrojar una bolsa al contenedor ha puesto fin a casi dos años de duro trabajo de la Udyco-Costa del Sol para atrapar a un criminal que destaca por su juventud, disciplina, sangre fría y una total falta de empatía de la que no se libra ni su reducido círculo de colaboradores. Bien lo sabe el inspector Marcos Ortega, jefe del Grupo I de Crimen de Organizado de la Policía Nacional que ha llevado esta particular caza del cazador y que define a Mekky como «extremadamente reservado, discreto y receloso hasta de su propio entorno». Un tipo con la misma habilidad social de un témpano báltico a la deriva, pero con la destreza y el instinto de un yautja en la selva de Guatemala. Un sociópata.

Nacido en Copenhague hace 23 años, pertenece a la segunda generación de una familia danesa de origen iraní, aunque su vida se desarrolla en Malmö, la ciudad sueca situada en la otra orilla del Estrecho de Sond. Allí las bandas protagonizan una guerra salvaje para controlar el tráfico de drogas en los barrios marginales. Al igual que en Estocolmo, la extorsión y los asesinatos han degenerado en una espiral de violencia que incluye el uso de granadas y todo tipo de explosivos. «Matan por el territorio, incluso por una desavenencia nimia», advierte Ortega antes de reconocer que la presencia de grupos criminales suecos no era relevante en el litoral malagueño hasta 2018: «Al abordar esta investigación afloran nexos entre organizaciones escandinavas, mayoritariamente suecas, muchas de ellas ya asentadas en la costa y otras que son de ida y vuelta».

El investigador recuerda cuando sus colegas nórdicos le contaron que una discusión entre Mekky y su entorno con una tercera persona supuso la inmediata eliminación de esta. Antes de dar el salto a la Costa del Sol, las autoridades suecas vincularon al grupo con más de 17 asesinatos y atribuyeron a su cabecilla contactos con Ridouan Taghi, líder de los Ángeles de la Muerte y el hombre más buscado de Países Bajos hasta su detención hace unos meses, también en Dubái, acusado de estar detrás de una decena de crímenes.

Amir solo tenía 20 años cuando aterrizó en Málaga en septiembre de 2017. Él y su grupo, entre los que destacaba la figura de su lugarteniente Agmat Abdul Karim, se instalaron entre Estepona y Marbella de forma estable durante varios meses. El intento de su hermano de invertir en un restaurante de San Pedro Alcántara demostraba que habían venido para quedarse. No tardaron en comprobar la ventaja que suponía para sus actividades vivir tan cerca de Marruecos, donde Mekky mantenía vínculos familiares por vía materna en la zona de Casablanca. «Cada vez que actuaban se quitaban de en medio y cruzaban el Estrecho», apunta Ortega. Fue un tsunami. Entre el 25 de marzo y el 10 de octubre de 2018, el grupo calcinó dos negocios del Maradona antes de acribillarlo tras salir de la iglesia donde uno de sus hijos acaba de hacer la primera comunión; eliminaron a Sofian Ahmed Barrak, el Zocato, otro influyente traficante ceutí que recibió nueve tiros durante una encerrona en la puerta de su casa de Estepona; e hicieron estallar durante la misma noche dos bombas que causaron importantes daños en la casa de otro narco en Benahavís y en su negocio de lavado de coches de San Pedro Alcántara.

Mientras la Costa del Sol se miraba en el espejo de Malmö, la Udyco aprovechó el error que cometió el sicario que ejecutó a Ávila delante de su familia. Lejos de deshacerse de la moto que utilizó para huir, el asesino cubrió con ella todo el recorrido entre la escena del crimen y la urbanización donde residía parte del sicariato. Los investigadores lograron reconstruir su itinerario invirtiendo millones de horas para enlazar imágenes de distintas cámaras de seguridad. Este rompecabezas fue clave para desmantelar la organización en dos fases que sumaron una docena de detenidos en la Costa del Sol y Suecia, pero cuando esto ocurrió Mekky se encontraba en una de sus escapadas. A la Udyco le consta que se fue de Málaga el 23 de agosto, tras el asesinato de Sofian. Después volvió para organizar los atentados con los explosivos y, de nuevo, regresó a Marruecos antes de que sus compañeros ejecutaran la primera acción narcoterrorista de este tipo que se conoce en España. Como en todas las acciones violentas del grupo, el líder se mantuvo lejos de la escena del crimen.

Sabiendo que no podía volver a España ni a Suecia, el 18 de noviembre voló a Emiratos Árabes con documentación legal, pero a partir de ahí usó otra identidad que le hizo prácticamente invisible. Su localización movilizó a las autoridades de España, Suecia, Reino Unido, Dubái, Catar y Tailandia, país en el que se detectan movimientos de muchos conocidos de Mekky que podrían facilitarle cobertura en el paraíso de Phuket. Finalmente, con el apoyo de los servicios de inteligencia, el fugitivo fue detectado cubriendo la ruta entre Tailandia, Catar y Dubái, donde finalmente fue detenido en una discreta vivienda la madrugada del 4 de junio.