­La emergencia sanitaria de la Covid-19 ha mermado la economía de todo el país. Nada nuevo, pues desde el comienzo de la pandemia numerosas organizaciones han estado al pie del cañón ayudando a las familias que se han visto fuertemente afectadas. Los anuncios y noticias de entregas de alimentos y productos de primera necesidad se han sucedido durante los últimos meses. Las campañas solidarias sacaron lo mejor de las personas y toda una sociedad se volcó en ayudar a quiénes más los necesitaban. Mientras, el número de personas que recurrían a ayudas sociales aumentaba exponencialmente.

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A los distintos tipos de usuarios habituales se unió, entonces, un nuevo perfil de afectados: «Desde que empezó todo, ha habido nuevos perfiles que se han visto abocados a tener que recurrir a servicios sociales comunitarios», relatan desde el Área de Inclusión Social de Cruz Roja. Estos usuarios, explican, no estaban en los cauces de atención habituales pero se han visto obligados a recurrir a ellos al cesar su actividad laboral.

En una sociedad que se paralizó por completo, muchas personas perdieron su empleo o fueron víctimas de un ERTE, por lo que no pudieron seguir haciendo frente a los gastos de vivienda, manutención o suministros. Sobrevenidas, estas familias se vieron en la obligación de recurrir a ayudas sociales, al ver como de un día para otro sus ingresos desaparecían.

De este modo, el número de usuarios a los que se llegaron a atender desde Cruz Roja, durante los primeros meses de confinamiento, se llegó a duplicar. De los 11.000 usuarios que se atendieron desde el Proyecto Responde en las mismas fechas de 2019, a finales de abril ya se habían atendido a 21.000 usuarios. A día de hoy, la cifra ya asciende a 32.928 dentro de la provincia.

Socorros, Inclusión Social, Salud, Empleo, Educación o Medio Ambiente son algunas de las áreas en las que esta entidad ha desarrollado estas ayudas. Desde el Área de Inclusión Social se han llegado a atender a más de 20.000 personas y se han realizado casi 40.000 intervenciones. Entre ellas se han desarrollado 7.514 entregas de bienes de primera necesidad y 7.612 entregas económicas, mediante las tarjetas de alimentos.

El Área de Salud ha realizado 18.612 intervenciones, entre las que han destacado la información vía telefónica, con 9.987 consultas o el seguimiento médico, con 8.559 . Por su parte, desde el Área de Empleo se han realizado 1.266 intervenciones, ofreciendo a los usuarios información laboral a 380 personas y orientación a 812.

Más afectados

«Si el problema con perfiles que no son tan crónicos está existiendo, con los crónicos se ha cebado», aseguran. Los usuarios que ya recurrían a este tipo de ayudas han visto, con esta crisis, como su situación empeoraba considerablemente. Desde Cruz Roja aseguran, por ejemplo, que el número de personas en situación de calle ha aumentado. El Área de Inclusión social ha ofrecido alojamiento a 148 personas sin hogar durante estos meses de confinamiento.

Las personas que se dedicaban a la venta ambulante o a la economía sumergida también se han visto duramente afectadas: «Antes más o menos tenían para pagar sus gastos, ahora tienen que recurrir a ayudas». En la misma línea han sufrido las consecuencias de la pandemia las mujeres víctimas de violencia de género, personas de avanzada edad o personas dedicadas a ejercer la prostitución. De este modo, los colectivos vulnerables que «vivían al día y al límite se han visto sin ingresos y obligados a pedir ayuda».

A día de hoy, Cruz Roja ha pasado de la Fase de Emergencia a la Fase de Recuperación. Mientras que en la primera, el objetivo principal era la cobertura de necesidades básicas -con la entrega de productos de alimentación, higiene o medicamentos-, en la de Recuperación los esfuerzos se centran en la reinserción de estas personas en el mundo laboral: «Trabajamos con ellos un itinerario en el que participen como agentes activos en la resolución de su situación».