La provincia de Málaga se ha visto salpicada por el brote de mociones de censura que, en distintos puntos de la geografía andaluza, le han aguado la fiesta a algunos alcaldes en vísperas del primer aniversario del inicio del presente mandato.

Sin ir más lejos, hoy mismo se cumple el primer año de la constitución de la mayoría de las corporaciones municipales y, si miramos a los últimos días, se cuentan hasta tres plenos celebrados en la región andaluza con ese aire convulso que precede a un cambio de regidor.

Se trata de mociones de censura tempranas que han seguido, en todos los casos, la misma dirección. Tanto en la localidad jiennense de La Guardia, como en la malagueña de Cómpeta y la almeriense de Huércal-Overa, el PP ha sacado el rodillo y las maniobras políticas necesarias a pasear para arrebatarle al PSOE la alcaldía. Y no es casualidad. Ni siquiera es Andalucía la única región en la que está sucediendo. Todas estas actuaciones, cocinadas en algunos casos antes de la pandemia, obedecen a una estrategia a nivel nacional admitida por el propio secretario general de la formación de la gaviota, el murciano Teodoro García Egea, para alejar a la izquierda de cuantos ayuntamientos sea posible.

En el caso concreto de Cómpeta, la moción de censura -registrada en marzo- le ha permitido al PP recuperar una localidad que era un feudo incontestable hasta que tras las últimas elecciones municipales, pese a ganarlas con cuatro concejales, Obdulio Pérez no pudo continuar como regidor. Un pacto tripartito entre PSOE, Por Mi Pueblo y Ciudadanos -que sumaban 7 de los 11 ediles- le dio la vara de mando al socialista José Moyano, pese a que su grupo solo contaba con tres escaños.

No obstante, los acontecimientos que acaecieron en pocos meses le fueron poniendo al PP en bandeja la segunda etapa de Obdulio Pérez en la alcaldía.

El pleno extraordinario en el que se debatió el pasado lunes la moción de censura fue una muestra de lo fragmentada que ha quedado la corporación municipal en esta localidad de la Axarquía malagueña.

Para comenzar, solo se dieron cita en la sesión plenaria extraordinaria 10 de los 11 representantes políticos electos porque aún no ha sido remplazada la exedil de Ciudadanos María del Carmen Navas, que renunció a su acta y con ello terminó de ver clara el grupo de Por Mi Pueblo la ruptura con el socialista José Moyano. Este paso ha convertido a su portavoz, Rosa Luz Fernández, en la gran aliada que ha posibilitado la vuelta, un año después, del PP a un sillón de mando que obtuvo con mayoría absoluta de forma ininterrumpida durante la friolera de los últimos 28 años.

Aunque el PSOE se había quedado prácticamente sin compañeros de viaje en relación a los dos grupos municipales con los que pactó, llama la atención que el concejal de Ciudadano restante votara en contra de la moción de censura, lo que confirma que el cambio de bando de Por Mi Pueblo ha sido decisivo y además deja la puerta abierta a otras interpretaciones más amplias.

La relación con Ciudadanos

Aunque el triunfo de la moción de censura parecía a todas luces seguro, ciertos dirigentes del PP de Málaga vivieron con inquietud el desarrollo del pleno, que se extendió desde el mediodía hasta las tres de la tarde. Pesaba un precedente como el que levantó, el pasado mes de enero, la moción de censura de Alcaucín, en la que los populares apoyaban a Ciudadanos para quitarle la alcaldía al PSOE. El fracaso de la intentona avergonzó a los líderes populares, que atribuyeron la derrota a la falta de pericia del partido naranja. Además, eran otros tiempos. La relación del PP y Ciudadanos parecía, a todos los niveles, la de dos hermanos siameses. De hecho, la moción de censura en Alcaucín contra el PSOE fue registrada coincidiendo con la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno y fue atribuida por los socialistas a una simbólica pataleta con la que ambas fuerzas se revolvían enfadadas.

Sin embargo, el regreso de Ciudadanos -con Inés Arrimadas al frente- a su esencia de partido bisagra ha cambiado muchas cosas en la antigua camaradería de centro-derecha que posibilitó Albert Rivera y suscitó en el PP la tentación de la fusión.

Además, en Málaga se da un caso particular tras la huida de Cs de Juan Cassáe incluso en la Diputación los populares lo deben tener medianamente contento para que no rompa la baraja, con el consiguiente malestar naranja. Y, mientras tanto, el PSOE guarda en un cajón la gran bomba que empequeñecería al PP siempre y cuando en la capital malagueña prosperara una hipotética moción de censura.