La fuente de Capuchinos que se volvió monumento
Una antigua fuente pública de la plaza de Capuchinos, del diseño original de José María de Sancha, se transformó en monumento a la Inmaculada, patrona de la Infantería, en plena Guerra de Melilla

El monumento a La Inmaculada, que el año que viene cumplirá un siglo, completó lo que originalmente era una fuente en el proyecto de ajardinamiento de la plaza, un diseño de José María de Sancha de 1877. / A. V.
Las postales más antiguas, las anteriores a los años 20 del siglo pasado o, para ser más precisos, anteriores a 1921, nos muestran la plaza de Capuchinos que se pueda homenajear.
Y sin embargo, no se trató de ningún personaje caído en desgracia que hubiera sido desbancado por turbamulta alguna. Sencillamente, ese gran trozo de mármol, hasta el año 1921, no sostuvo ninguna escultura.
En realidad, y pese a las apariencias, esta obra se diseñó como una fuente y todavía continúan dos tazas blancas en el basamento, prueba de que fue una fuente pública que, como recordaba el querido periodista y académico de San Telmo Julián Sesmero, tenía sendos caños de agua que caían en un abrevadero.
De hecho, esta olvidada fuente pública -porque dejó de servir como tal y se transformó en un monumento- es muy anterior a la escultura de la Virgen Inmaculada que sustenta. Fue proyectada originalmente en 1877, es decir, como el elemento central de la nueva plaza ajardinada de Capuchinos diseñada por el famoso ingeniero José María de Sancha.
El experto madrileño movió cielo y tierra para dotar a Málaga de un saneamiento digno y hasta diseñó las famosas fuentes de la Olla, así que no es raro que no se olvidara de colocar una fuente en la remodelada plaza de Capuchinos.
En 1921, sin embargo, alguien pensó en levantar un Triunfo Mariano, un monumento a la Inmaculada digno de Málaga y cayó en la cuenta de lo bien que quedaría sobre la vieja fuente. Dicho y hecho. Pasó de fuente pública a monumento religioso y en cuanto a la imagen, se encargó a la casa parisina Raffl, ya desaparecida, que estaba especializada en escultura religiosa, bajorrelieve y mobiliario para iglesias.
La elección del monumento no es baladí, Málaga era el puerto, el hospital y el paño de lágrimas de los soldados que luchaban en esos momentos en la Guerra de Melilla, así que la escultura pública de la patrona de la Infantería Española tuvo entonces un significado religioso pero también patriótico.
Siguiendo el patrón de la época, este tipo de obras religiosas solía hacerse en serie, así que es muy probable que existan otras Inmaculadas como la de Capuchinos en otras partes del mundo.
Como curiosidad, pese a su marmórea blancura es de hierro fundido pero pintada de blanco, si bien alguna foto de los años 40 que ha podido ver el firmante nos la muestra de varios colores, uno de ellos, seguramente, el azul. Los capuchineros más veteranos sabrán más del asunto.
La casa francesa, eso sí, tuvo el detalle de ofrecer en su catálogo una Inmaculada muy española, que recuerda a las de Murillo. Casi un siglo después de su inauguración, es una de las esculturas más bonitas y uno de los símbolos de Capuchinos.
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