Entre los efectos colaterales más beneficiosos que ha traído la rehabilitación del Hotel Miramar, destaca la recuperación de la calle Keromnes, que se ha dignificado hasta el extremo y marca el camino a seguir de otras calle-tugurio de nuestra ciudad, pues ese era el siniestro aspecto que tenía antes.

Se trata de una calle muy peculiar porque casi desde su inauguración está mal acentuada por los malagueños.

Como saben, pese a que suena como si Málaga homenajeara a algún faraón egipcio (el faraón Keromnes, de alguna dinastía ligada a Cleopatra o vaya usted a saber quién) hace referencia al francés Leopoldo Keromnés Montfort. Éste, fallecido en nuestra ciudad en 1913 y enterrado en San Miguel, lucía un apellido paterno en absoluto exótico, sin ningún eco griego o egipcio, pues era originario de su probable tierra natal, la Bretaña francesa.

Allí son muy comunes los apellidos que comienzan por Ker ('aldea' en bretón) así que Keromnés sería la aldea de Omnés, un antiguo nombre bretón.

En cuanto a Montfort, su apellido materno, pese a que tenga reminiscencias valencianas o catalanas, también las tiene francesas, pues en el país vecino hay varios pueblos llamados Montfort y es un apellido que abundan en la Bretaña.

Todo esto viene a colación porque don Leopoldo fue conocido en nuestra ciudad por haber dirigido la exitosa Compañía de Ferrocarriles Andaluces, cuya sede, el famoso y afrancesado Palacio de la Tinta, junto a la actual calle Keromnés, él mismo estrenó en 1908.

De hecho, le debió de gustar cómo lo hizo el arquitecto, su paisano Julio O'Brian, porque también fue el autor de su casa, un precioso palacete que hoy, afortunadamente, sigue en pie y acoge el Colegio de La Presentación.

El caso es que de don Leopoldo, que el firmante sepa, se tienen pocos datos, aunque sí existen algunos objetos relacionados con su familia y su carrera, que conserva desde hace más de diez años el Archivo Histórico Provincial.

Pese a dirigir una compañía tan importante para Málaga y Andalucía, lo cierto es que hay poco escrito sobre él.

En 2009, el autor de estas líneas pudo conocer el fondo que guarda el Archivo Histórico Provincial, incluida una foto del protagonista, de ojos pequeños y un poblado y artístico bigote. En este organismo, que tiene la sede junto al Convento de La Trinidad, se guardan las distinciones que le otorgaron la reina María Cristina y Alfonso XIII (de quien siempre se dijo que tenía acciones en los ferrocarriles), una postal del castillo bretón de Keromnès y una preciosa foto de la familia de este ingeniero francés paseando a caballo por el recién nacido Parque de Málaga.

En suma, un personaje fascinante que merece ser investigado a fondo, si no lo ha sido ya.