Primer lunes de «nueva normalidad», de reapertura de fronteras y del fin de las restricciones de los viajes no esenciales en territorio europeo o, lo que es lo mismo, balón de oxígeno para la provincia malagueña, que se nutre del turismo internacional y en la que residen más de 233.000 extranjeros. El aeropuerto recibió ayer a los primeros extranjeros aunque aún no hay tantos vuelos programados como antes de la pandemia ni colas de turistas.

Aunque tanto el puerto como el aeropuerto de Málaga han sido dos de los 13 únicos puntos de entrada a territorio español (cinco aeropuertos y ocho puertos) durante el confinamiento, esta apertura permitirá al sector turístico, si bien no la salvación de la temporada alta, empezar a indagar y a estudiar un nuevo modelo de turismo en función de las preferencias actuales de los visitantes:

«Calculamos que vamos a estar sobre un 30% de ocupación en este mes de julio y agosto si la cosa va bien, si hay repunte esto bajará... contamos con un porcentaje mínimo de extranjeros», expone Luis Callejón, presidente de Asociación de Empresarios Hoteleros de la Costa del Sol (Aehcos), que aunque valora positivamente la apertura de fronteras, advierte de unas expectativas «lamentables» para el gremio. «Los turistas tienen que empezar a hablar, cuando lleguen y se muevan por nuestros establecimientos. Tenemos que escuchar a nuestros clientes».

Para Callejón, el mayor valor de esta temporada, el turista nacional, también está seriamente afectado psicológica y económicamente, por lo que vaticina que el español decidirá posponer las vacaciones al próximo año.

«El 50% de la población está atacada psicológicamente, no tiene necesidad de ir a ningún sitio, se le han quitado. Y del otro 50%, hay gente que todavía no ha cobrado los ERTE y no tiene un duro en el bolsillo». En cuanto al panorama internacional, el presidente de la patronal hotelera es cristalino: «Está muerto».

La incertidumbre, la espera de una vacuna sin fechas claras a la vista y la posibilidad de un nuevo rebrote mantienen al sector turístico malagueño «sin esperar nada» pero, aún así, hay atisbos de interés por la Costa del Sol en algunos de los mercados principales emisores de visitantes en la provincia de Málaga. El último informe de Turismo Costa del Sol sobre la actividad turística tras los golpes de la pandemia detectó un aumento en las búsquedas de vuelos hacia tierras malacitanas, especialmente entre los franceses, los alemanes y los británicos, estos dos últimos, importantes clientes del litoral malagueño. Con todo, el presidente de Aehcos declina considerar nuevos calendarios y se mantiene ocupado en el verano, que será el laboratorio en el que se decida hacia dónde debe avanzar el modelo de turismo malagueño.

Trabajo consular titánico

Hasta 171 nacionalidades han encontrado su hogar en Málaga, una decisión que han tomado unas 233.000 personas y que supone el 40% de la población extranjera que reside en Andalucía, según un informe del Observatorio Argos de la Junta. Los foráneos europeos con mayor presencia en la provincia son los británicos (en período de transición previo a la culminación del brexit), los italianos y los alemanes, contabilizando 47.496, 12.210 y 9.648 residentes respectivamente, y tomando como referencia los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) de enero de 2020.

«Hasta ahora solo habían venido los que tenían permiso de residencia», sostiene Ricardo Bocanegra, abogado experto en extranjería establecido en Marbella, que apunta a alemanes y británicos, aunque de reducirse la movilidad internacional del entorno europeo al espacio Schengen, Bocanegra recuerda que Reino Unido quedaría excluido. «Hay muchos propietarios de vivienda que tienen aquí su segunda residencia no tienen permiso de residencia porque están uno o dos meses al año».

El repentino cierre de fronteras no solo afectó a los turistas que entonces se encontraban visitando la Costa del Sol sino que separó forzosamente a las familias durante más de dos meses. Italia fue de las primeras en sufrirlo, ya que el Ejecutivo central prohibió los vuelos directos con el país vecino cuatro días antes de la declaración del estado de alarma, el 14 de marzo:

«Ha sido un período de trabajo muy intenso porque realmente nos hemos ocupado más que de la población residente, de la que se encontraba aquí o en búsqueda de trabajo, pensando establecerse o turistas», relata el cónsul de Italia en Málaga, Marcello Memoli, sobre unos meses difíciles en los que mantuvo a un grupo de trabajo operativo durante 14 horas diarias que organizó hasta nueve vuelos de repatriación desde Málaga. «Han habido muchos casos y, sigue habiendo, de enfermos que han llegado a sus últimos días solos porque la familia no ha podido entrar en España o al revés... madres que querían acompañar a sus hijas en el momento del parto y que no ha sido posible».

Desde el consulado de Francia, la titular Nathalie Hadj habla de «situaciones dramáticas» que no eran consideradas como casos de fuerza mayor. «Ha sido complicadísimo. Había personas con dificultades, con tratamientos, con citas médicas en Francia... estos casos sí los hemos podido repatriar pero la fuerza mayor no contempla todos los dramas de las familias», explica Hadj. Actualmente la autoridad diplomática gala sigue atendiendo complicaciones personales, entre ellas, la de los estudiantes que viajaron a Málaga inmersos en un proyecto Erasmus y regresaron a sus hogares pensando que el cierre sería temporal: «En cuanto se decretó el confinamiento salieron de aquí para ir a sus casas en Francia pero no pueden volver a día de hoy a recoger sus pertenencias en sus apartamentos que tenían con la obligación de pagar un alquiler». Además, hace solo una semana el consulado junto a la embajada repatriaron a 3.000 campistas franceses, la mayoría de ellos jubilados, que se habían quedado atrapados en Marruecos.

De forma presencial o telemática, la actividad consular cambió drásticamente a partir del 14 de marzo. Así lo cree Arnulf Braun, al frente del consulado alemán. «Han sido unas semanas muy turbulentas. Respondimos durante este tiempo a más llamadas telefónicas y correos que nunca antes, y durante las primeras semanas trabajamos los sábados y domingos».

En el caso de Portugal, aún se deberá esperar al 1 de julio para retomar las conexiones de viajeros con España. Tal y como cuenta el cónsul luso en Málaga, Rafael Pérez, muchos portugueses trataron de cruzar la frontera en coche sin éxito. «Esos días fueron terribles. Los hoteles cerrando, los turistas sin poder salir porque se estaban cancelando vuelos, el aeropuerto sobrecargado...».

Para entonces también se reanudará la movilidad con países extracomunitarios. Según Bocanegra, iraníes, americanos, canadienses, rusos... con residencia en Málaga están «deseosos de volver»: «También serán muchos los que puedan por fin salir de España, es una cosa recíproca».