Hace algunos años, el autor de estas líneas fue testigo del desconcierto del gran abogado, poeta y también latinista Alfonso Canales, por entonces presidente de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo, ante el lema en latín de su Colegio de Abogados de Málaga, porque no conseguía encontrarle sentido.

Para más inri, contenía un par de erratas, pues no era el del escudo original sino el que había sido trasladado con errores a un magnífico cuadro alegórico de Francisco Hernández, que todavía preside hoy el patio de la sede colegial, en el Paseo de la Farola.

El lema del colegio es 'Advocat. sigillum' y en el cuadro puede leerse 'Advocat', sin punto, y a continuación 'sigilum', con una sola ele.

Como señalaba en su día Alfonso Canales, el desconcierto venía de la mano de la palabra 'sigillum', que originalmente no hace referencia al sigilo o prudencia de ningún abogado sino al sello con el que se sellaban o lacraban las cartas confidenciales (de ahí vienen nuestro 'andar con sigilo').

Esta sección ha consultado con el filólogo clásico y profesor Carlos Martínez Aguirre, que desde hace años imparte clases de latín a alumnos de medio mundo por videoconferencia, gracias, por cierto, a un curioso método danés de latín, cada vez más presente en los institutos de Málaga, que lo enseñan como si fuera una lengua extranjera.

Como destaca el profesor Carlos Martínez, el diminutivo de 'signum' (sello) es 'sigillum', así que la traducción literal de 'Advocat. sigillum' sería algo tan surrealista como «Llama al sello» o «Llama al sellito». ('Advocat' sería la tercera persona del singular del verbo 'advocare', llamar).

Pero el punto y seguido tras 'advocat' nos informa de que podría tratarse de la abreviatura de advocatus, que ya aparece en algún texto clásico latino en el sentido de la persona que asiste a alguien en un juicio: el abogado.

No obstante, incluso si tuviéramos abogado por un lado y sello por otro, ¿qué diablos significa este lema?

Pues bien, supongamos que en realidad quien ideó el lema hace un par de siglos quiso hacer referencia al sigilo o la prudencia del abogado malagueño y no a ningún 'sellito' de tiempos de Cicerón. En ese caso, apunta este filólogo clásico, habría que sobreentender la existencia de un verbo transitivo, aunque no esté presente en el lema -algo que no es tan extraño en este tipo de frases, apunta- y que se podría traducir como «El abogado guarda el sigilo», que en latín quedaría completa como 'Advocatus sigillum servat'.

Esta podría ser una razonable explicación al desquiciante lema colegial de los abogados malagueños, inmortalizado con un par de erratas en un cuadro, por otra parte, digno de mención desde el punto de vista artístico.

Ya lo dice el dicho: 'Quod Latine dicitur, altius sonat' (lo que se dice en latín, más profundo suena), pero sonará mejor si se dice de forma correcta y clara.