Cada curso, muchos jóvenes emprenden un camino nuevo lleno de aventuras y experiencias, con una mochila cargada de ilusiones y sueños. Pero este año han visto que en mitad del camino, esta mochila ha cambiado su equipaje por una incertidumbre constante. Los estudiantes extranjeros han tenido que lidiar con el coronavirus y sus consecuencias.

«Cuando comenzó el confinamiento, pensé que solamente duraría dos semanas o un mes como máximo, pero al final resultó ser todo inesperado. Nadie nos imaginábamos que la situación podía acabar de esta manera». Son palabras de Sadia Bruce, estudiante de origen paquistaní que cursa un doctorado en Comunicaciones Corporativas y Blockchain Industry en la Universidad de Málaga. Llegó a España en febrero, pero un mes más tarde decretaron el estado de alarma y a Sadia, como al resto de ciudadanos, le pilló desprevenida.

La situación durante estos meses ha cambiado mucho en todos los ámbitos. Los estudiantes han tenido que abandonar sus aulas de siempre para instalarse en sus casas y, desde allí, ir al cibercole como lo llaman los más pequeños o a teletrabajar, como lo denominan los adultos. «Yo estaba acostumbrada a ir la universidad y a la biblioteca. Era mi lugar de estudio e investigación preferido, cuando comenzó el estado de alarma, me sentí tan mal en Málaga que quise volver a Rusia, donde yo estaba ejerciendo mi carrera. Pero al final resultó que todo el mundo estaba viviendo la misma situación que aquí en España, por lo que no me quedó otra que acostumbrarme», cuenta Sadia Bruce, que aún sigue viviendo en Málaga y afirma que piensa terminar aquí ya su doctorado.

Estar tanto tiempo en casa, no poder tener relación con el exterior, no poder dar un paseo a la hora que sea y no poder abrazar a los familiares y amigos han sido los momentos más duros para todos. Sadia reconoce que ha echado de menos a su familia y que cuando todo comenzó a volverse gris, empezó a preguntarse a sí misma si había sido una buena idea venir a Málaga a comenzar una nueva vida. Sin embargo, esta estudiante de doctorado sabía que no era ella sola la que estaba pasando por esa situación, sino que muchos estudiantes de Erasmus estaban viviendo lo mismo en todo el mundo.

Sadia cuenta que al principio fue muy duro para ella y que incluso lloraba muchas veces sola en su habitación. «Llevaba tan solo un mes viviendo en España, y casi de la nada, pasamos al estado de alarma, todo esto me pilló muy desconcertada», reconoce.

El no poder ver a su familia en estos momentos tan duros hizo que muchas veces se viniera abajo, pero ella misma se convencía de que tarde o temprano todo pasaría y que volvería a Lahore, su pueblo en Pakistán, junto a todos los suyos y sobre todo junto a su padre, que ha sido su gran apoyo en la distancia.

Después de casi tres meses de confinamiento y ya en la 'nueva normalidad', Sadia afirma orgullosa que está muy contenta de haber podido lidiar con la situación y que el miedo no haya invadido su espacio. En este tiempo ha trabajado desde casa y ha empezado a aprender español junto a su casera, que ha sido también un apoyo muy cercano para ella y le ha ayudado en cuestiones como tramitar su visado. Además, le ha enseñado a hablar un poco de español, aunque Sadia reconoce que aún le cuesta y que tiene que seguir practicando ya que reconoce que ha sido su único problema durante este confinamiento.

La situación en Pakistán, su país de origen, no es tan grave como aquí, pero económicamente está peor que España y los protocolos son mucho más estrictos. Sadia aprovecha todas las tardes para comunicarse con su familia. Cuando su tarde comienza, allí ya es de noche, ya que son tres horas de diferencia horaria. Tiene muchas ganas de volver a abrazar a los suyos, pero dice que hasta Navidad no podrá volver, ya que prefiere acabar su doctorado y una vez hecho regresar sin billete de vuelta.

La experiencia de Sadia Bruce es un ejemplo de la que han vivido muchos otros estudiantes en estos meses inéditos. Aún así, seguirá habiendo jóvenes con ganas de viajar y conocer nuevas culturas. Como Sadia reconoce, «una vez que consigues esta oportunidad no debes negarte a conocer lugares nuevos». «Mi forma de ver la vida siempre ha sido muy simple y feliz, y espero que esto nunca cambie», cuenta esta estudiante que completará sus estudios en la Universidad de Málaga.