Hasta la fecha, en Málaga no se ha localizado ningún escudo de piedra que lo recuerde ni mucho menos un retrato, pese a su importantísimo linaje y a que fue la persona que consagró la inconclusa Catedral de Málaga el 3 de agosto de 1588.

Lo que sí está logrando el doctor en Historia del Arte Javier González Torres, profesor en la Fundación Victoria, es desentrañar con datos documentales inéditos la vida de este poderoso obispo de Málaga. Para empezar, su verdadero nombre, pues no se llamaba Luis García de Haro Sotomayor y Portocarrero, como señalan las famosas 'Conversaciones históricas malagueñas' de Medina Conde, sino García.

Como explica este historiador del arte malagueño, se topó con la figura de este obispo del último tercio del XVI mientras realizaba su tesis doctoral sobre la capilla sacramental en Andalucía. «Tirando de los hilos llegué hasta este personaje», subraya esta semana, al tiempo que resalta de García de Haro que fue «alguien fundamental en Málaga porque fue el primer obispo moderno, en consonancia con el Concilio de Trento y con la espiritualidad de ese momento».

Gracias a su paciente trabajo en los archivos provinciales de Sevilla y Málaga, en el Histórico Nacional y también a un viaje a Italia, entre otras fuentes, hoy sabemos más de este personaje, pues aunque no ha aparecido su partida de bautismo, se sabe que nació en Córdoba entre 1520 y 1522 en el seno de una de las familias más importantes de su tiempo, ya que era hijo de Luis Méndez de Haro (VIII señor del Carpio) y de Beatriz de Portocarrero, hermana del primer conde de La Puebla del Maestre.

De la importancia de su linaje aquí van dos pinceladas: su abuelo, Diego López de Haro, fue gobernador y capitán general de Galicia, así como embajador de los Reyes Católicos ante el Vaticano, en concreto ante el famoso Alejandro VI, el papa Borgia.

En cuanto al hermano de nuestro obispo, que se llamaba igual que el abuelo embajador, Diego López de Haro, el profesor González Torres recuerda que Felipe II le nombró caballerizo mayor, a cargo de unas Caballerizas Mayores en Córdoba para mejorar la crianza del caballo de raza española. «El resultado final es la crianza del 'caballo andaluz', concepto que él mismo argumenta para dar cuenta al rey de su trabajo», escribe el profesor malagueño en uno de los dos trabajos que hasta la fecha ha publicado sobre García de Haro.

Del futuro obispo se sabe además que comenzó en su juventud la carrera militar y por razones que se desconocen pasó al mundo eclesiástico próximo a cumplir 30 años. Lo que sí ha demostrado el profesor es que no fue deán de la Catedral de Córdoba, como señala alguna fuente.

Con respecto a su formación religiosa, el historiador del Arte plantea la hipótesis de que, a falta de un centro de formación del clero, pudo estudiar en el colegio de los jesuitas, creado en su ciudad natal en 1553, pese a que se ha perdido la documentación relativa a los alumnos.

«Podemos decir que es casi un colegio universitario, con una formación integral que en Andalucía no existía a ese nivel. Es un colegio que además no está lejos de su casa. Es probable que estudiara allí porque en su formación intelectual como eclesiástico las reformas que hará en Cádiz entroncan con la espiritualidad jesuita y sus reformas», comenta el investigador.

Carrera eclesiástica

De cualquier forma, y aunque no haya prueba documental de su paso por el colegio cordobés, es innegable que su carrera fue meteórica porque en 1563 fue nombrado archimandrita de Mesina (Sicilia), por mandato de Felipe II, que hizo uso de una prerrogativa de su padre, el emperador Carlos.

El que alcanzara esta dignidad eclesiástica siciliana de primer nivel no significa con seguridad que marchara a la posesión española, estima Javier González, que explica que ese mismo año García de Haro fue nombrado obispo de Cádiz. En realidad, como aclara el profesor, lo que hizo fue un trueque -prohibido por las normas canónicas- con el entonces obispo de Cádiz, un italiano que no residía en la ciudad andaluza y que sí marchó a Italia a tomar posesión del archimandritazgo de Mesina.

En buena parte, la operación fue posible ante el cansancio del propio Felipe II, al ver que el italiano no hacía caso a su orden de que residiera en Cádiz.

El cordobés estuvo al frente de la diócesis gaditana más de 20 años y como recuerda Javier González, durante su mandato hizo posible «la primera capilla sacramental de Andalucía, el primer espacio de adoración eucarística en una parroquia como la Colegiata de Medina Sidonia».

En 1587 deja Cádiz al ser nombrado obispo de Málaga. En nuestra ciudad, «cuando llega la Catedral no está terminada y decide inaugurarla», cuenta el investigador. El 3 de agosto de 1588 tiene lugar la consagración de la capilla mayor. Además, influye en el pintor Cesare Arbassia, que está realizando los frescos, para que el conjunto tenga un importante significado sacramental, de nuevo en la órbita de las reformas de Trento.

«García de Haro participa del programa iconográfico y la capilla mayor de la Catedral de Málaga será un referente del culto sacramental, como espacio de artístico y de adoración, para todas las catedrales del Reino de Granada», explica.

Además, a comienzos de ese año participa en el acto de colocación de la primera piedra del futuro puerto de Málagay durante su mandato se preocupará por la formación de los sacerdotes, como buen obispo trentino, por lo que promoverá un seminario que no se llegaría a concretar.

Sí logró impulsar la fundación de los conventos de las Bernardas del Císter, y de Jesús María, dedicado este último a acoger prostitutas arrepentidas.

Javier González también ve a García de Haro como un «obispo militar» que tuvo que enfrentarse al poder del cabildo malagueño. «Debió de tener una personalidad fortísima», estima.

En breve, el investigador prepara un tercer trabajo sobre la festividad de San Luis de 1588 (el 19 de agosto, fecha de la toma de Málaga por los Reyes Católicos), una ocasión que García de Haro aprovechó para invitar a fray Ambrosio de Aguilera, un reconocido franciscano cordobés, para pronunciar un sermón. El documento lo ha localizado en la Universidad de Berkeley y, probablemente, «es la primera festividad que se celebra con la Catedral ya consagrada», apunta.

Javier González Torres confía en que nuevos hallazgos permitan seguir completando la biografía de este brillante pero poco conocido obispo de la Málaga del XVI.