La principal incertidumbre de muchos madres y padres estos días no estriba únicamente en los problemas relacionados con las afecciones del coronavirus entre hijos, amigos y familiares más o menos cercanos, sino que muchos progenitores se devanan los sesos para saber cómo será la vuelta al colegio en Andalucía. El Ministerio de Educación ha efectuado una serie de recomendaciones a las autonomías sobre la vuelta a clase en esa nueva normalidad y, en principio, el consejero de Educación, Javier Imbroda, anunciará el martes, tras el Consejo de Gobierno, los planes para la vuelta al cole.

Uno de los caballos de batalla principales es el uso de mascarillas en los centros de Infantil, Primaria, Secundaria y otros. El Gobierno andaluz está estudiando cómo y cuándo tendrán que llevar los escolares y estudiantes andaluces las mascarillas, pero la Administración regional se muestra reacia a su uso generalizado en todas las dependencias del colegio. Eso queda claro a cada palabra.

Según las recomendaciones del Ministerio de Educación (aunque son las comunidades autónomas las que tienen la última palabra), el uso de mascarillas no es obligatorio para Infantil y tampoco para los de Primaria siempre que estos niños y niñas estén dentro de esos grupos estables de convivencia de los que habla el Ejecutivo central, grupos de 15 o 20 pequeños por aula y profesor que, al interrelacionarse solo entre sí, no tendrían que llevar mascarillas en las clases. Sí, en los pasillos y zonas comunes como el recreo y otros. En Secundaria, la mascarilla, según el Gobierno central, será obligatoria. La salvedad ya la conocen: habrá que llevar mascarilla siempre que no se puedan respetar los 1,5 metros de distancia de seguridad. Para los profesores, se recomienda el uso obligatorio.

Esos son sólo consejos, advertencias de Isabel Celaá, la ministra de Educación, quien cree que reducir la ratio de niños por aula y maestro protegerá a los integrantes de ese grupo de convivencia, aunque se deja al arbitrio de la región que puedan subir, por ejemplo, hasta 25 niños esos núcleos escolares ideales en los que sólo se convive entre ellos. La Junta está estudiando el cómo y el cuándo de esas mascarillas, cuyo uso podría ser generalizado en las escuelas andaluzas y ello no lo conoceremos hasta el martes.

La viceconsejera de Educación y Deporte, María del Carmen del Castillo, verbalizó las dudas de la Junta sobre el uso generalizado de mascarillas entre los escolares andaluces. «¿Una vez estén en el aula tenemos que estar con las mascarilla puesta? A lo mejor, en los cruces, las salidas y los pasillos sí. La escuela no es ajena a la realidad», dijo, insistiendo en que las recomendaciones hacen hincapié en que se debe llevar la mascarilla siempre que no se pueda garantizar el metro y medio mínimo de distancia segura. De cualquier forma, todo ello se verá en el protocolo que elabora ahora mismo un grupo de trabajo autonómico formado por técnicos de la Consejería de Educación y la de Salud y Familias, de forma que se sabe que mascarillas se van a usar, pero no cómo ni cuándo en la realidad cotidiana de los colegios, más allá de intuir las dudas al respecto de la Junta y leer los consejos del Gobierno. Porque esa es otra, el criterio cambia por días y adquiere gradación distinta según el representante institucional que hable o el colectivo que haga declaraciones.

Vuelta al cole presencial

«Las comunidades autónomas no comparten el documento del ministerio, no sólo Andalucía», dice. Ahora se habla de metro y medio de distancia segura, pero «¿cómo estaremos en septiembre? A lo mejor son tres metros. La OMS marca un metro de distancia en las escuelas y es muy difícil mantener 1,5 metros de distancia en el recreo. Hemos de repensar esas medidas, de forma que llevemos el bien sanitario a la realidad de las escuelas».

La viceconsejera confirmó que la vuelta al colegio será presencial, nada de medios telemáticos por ahora, pero destacó la capacidad de adaptación de la comunidad educativa al indudable reto que ha supuesto la pandemia para asegurar la educación por medios informáticos; ha demostrado el confinamiento también la «necesidad de la presencialidad, los niños deben ir a la escuela, estar juntos, aprender en diversidad y de su maestro» y, en tercer lugar, se ha demostrado que la escuela es el instrumento más importante que tiene la sociedad para la conciliación. «Cuando ves la propuesta del ministerio, te das cuenta de que lo plantean desde una escuela que no es real. Cuando nos hablan de grupos de 15 o 20 niños, de desdobles, de turnos de mañana y tarde, si yo dejo a mi hijo en la escuela y luego trabajo; o si tengo tres hijos y hay entrada escalonada, dejo a uno a las 8.30, otro a las 9.00 y un tercero a las 9.30 horas, ¿qué me paso una hora en la puerta del colegio? No es la realidad de nuestras aulas». También criticó la viceconsejera la ratio propuesta de 15 o 20 alumnos, porque este núcleo se propone como ideal de convivencia mutua limitada, es decir, se parte de que no habrán de llevar mascarilla en las clases porque sólo se van a relacionar entre ellos. «Si tienen contactos fuera, da igual el número, porque el resto del día los niños van al supermercado con los padres o están con los abuelos», dice, en referencia a que esos pequeños van a estar relacionados con otras personas quieran o no. «Vamos a recuperar la presencialidad conciliando las necesidades de las familias con la seguridad. Hay un grupo de trabajo con la Consejería de Seguridad y Familias y vamos a diseñar colegios seguros».

Cómo cumplir las ratios

Uno de los argumentos que se esgrimen para no reducir las ratios hasta los números que propone el Gobierno es que se necesitarían en Andalucía 740 millones de euros para cumplir escrupulosamente los ratios ya legalmente vigentes (20, 25 o 30 alumnos por clase según los tramos educativos) y, si se va a los grupos ideales de 15 niños por aula, habría que contratar a 30.000 profesores en la comunidad, algo que los cuadros autonómicos ven irrealizable. «Entonces, debo doblar, pero ¿quién concilia?», ha dicho la viceconsejera, quien indica: «Esos 15 se quedan en el grupo, y los diez que saco y mando a la biblioteca o a locales prestados, ¿quiénes son? Para llegar a 15 alumnos por aula, serían necesarias 30.000 contrataciones», declara. Y se pregunta, por ejemplo, qué pasa con los profesores o maestros. En algunos casos, si se doblan turnos, «el maestro de inglés estará 10 horas por la mañana y diez horas por la tarde».

Indicó que habrá más contrataciones, sobre todo para el profesorado de refuerzo, aunque no contabilizó cuántas, «garantizando la seguridad en las condiciones que tenemos y sin que suponga la necesidad de desconciliar». El refuerzo del profesorado irá destinado a que estos recuperen los conocimientos perdidos durante la pandemia. Asimismo, se va a invertir en medios tecnológicos en forma suficiente, declaró, como para afrontar cualquier nueva contingencia.

Los profesores

María Gracia del Amo, presidenta provincial del sindicato de profesores ANPE, consideró que las medidas de seguridad e higiene se deben cumplir (incluido el uso de mascarillas y la distancia de seguridad de metro y medio), explicó que para que ello se cumpla hay que hacer remodelaciones en los colegios y aprovechar los distintos espacios, disponiendo de nuevas aulas (incluso prefabricadas, porque la distancia de seguridad «debe garantizarse sí o sí»), y hay que aumentar la plantilla de profesores y reducir el ratio, además de implementar un potente plan de digitalización por si hay «rebrotes». En Málaga, consideró, ahora mismo es inviable «doblar clases» (se habla de 15 o 20 alumnos por profesor). «En Málaga harían falta entre 3.000 y 4.000 profesores como mínimo para garantizar las distancias mínimas», declaró.

Félix Martín, secretario general de Enseñanza de CCOO, aseguró que la solución pasa por bajar las ratios a 15 y no cerrar unidades escolares. Para cumplir esa ratio, Málaga necesitaría 10.000 nuevos maestros y profesores.

Pedro Jerez dirige un centro concertado en Málaga y, en su opinión, la Junta y el Ministerio de Educación se están contradiciendo continuamente. «Los centros están adaptando las informaciones contradictorias y poniéndolas a favor de los alumnos y los profesores. Las instalaciones son las que son. Nadie puede tener el ratio a 20, eso es irrealizable». Desde su punto de vista, se podrán acondicionar algunas aulas o espacios para que se cumpla la medida mínima de seguridad, pero no todas. «Habrá aulas en las que no sea posible. En Primaria e Infantil hay hasta 25 y 27 alumnos por clase y en Secundaria se llega a 30». «Si el ratio es de 20 alumnos por aula, ¿qué haces? Si la solución es usar otras instalaciones, es insuficiente. ¿Usas el patio para dar clases? ¿Y si las condiciones climáticas son insuficientes?», explicó. La solución pasa por aumentar el número de profesores, entre otras cosas, pero eso tiene un coste económico, «es inviable». También le preocupa cómo van a recuperar los alumnos los conocimientos que han dejado de adquirir durante el confinamiento. «Los equipos directivos son los encargados de adaptar todo esto a la realidad concreta».

Dudas entre los padres

Pilar Triguero, presidenta de Fdapa, señaló que lo de los «grupos burbuja queda muy bonito en el papel, pero la realidad de los colegios es diferente». «Es muy difícil que no haya interrelación». En su opinión, las declaraciones de los dirigentes de la Junta parecen apuntar al hecho de que los niños de hasta doce años no tengan que llevar mascarillas. «La sensación es que la vuelta al cole que quieren plantear es la del 10 de septiembre del año pasado», afirmó, para decir luego que hay mucha «incertidumbre», y destaca que los ratios en la Costa del Sol, la capital y sus zonas de expansión son de 27 o 28 alumnos en Infantil y Primaria, por lo que es complicado mantener la seguridad en esos espacios y complicado, bajarlo a 15 o 20. En cuanto a las mascarillas, dice, «en un centro de Infantil y Primaria, de 800 alumnos, en el que los niños deban llevar mascarillas en un espacios sí y en otros no», el caos puede ser importante. «La solución pasa por una bajada de ratio, por tener a enfermeras escolares en los colegios, por tener protocolos claros de prevención y seguridad», destacó Triguero.