«Que yo recuerde, la última vez que se actuó aquí haciendo entresacas de pinos fue después de las inundaciones del 89, en tiempos de Pedro Aparicio», calcula el académico de Ciencias Manuel Olmedo, responsable municipal de varias actuaciones forestales en Gibralfaro en los años 90.

A su lado se encontraba este miércoles el también académico de Ciencias Leandro Olalla, exgerente de La Concepción. Delante tienen el mar de pinos del Monte Victoria, un mar, todo hay que decirlo, en muchos tramos denso, con pinos tan próximos que se hacen competencia en busca de sol y algunos mueren en el intento o presentan una inclinación preocupante. Por eso no son extraños los que están tirados en el suelo.

«Muchos árboles están echados a perder por la competencia», alerta Manuel Olmedo.

Los 312.000 metros cuadrados del parque forestal del Monte Victoria, vecino de Gibralfaro y el Cerro del Calvario, fueron en su mayor parte resultado de la reforestación en los años 40 del recordado ingeniero de Montes José Martínez-Falero, que además presidió la entonces Sociedad Malagueña de Ciencias.

Además de los pinos carrascos, de esa gran obra sobreviven -la mayoría en mal estado- los diques de piedra para contener los acarreos de tierra del arroyo del Calvario. «El arroyo en realidad es un sistema de arroyos, que el 50 por ciento vierte por la calle Amargura y el resto por varios puntos», detalla Manuel Olmedo.

El hecho de que, como en Gibralfaro, el suelo sea abundante en pizarra, más la sobreabundancia de árboles y la bajada de las aguas hace que muchos árboles se sequen y desplomen.

«Esto es una pena, es un pulmón que había que cuidar», señala Manuel Olmedo.

Los dos académicos consideran que lo ideal sería, como ya se ha estado haciendo en Gibralfaro, poner en marcha un plan director que permita clarear de pinos las zonas de más riesgo de desplome y también, no lo olvidemos, de incendio.

«Se puede diversificar el monte con otras especies como encinas, algarrobos y arbustos como los lentiscos», apunta Leandro Olalla.

Este plan también podría aprovecharse para incluir la creación de senderos, «porque ahora mismo lo que hay son caminos de cabras», ironiza Manuel Olmedo.

Por uno de ellos, en ligero ascenso, se llega hasta las ruinas de una casa de aspecto centenario, pero en completa ruina y llena de pintadas. «El milagro es que no le hayan prendido fuego», señala.

Leandro Olalla por su parte destaca que hay partes del cerro con menos inclinación que Gibralfaro, lo que hace que sea más accesible para el público. Por este motivo, Manuel Olmedo propone que en alguna zonas más clareadas, como una con un pequeño eucaliptal, se aproveche para instalar bancos, pues lo que los usuarios hacen es apañárselas con los troncos tirados.

Por último, Leandro Olalla considera que llevar a cabo un plan director para el también conocido como el Monte de las Tres Letras o de San Cristóbal, «no tendría un gasto excesivo». En concreto, calcula que con unos 500.000 euros se podría llevar a cabo. «Si se hace en un par de años o tres podrías darle un cambio importante», resalta.

Respuesta del Ayuntamiento

La concejala de Medio Ambiente, Gemma del Corral, declaró ayer que el Ayuntamiento «recepcionó hace poco una gran parte del Monte Victoria que era del Seminario», y destacó que entre finales del año pasado y comienzos de este se invirtieron 31.500 euros en la zona del Camino de los Almendrales, el Seminario y el Monte Calvario en tratamiento contra la procesionaria, silvicultura y señales.

No obstante también indicó que el Consistorio «comparte la necesidad de seguir actuando en el Monte Victoria y lo haremos con las próximas inversiones financieramente sostenibles». Por último, mostró su disposición a consultar con los académicos para conocer mejor las necesidades de este parque forestal.