El servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Regional Universitario de Málaga ha logrado que tres pacientes inmunodeprimidos con COVID-19 negativicen el SARS-CoV-2 gracias a la transfusión de plasma de donantes.

El objetivo de este tratamiento era proporcionarles inmunidad ante su dificultad de generar defensas ante esta infección por enfermedades que ya padecían, han explicado desde el Gobierno andaluz.

Esta experiencia, pionera por sus características en la sanidad española, se ha basado en la utilidad que proporciona el plasma de personas convalecientes de coronavirus en pacientes inmunodeprimidos infectados, como ocurre en otras enfermedades como la difteria o el Ébola.

El especialista en Enfermedades Infecciosas del Hospital Regional de Málaga Marcial Delgado, ha explicado que, a raíz de las publicaciones iniciales en China sobre series cortas de 5-10 pacientes con COVID-19, "se puso de manifiesto que, en pacientes con infección por SARS-CoV-2 grave, el plasma de convalecientes podría resultar de utilidad, dado que conseguía que los pacientes mejorasen su cuadro clínico, radiológico y logrando la negativización del virus en los pacientes".

Desde la primera sospecha de infección de COVID-19 en Málaga, el servicio de Enfermedades Infecciosas de este hospital se ha encargado de analizar cada caso de coronavirus ingresado en el centro y ha estudiado, junto a otras unidades y servicios, la afectación de cada paciente de cara a su recuperación.

Así, cuando reingresó un paciente con COVID-19 y un defecto congénito en la producción de anticuerpos, se decidió solicitar a la 'Red Andaluza de Medicina Transfusional, Tejidos y Células' del Sistema Sanitario Público Andaluz plasma de convaleciente para este paciente. "Una vez observada la excelente respuesta del paciente a este tratamiento, lo planteamos en nuevos inmunodeprimidos que estuviesen aún infectados", ha agregado Delgado.

De este modo, el servicio decidió aplicar este tratamiento a otros dos pacientes que por sus características no podían generar anticuerpos frente al SARS-CoV-2. El primer paciente, de 26 años, tenía una inmunodeficiencia congénita en tratamiento con inmunoglobulinas hiperinmunes desde que era lactante.

Los otros dos pacientes, de 66 y 62 años, tenían un importante déficit de producción de inmunoglobulinas por el tratamiento de la enfermedad que padecían.

Los tres pacientes lograron negativizar el virus tras recibir el plasma con anticuerpos de otros afectados. "Si bien en algunos se han usado varias dosis, en general parece ser suficiente una dosis única de 300 mililitros para controlar la enfermedad, que cesen los síntomas y se negativice el SARS-CoV-2", ha explicado el infectólogo.

Los donantes de plasma con anticuerpos frente al SARS-CoV-2 son pacientes que han pasado la COVID-19 y que tienen que haber negativizado el virus en frotis nasofaríngeos dos semanas antes de la obtención del plasma por donación mediante plasmaféresis, momento en que el plasma es más rico en anticuerpos.

Previamente, se analiza para descartar la presencia de otros patógenos infecciosos. En la gestión de la obtención de las dosis ha participado el Centro de Transfusiones, Tejidos y Células (CTTC) de Málaga.

Los expertos han observado que en los pacientes con un sistema inmune no defectuoso, el plasma de convaleciente puede ser útil si se administra en la primera semana, cuando aún no ha tenido tiempo de elaborar sus propios anticuerpos frente al virus. "Sin embargo, tenemos la impresión de que el plasma de convalecientes es una necesidad en aquellos pacientes que no los producen para lograr el control y la eliminación del virus", ha precisado.

Por ello, ha considerado que "es muy importante determinar el estado del sistema inmune de quienes ingresen, haciendo subpoblaciones linfocitarias y niveles de inmunoglobulinas". En los pacientes con esta respuesta inmune defectuosa, el plasma es esencial para lograr la erradicación del SARS-CoV-2", ha explicado Marcial Delgado.