La semana pasada un par de informaciones publicadas en este diario guardan simbólica relación con la crónica de hoy.

La primera de ellas, el paseo por el parque forestal del Monte Victoria, en la compañía de dos miembros de la Academia Malagueña de Ciencias, Leandro Olalla y Manuel Olmedo, para señalar los puntos flacos de esta zona verde que tanto necesita mejorar.

Como punto positivo, todo hay que decir, el Ayuntamiento ha recogido el guante y ya ha contactado con estos expertos para ver qué se puede mejorar.

La segunda información fue la crónica sobre un destartalado objeto de nuestro Patrimonio Industrial que vejeta, oxidado y sin nombre, en el aparcamiento del Hospital Civil, por esa veterana apatía de nuestros cargos públicos cuando se topan con todo lo que huele a fábrica.

Hoy, sin embargo, presentamos la otra cara de la moneda, porque un monumento de nuestro Patrimonio municipal ha sido rescatado del tratamiento recibido durante años por un grupo de 'salvajes selectos'. Y el rescate ha sido posible gracias a su restauración y posterior traslado a un parque forestal, en este caso en perfecto estado de revista.

Hablamos del grupo escultórico al naturalista Félix Rodríguez de la Fuente, que como muchos sabrán, durante años fue el monumento público más agredido de Málaga, por eso de que se encontraba en una zona algo perdida y poco visitada de los Jardines de Picasso.

Emplazado en una rocalla, era empleado por los amigos del bebercio para empinar el codo, y la trompa etílica hacía el resto.

Como recordarán, el grupo escultórico de nuestro homenajeado, de quien este año se cumplen 40 de su muerte en accidente de helicóptero, había quedado para el arrastre y estaba más cerca de la efigie de un zombi que de un naturalista admirado por todos los españoles. La obra había sido costeada por miles de niños de Málaga.

Hace seis años, este diario dio a conocer la propuesta del autor de la escultura, el malagueño Antonio Arjona, de recuperar el grupo pero emplazado en un estanque de nueva creación en los Jardines de Picasso, para evitar el zarpazo de los vándalos a la obra, originalmente fundida en la desaparecida zona de la Estación del Perro.

Finalmente, el Consistorio optó por sacar la obra de los jardines, donde había terminado por estar parapetada tras un murallón 'defensivo' de plantas, lo que suponía estar prácticamente oculta del público.

Como saben, a final de febrero el alcalde reinauguró el monumento en el parque forestal del Morlaco, acompañado por una de las hijas de don Félix, Odile Rodríguez de la Fuente.

Restaurado por su autor, a don Félix le ha vuelto a salir un brazo, hasta el que se ha posado un halcón, mientras que el lobo vuelve a mover la cola perdida, de alegría. Bienvenido a su nueva casa y que dure muchos años en buen estado, lejos de lobeznos malcriados.