La enorme variedad de canales de televisión de nuestros días nos depara paradojas como un canal que, lo pongas a la hora que lo pongas, suele ofrecerte documentales sobre momias, nazis o extraterrestres.

La prueba evidente de que hay miles de seguidores del auge y caída del III Reich, los faraones en salmuera y los platillos volantes la tienen aquí, pero los 'monotemas' se dan en casi todos.

Otra paradoja es que en la Málaga en la que sólo existían dos canales los niños podían salir con una cultura general bastante apañada, gracias a programas como La Clave, que ofrecía clásicos del cine y debates en los que los tertulianos no gritaban como energúmenos, práctica hoy muy extendida en todo tipo de debates -entendidos como bastos combates del 'desgañite'- ya sean de política, fútbol o corazón. Especial relevancia tuvieron también las series francesas de dibujos animados 'Érase una vez el...cuerpo humano', 'Érase una vez... la vida' y 'Érase una vez... el hombre', que regalaban una visión general de la Biología y la Historia.

De la última serie, el único capítulo que entraba en la ciencia ficción era el último, porque aventuraba un futuro con dos grandes potencias enemigas y montañas de residuos industriales.

Esta última imagen, a escala menor, es la que estos días podemos ver en el Cortijo de Maza, la urbanización de Cortijo de MazaChurriana, ya casi en Torremolinos.

Como sabrán los lectores, los vecinos llevan muchos años quejándose por unas casas situadas en la calle Realenga de Maza, a las que achacan la carencia de licencia de obra y la presencia de caballos, cerdos, conejos y gallinas.

Pues bien, justo a la espalda de estas casas hay un pinar asomado al Camino del Pilar. El pequeño camino de acceso está presidido por dos columnas, una de ellas con el nombre de San Miguel, evidencia de que el pinar pertenece o probablemente perteneció a una preciosa casa próxima y cercada por un muro.

Nada más franquear estas columnas, el viandante tendrá enfrente un estercolero en plena floración.

La variedad es digna de un jardín botánico y demuestra que para alcanzar un muestrario tan amplio, el basurero debe de llevar tiempo plantado en este rincón de Churriana. Y dentro de la variedad, un numeroso grupo de sillas de plástico, sillones, butacas de mimbre, tiestos y lámparas. Si no fuera por la abundancia de muñecos de peluche, parecería algún tipo de 'performance' inspirado en Casa y Jardín.

Es una pena porque el pinar es precioso y no merece el espectáculo. Lo cierto es que hay que tener la conciencia cívica por los suelos para hacer posible este vertedero que ha transformado el paraje en pura 'basuraleza'.

Su perpetrador o perpetradores seguramente no disfrutaron de 'Érase una vez... el hombre' o nada sacaron de la serie, salvo el deseo de imitar a los más malvados de la Historia.