Correos emite hoy un sello dedicado al espeto, uno de los manjares más populares de la Costa del Sol y que la empresa postal ha elegido para representar la gastronomía tradicional del Mediterráneo.

El sello se emite dentro de dentro de la serie anual de Euromed Postal, en la que se elige un tema y todos los países miembros de esta organización presentan sus diseños de forma libre.

Euromed es la Unión Postal para el Mediterráneo fundada en 2011 y compuesta por 23 operadores postales de toda la Región Mediterránea. Su objetivo es desarrollar, promover y proteger el interés colectivo de sus miembros, aumentar sus ingresos y mejorar la calidad de los servicios prestados.

El efecto postal del espeto se presenta por Correos en formato Pliego Premium, con seis sellos que incorporan un troquel que siluetea a las sardinas espetadas sobre el fuego, que impresas con la técnica cold-foil con efecto plata, simula el tono de las escamas.

El sello, del que se han tirado 192.000 unidades, se presenta en papel estucado, engomado y fosforescente, con un tamaño de 40,9 x 57,6 milímetros y un valor postal de 2 euros.

El sello se puede adquirir en las oficinas de Correos y contactando con el Servicio Filatélico a través del e-mail atcliente.filatelia@correos.com o bien llamando al número de teléfono 902 197 197.

El espeto

El espeto es un plato sencillo, de muy fácil elaboración, a base de sardinas ensartadas en una caña, que cocinadas sobre las brasas de un fuego, se degustan en el entorno natural que ofrecen las playas del Mediterráneo. Una simplicidad que, no obstante, esconde una técnica, depurada a lo largo de los años por la cultura tradicional, para que el pescado, en mayor medida sardinas, quede bien ensartado y no se seque por dentro durante su cocción.

Su popularidad se remonta a finales del siglo XIX, con la llegada de las primeras líneas de tranvía y ferrocarril que se trazan en Málaga, que permiten a sus habitantes acercarse al mar para disfrutar de las jornadas de playa, que antaño se llamaban baños de ola.

Uno de los pueblos pesqueros a los que se trasladaban era a El Palo, donde en 1882, Miguel Martínez Soler abre su famoso bar en la playa, La gran parada, uno de los primeros chiringuitos de la Costa de Sol, siendo el primero en ensartar las sardinas en un trozo de caña y ponerlo en la arena junto al fuego.

El lugar pronto reclamó la atención no solo de los malagueños, sino de personajes ilustres de aquel momento de la historia de España, como el propio rey Alfonso XII.

Actualmente, numerosos restaurantes, próximos al mar y a las playas, cocinan los espetos sobre barcas que, además de facilitar el trabajo al espetero, permiten orientar las sardinas con respecto a la brisa para evitar que se puedan ahumar.