Uno de los eufemismos más elaborados y hermosos de la lengua española, con aire de grupo pop de los 80, es 'soluciones habitacionales'.

Tan complicado resulta conseguir una casa en España, ya sea una casita mata, un adosado o un piso, y no digamos un chalé, que los expertos se sacaron de la manga la 'solución habitacional' para driblar la palabra 'vivienda', como si una 'solución' de este tipo, con baño y dos dormitorios, fuera más fácil de proporcionar por las administraciones que el pisito de toda la vida.

Lo que sí está claro es que un sitio temporal en el albergue municipal o en una vivienda de 'transición' no sería ninguna solución sino un apaño y a veces, un problema.

Los malagueños que tienen la suerte de contar con un rinconcito 'habitacional' en el que vivir, ya sea con o sin hipoteca, tienen a su vez que adaptarse al entorno, que en ocasiones resulta agreste o, cuando menos, con vistas a una constante riada de decibelios.

Es lo que ocurre con muchos pisos asomados a la calle Héroe de Sostoa-avenida de Velázquez, una de las más transitadas de Málaga, el 'cordón umbilical' de la Carretera de Cádiz, como dirían un urbanista y un ginecólogo.

Frente al paso constante de los coches, hay quienes han aprovechado la coyuntura para instalar cristales dobles y otros, para adaptarse a lo que hay y montar un oasis de frescor.

Lo podemos ver en una vivienda de la hilera superviviente de casas que hay delante de la urbanización El Torcal, en la avenida de Velázquez. Se trata de unas casas cuya factura evidencia que son de las más antiguas del lugar, cuando la Carretera de Cádiz estaba escoltada, a lo sumo, por casas de dos plantas.

Una de ellas ha aprovechado que su parte trasera da a una vía de servicio en el barrio de El Torcal, paralela a la avenida de Velázquez, para montar allí un preciosa terraza a espaldas del mundanal ruido.

Quién sabe si desde los tiempos en que la Carretera de Cádiz, en los años 30 y 40, era surcada por los escasos coches que convivían en la calzada con carros y carretas, no existe esta fresca azotea, cubierta por una pérgola con plantas que regalan sombra reparadora mientras otras caen en cascada sobre la pared encalada.

En resumen, una pequeña cápsula del tiempo en forma de experimentada barrera vegetal contra el ruido y el solano.

Para los intérpretes

La norma que aplica la Junta de Andalucía sobre las mascarillas no deja lugar a dudas. Elías Bendodo ha recordado que hay que llevarla puesta (en la cara) «en todos los sitios y en todo momento». Vaya el aviso para tanto avezado intérprete de las normas con el único fin de saltárselas, como cuando masificaron las azoteas en pleno confinamiento.