Avanza el verano con su sólido abrazo luminoso sobre una ciudad que, más que mirar al mañana, se afana por seguir aferrada a esa virtud tan andaluza de vivir día a día evitando, claro, la reflexión sobre sí misma, sobre el modelo turístico y económico que la sostiene e impulsa y sobre lo sucedido en los últimos tres meses y medio, una debacle sanitaria que ha causado muchos muertos en todo el país y, cómo no, en la ciudad y en la provincia, y su derivada económica, una opa hostil al sistema productivo costasoleño que ha dado con miles de personas en el paro o sostenidas por la respiración artificial de los Ertes y con el precipicio de otoño acercándose de forma paulatina en el horizonte. Si uno mira alrededor, claro, todo parece discurrir por los mismos e inquietantes caminos, pero, al final, si algo vamos a sacar de lo que nos ha pasado es que necesitamos existir poniendo toda nuestra atención en el momento pero también hemos de plantearnos parámetros que antes sonaban lejanos, etéreos casi, pero que ahora son imprescidibles para que toda actividad, desde la urbanística a la hostelera pasando por la turística o la costructiva, tenga alguna perspectiva de futuro: la sostenibilidad y el respeto medioambiental y al territorio. Y en esas estamos, aunque tal vez no todos.

El alcalde, Francisco de la Torre, ha liderado la celebración de una serie de mesas para reactivar social y económicamente a Málaga tras la pandemia. A estas han acudido numerosos expertos y representantes de diversas asociaciones de todos los ámbitos de la sociedad civil: hay más de un millar de propuestas para tratar de que la capital salga de todo este desaguisado sin desatender la faceta social, en la que emerge con fuerza la necesidad de eliminar la precariedad laboral de nuestra ecuación turística y, si me apuran, económica. Se ha crecido demasiado en los últimos años a lomos de trabajadores que echan muchas más horas de las que les corresponden a cambio de salarios muchas veces indignos. Toda reconstrucción que no pase por poner al trabajador en el centro mismo de la estrategia, cuidando de su formación y poniendo el énfasis en la calidad de todos los factores que conforman su puesto -desde el salario a las retribuciones de diferente tipo, vacaciones, número horas de desempeño, exigencias, etcétera...- está destinada a morir en la orilla de los injustos.

Hay, por tanto, una hoja de ruta marcada para la recuperación, que debe llevar aparejada, como ya hemos dicho en esta crónica en semanas anteriores, una profunda reflexión sobre el modelo de ciudad que, sin traicionar nunca el alma eminenetemente turística de la capital de la Costa del Sol, se rija por parámetros de economía humanista y respeto al medio urbano. Una reforma basada en una reflexión que implique a todos los actores sociales, políticos, culturales, económicos, sindicales o deportivos de la ciudad, sin olvidar nunca a los vecinos, que son quienes viven la ciudad. La reflexión o es conjunta o nunca será y morirá, como tantas otras cosas, en cualquier sendero del camino.

Esta semana, por cierto, ha habido varios asuntos muy destacables en el ámbito de la política municipal. Por ejemplo, el pasado lunes hubo una videoconferencia impulsada por el Palacio de Ferias en la que se hizo hincapié en el papel que las administraciones locales o autonómicas pueden jugar en la recuperación de la provincia. Junto al alcalde y al edil de Urbanismo, Raúl López (que le ha dado la vuelta a la Gerencia de Urbanismo), participaron el alcalde de Vélez, Antonio Moreno Ferrer, el de Estepona, José María García Urbano (fichaje frustrado de De la Torre el pasado mandato y que algunos ven como un buen sustituto a futuro), el presidente de la Diputación, Francis Salado y la consejera de Fomento, Marifrán Carazo. Si algo quedó claro tras escuchar estas intervenciones es la irrupción de un nuevo tipo de producto inmobiliario: las 'casas-despacho', que avanzó Carazo y que ya ocupan al regidor malagueño, viviendas preparadas para que su morador pueda teletrabajar, con despachos amplios y terrazas -por futuras pandemias-, no sólo una vivienda para pernoctar, sino también para vivirla, como dicen ahora los urbanistas cursis. Y quedó claro, de nuevo, la necesidad de que la iniciativa privada, y no sólo la pública, se enfoquen en construir viviendas de alquiler para jóvenes, de forma que se genere un círculo virtuoso que permita, a su vez, que los precios del arrendamiento se reduzcan. El Ayuntamiento busca fórmulas de colaboración público-privada a este respecto. Veremos.

Un hito ha sido también esta semana la liberación de la zona de la Avenida de Andalucía por parte del Metro de Málaga después de haber ocupado una de las principales arterias de la ciudad durante más de una década. Fomento, la nueva Fomento del PP, que gobierna la Junta de Andalucía desde diciembre de 2018 junto a Cs y con el apoyo parlamentario de Vox, vendió esta semana que, tras los diecisiete meses de los nuevos equipos de trabajo en este departamento, se ha logrado que el pasado viernes, 17 de julio, esta zona de Málaga quedara expedita, con fuente de las Tres Gitanillas incluida en la plaza Poeta Manuel Alcántara. El nuevo Gobierno recogió un testigo envenenado por una importante fatiga gestora y el impulso se ha notado. Llegaron a hacerse, durante la primavera y el verano de 2019, turnos de trabajo de hasta 24 horas de duración para tratar de ganarle tiempo al tiempo y dejar de perjudicar a vecinos y comerciantes. Lo cierto es que, una vez remozada esa enorme pastilla urbana, el Metro va a seguir en obras hasta dentro de muchos años, porque aún queda que llegue el año que viene al Centro, es decir, culminar todos estos trabajos y, posteriormente, llevarlo hasta el nuevo hospital proyectado por la Junta en el entorno del Civil y el Materno.

Mientras tanto, el equipo de gobierno sigue afanado en lograr que los malagueños y los turistas vuelvan al Centro Histórico a consumir y el pasado jueves presentó un paquete de medidas para ello, con un encendidísimo debate posterior sobre el modelo de ciudad en el pleno extraordinario convocado para aprobar las medidas de esa iniciativa; y, por otro lado, algunos de los políticos malagueños han puesto la directa y han comenzado el verano en campaña: Daniel Pérez, portavoz del PSOE, va a rueda de prensa por día y a uno o dos vídeos semanales (uno sobre la dejadez de un barrio y otro sobre suciedad y presencia de ratas en algunas partes de la ciudad han recibido decenas de miles de visitas en esta semana). El equipo del alcaldable socialista trata de aprovechar su presencia continua en la calle y en las redes sociales. Parece que el verano ha dado con el de Miraflores, como bromeaba uno de sus correligionarios, «en continua campaña». En cuanto a Adelante Málaga, hay algo curioso: la confluencia de Podemos e IU ha dejado de usar ese nombre, 'Adelante', en los titulares de sus notas de prensa, tal vez por las tensiones vividas en el seno de la formación morada con la separación de Pablo Iglesias y Teresa Rodríguez, pero lo cierto es que el grupo municipal conformado por Eduardo Zorrilla, Paqui Macías y Nicolás Sguiglia está también impulsando una serie de medidas sobre el modelo de ciudad, que van desde las terrazas al turismo pasando por las viviendas turísticas, que contribuyen, bien es cierto, a esa reflexión general que los socialistas han tratado de capitalizar pero que siempre ha encontrado un discurso coherente en el terreno de los de Adelante. Dio gusto ver, al menos, que el homenaje a José María Martín Carpena, edil del PP asesinado por la banda asesina de ETA el 15 de julio de 2000, conllevó la presencia de políticos de todo signo y partido en una batería de actos diseñada para dar realce a las dos décadas transcurridas desde el suceso. Desde Adelante Málaga al PSOE pasando por el PP, claro, exediles, ediles, diputados provinciales, consejeros autonómicos... Todos quisieron acompañar a la familia del finado. A veces, esta ciudad sabe estar a la altura.