«Me encanta ayudar porque eso es lo que han hecho conmigo, por eso quiero estudiar para educadora social o psicóloga», confesaba ayer Hania, de 18 años, una de las monitoras del campamento de verano que la ONG Inpavi Málaga organiza en su sede de La Corta y que finaliza esta semana.

Cuando era niña, la familia de Hania solicitó ayuda a Inpavi y ahora cuenta que quiere devolver esa ayuda. A su lado tiene a Álvaro, de 11 años, que deja por un momento de hacer los deberes de la mañana para contar que los juegos y manualidades son lo que más le gusta del campamento, y en concreto, el haber fabricado un tablero de serpientes y escaleras, un juego que desconocía.

Para Nayara, que está en la misma mesa que Álvaro y tiene 13 años, «este es el mejor campamento en el que he estado porque los profesores te atienden mucho y te ayudan». Nayara, por cierto, ya tiene en mente su futuro: «Quiero ser abogada, porque pienso que todo el mundo tiene que tener una palabra y defenderse».

Álvaro y Nayara son dos de los 30 niños escogidos de 6 a 12 años por Inpavi Málaga, la rama social de la iglesia Centro de Vida Cristiana, con cerca de un cuarto de siglo de trabajo en La Corta, aunque los pequeños que acuden al campamento, en riesgo de exclusión social o de familias afectadas por el coronavirus, vienen de muchos rincones de Málaga y no sólo de este barrio.

Como explica Eva Pascual, delegada de Inpavi Málaga, los niños acuden de 10 a 2 a la sede, reciben el desayuno, realizan trabajos de refuerzo educativo y hacen manualidades, «orientadas todas a la educación en valores, como también pasa con los cuentacuentos, así aprenden valores como el respeto, el amor o el compañerismo».

Pero también, resalta Eva Pascual, a perder el miedo a volver a la escuela. «Los niños llevan desde marzo sin ir al colegio y tienen miedo a volver a causa del coronavirus». Durante el campamento, se les explica que si mantienen la distancia de seguridad y tienen puesta la mascarilla, el riesgo disminuye mucho. «Si son obedientes se dan cuenta de que no pasa nada», resalta.

Canciones, gincanas, bailes al concluir cada jornada, deberes, manualidades, y también han paseado en autobús turístico y pronto lo harán en barco gracias a la empresa City Sightseeing. Eva Pascual también quiere dar las gracias a la empresa Mayoral y a la asociación de mujeres empresarias Zonta, que han hecho posible este campamento. El fin de fiesta tendrá lugar mañana jueves con algunas sorpresas.

Pese al virus, el campamento de verano de Inpavi ha sabido convivir con él con todas las garantías.