Entre diciembre de 2017 y enero de 2018 esta sección siguió la pista a un misterio hidráulico. El enigma se escenificó en el Camino de los Almendrales donde, durante cerca de un mes, no dejó de manar un caudal de aguas purulentas o cuando menos malolientes.

El acuoso aroma parecía salir de un muro del Seminario y estuvo desperdigándose cuesta abajo durante cerca de cuatro semanas. Las denuncias a la policía, a Emasa e incluso al Seprona siguieron un espinoso camino burocrático, en absoluto comparable a la rapidez con la que se despachan los hombres de Harrelson.

Como resultado, un mes más tarde las aguas continuaban bajando como el primer día, sin descanso para fumar.

Emasa, finalmente, realizó la prueba del algodón: aplicó una suerte de pigmento delator a la corriente, que se tiñó de verde, lo que evidenció que lo que descendían eran aguas fecales y no de Vichy.

El foco, por cierto, se comprobó que partía del Seminario, que tuvo que desfacer el entuerto y reparar la avería.

Alguna 'tara hidráulica' tienen que tener esas alturas porque al otro lado de esta gran elevación, en la calle Ferrándiz, hace más de dos meses que baja sin freno otro salidero de agua.

El 'manantial' se encuentra en la acera izquierda, subiendo en dirección al Camino Nuevo y próximo a él. Hace unos diez días, técnicos de Emasa inspeccionaron la zona, pero el agua sigue saliendo y como ha podido comprobar el autor de estas líneas, se filtra por varios puntos de un talud.

El agua presenta una coloración marrón bastante sospechosa. De la pureza y salubridad de su contenido da cuenta el hecho de que ha anegado a su paso un alcorque y, lejos de aportar vigor a un árbol bastante crecidito, ha terminado secándolo.

Fuentes municipales -nunca mejor dicho- informaron ayer a esta sección de que han realizado tres análisis durante un mes y no se trata de aguas fecales, sino que provienen de la capa freática. Los técnicos aventuran que pueda proceder del nacimiento de la vecina calle Fuente de la Manía (que se llama así por algo).

También ven posible que el agua haya salido a la superficie por algún movimiento de tierras. En cualquier caso no han detectado fuga en un arquetón de recogida del nacimiento de agua.

Ahora mismo, Emasa está tratando de averiguar si el agua del nacimiento es la misma que baja por calle Ferrándiz, «pero parece difícil determinarlo porque la que baja por la calle Ferrándiz ha atravesado más sustrato y puede verse modificada su composición», señalan estas fuentes.

Y en esas estamos, investigan de dónde procede, mientras la Gerencia de Urbanismo y el Distrito Centro buscan la forma de que deje de manar. No me digan que no es un enigma hidráulico en toda regla.