«Pepe es una persona que empieza a trabajar a los 14 años, llega a los 80 y sigue al pie del cañón, por eso creo que se merece este libro, porque además ha dejado estelas por todos los sitios por los que ha pasado», subraya esta semana el escritor y profesor José Martín Pinto, coautor, junto al exconcejal socialista Rafael Fuentes, del libro ‘José Sánchez Rosso. Un luchador infatigable’, que acaba de publicar Ediciones del Genal.

El libro quiere homenajear a quien durante toda su vida ha compaginado la faceta de empresario con la del servicio público a Málaga.

José Martín, amigo de Pepe Sánchez Rosso desde 1956, se encarga de casi todo el perfil biográfico, mientras que en una segunda parte, Rafael Fuentes analiza su importante aportación al Turismo de Málaga.

Pepe Sánchez Rosso nació en Cortes de la Frontera el 1 de marzo del 36. Cinco años más tarde, en 1941, fallece su padre, Leonardo Sánchez, y su madre, Francisca Rosso, para salir adelante marcha a Málaga y monta una pensión familiar en el hoy Pasaje de Chinitas.

El pequeño estudió en las escuelas anejas a la Escuela de Magisterio, y más tarde en el Colegio de San Fernando, en la calle Ancla. Su infancia, recuerda, era la de una Málaga en plena posguerra sin apenas coches.

«Nacimos antes de tiempo», comenta el empresario malagueño. Quizás por eso, el libro sobre su trayectoria tiene el subtítulo ‘Nos hicimos hombres antes de tiempo’.

En su caso, a los 14 años, cuando dejó el colegio para ponerse a trabajar, pero como destaca, él no fue una excepción: «El objetivo de la juventud de entonces era ponerse a trabajar». Pepe Sánchez Rosso comenzó como aprendiz en la tienda de tejidos Las Américas, en la calle Mármoles, con un sueldo de 60 pesetas al mes, y más tarde pasaría a la famosa La Costa Azul de la plaza de la Constitución. En esta tienda, por cierto, decidió presentarse a enlace sindical con 21 o 22 años y más tarde sería presidente de la Sección Social del Sindicato Textil. «Me presenté a las primeras elecciones sindicales, para mí la inquietud era la justicia social», resalta. En ese papel, el joven promovió, según él mismo cuenta, «la primera manifestación en Málaga después de la Guerra y consistió en dar vueltas en la Plaza» (la actual plaza de la Constitución).

La reivindicación, con el lema ‘Fin de semana para todos’, reclamaba que el gremio textil pudiera descansar los sábados por la tarde. Lo consiguió.

En el plano empresarial, el malagueño pasaría a trabajar en Tejidos Mayerling, en la calle Larios y, próximo a los 30 años, decidió abrir su propio negocio, Tejidos Sánchez Rosso, en la vecina calle Moreno Monroy.

Muy activo en las Falanges Juveniles y en Acción Católica de la iglesia del Sagrario, su conciencia social le empujó a presentarse a concejal por el tercio sindical. Con el respaldo de todos los compromisarios, ejerció el puesto durante casi una década, de 1970 a 1979; durante siete años con el alcalde Cayetano Utrera y en la última etapa con Luis Merino. De los dos alcaldes guarda un gran recuerdo y los califica como «buena gente».

Fueron nueve años en los que, como sus compañeros de corporación, no cobró ningún sueldo. En su caso, se hizo cargo de la concejalía de Aguas, Deporte, Bomberos y ya con el alcalde Luis Merino, de la Comisión de Cultura.

De él dicen sus allegados que fue un concejal con un marcado espíritu independiente y con ganas de cambiar cosas. «Me empujaba el concepto social», subraya.

Aguas y Semana Santa

Prueba de ello fue el que eliminara el porcentaje del 20 por ciento que de las multas se llevaban los inspectores del servicio de aguas o que sustituyera las ventanillas por mesas abiertas, mucho más cercanas al público. Otro detalle que lo retrata: «Fui el único que votó en contra de que se subvencionara con un millón de pesetas la Semana Santa. Argumenté que no había un barrio de Málaga con una pista de fútbol y que darle ese dinero a la Semana Santa no era ni coherente ni justo».

También se opuso a que las Fiestas Deportivas de Invierno se centraran en atender a un grupo muy reducido de malagueños. De hecho, como explica José Martín Pinto, los dos amigos estuvieron detrás de un «escrito clandestino» de protesta, que provocó «que el Real Club Mediterráneo diera una importante subvención».

Nace la Feria del Centro

Hacia 1984, Pepe Sánchez Rosso se une a otro seis o siete comerciantes del casco antiguo para tratar de revitalizar su vida comercial. Gracias a ellos nació la Feria del Centro.

«En esos años al Centro no venía nadie, y encima El Corte Inglés hacía una feria en su puerta. Entonces acordamos que había que hacer algo para que la gente viniera, hablamos con el Colegio de Peritos para que trajera los caballos, y la idea era invitar a los clientes a una copa de vino, de Montilla, tapas... Ahí empezó todo», recuerda.

El Chinitas y el Turismo

En 1987, Pepe Sánchez Rosso, que antes había abierto frente a su tienda una zapatería y también se había convertido en agente de la propiedad inmobiliaria para aprovechar los años de bonanza, siguió atento a los cambios y decidió cerrar la tienda de tejidos y abrir, en el mismo local, sumado a otro contiguo, el Restaurante El Chinitas.

«Veía que la gente se gastaba 3.000 pesetas en comer y yo, para vender una falda, tenía que tener 25 millones de trapos. Era la evolución, el comercio evoluciona».

Bien lo sabe este empresario, que durante unos 12 años estuvo en el equipo directivo de la Cámara de Comercio. En concreto, en la Comisión de Turismo.

Como recuerda en el libro Rafael Fuentes, iniciativa de Pepe Sánchez Rosso fue organizar la primera jornada sobre ‘La identidad turística de Málaga’, en 1995, así como la constitución ese mismo año del Centro de Iniciativas Turísticas de la Ciudad de Málaga, que presidió. Tres años más tarde, el hostelero malagueño presentaría además un plan de actuación para potenciar la entonces casi simbólica actividad turística de la capital.

«En Málaga no existía entonces una reflexión sobre la industria del Turismo. Estaba incluso en duda, con Marbella, que Málaga fuera la capital de la Costa del Sol y dije: cuando se pone en duda, es que algo va a mal», destaca.

Además del resurgimiento turístico de su ciudad, Pepe ha tenido la satisfacción de ver cómo el AVE llegaba a Málaga, otra de sus grandes luchas. Por cuestión de espacio, no caben en este reportaje otras iniciativas de este admirado empresario.

La presentación de su libro hace unos días en su restaurante El Chinitas, con la asistencia del alcalde Francisco de la Torre y del exalcalde Luis Merino se convirtió, sin que él lo esperara, en un merecido homenaje durante el cual el exconcejal socialista y coautor de la biografía, Rafael Fuentes, solicitó una calle con el nombre de José Sánchez Rosso.

La presentación fue un reconocimiento a alguien que desde los 14 años ha estado luchando por una Málaga mejor.