Ya hemos visto cómo, con el proyecto de urbanización de los terrenos de Repsol, Málaga ha perdido una oportunidad de oro para contar justo entre sus dos distritos más masificados -la Cruz del Humilladero y la Carretera de Cádiz- con un bosque urbano o como mínimo, con un parque urbano que aproximadamente habría sido la mitad de grande que el Parque de María Luisa de Sevilla, que cuenta con 34 hectáreas.

Como saben, en su lugar nuestros cicateros cargos públicos han logrado en los sucesivos PGOU desde los años 80 que el parque pase de tener casi 17 hectáreas, lo que lo habría convertido en el parque urbano más grande de Málaga, a quedarse en las 6,5 actuales, por lo que ni siquiera superará al Parque del Oeste en extensión.

Y como no quedaron satisfechos con la reducción de zona verde, no encontraron un sitio mejor para colocar un parking subterráneo en toda la parcela que bajo el futuro parque, naturalmente.

Ha coincidido en el tiempo la consolidación administrativa de esta desgracia medioambiental, con la publicación por La Opinión de la reclamación para que unos jardines privados de 120 años en la calle Eugenio Sellés de Pedregalejo, los de la 'villa La Brise', sean incluidos en el raquítico Catálogo de Jardines Protegidos de Málaga, que sólo cuenta 14 en toda la ciudad.

La insistencia de la Asociación de Vecinos de Pedregalejo, que ya acudió al periódico hace unos años para pedir su protección, se sustenta, entre otros factores, en que hace dos años todos los grupos municipales aprobaron una moción de Málaga Ahora para incluirlos en el catálogo del PGOU.

La nueva petición vecinal llega en un momento en el que en este rincón de Málaga Este se está reactivando la construcción, con la aparición de nuevos bloques de viviendas, algunos de ellos en zonas hasta ahora bastante huérfanas de ellos como la calle Mariano de Cavia.

Ni que decir tiene que la aparición de bloques no lleva parejo un aumento de las zonas verdes. Todo lo contrario; por eso los jardines de La Brise están al pique de un repique de recibir en su seno, cualquier año de estos, pisos de lujo, lo que conllevaría la desaparición de la última casa de recreo con jardín de La Acacias, un importantísimo rincón para la producción de oxígeno, que es de lo que vivimos.

La publicación de la noticia en este diario hace cosa de una semana ha servido al menos para que el Área de Medio Ambiente se ponga las pilas, porque hace dos años que está pendiente un informe municipal sobre los jardines.

Por su frondosidad, por la calidad de los ejemplares y porque forman un conjunto irremplazable, a un servidor no le cabe duda de que merecen ser catalogados.

Demos un voto de confianza al Consistorio para que no se comporte de nuevo de una forma tan lamentable con el Medio Ambiente como con la parcela de Repsol.