A partir de la segunda mitad del mes de julio las perseidas comenzaron a surcar el cielo nocturno. No obstante, si hasta ahora se han podido registrar entre uno y dos eventos cada hora, el verdadero espectáculo astronómico tendrá lugar a partir de la noche de hoy, 11 de agosto, cuando esta lluvia de estrellas alcanzará su máxima actividad: "en lugares alejados de la contaminación lumínica de las grandes ciudades podrán verse hasta cincuenta perseidas por hora".

Así, las perseidas producen un en nuestra atmósfera de fragmentos de la nube de meteoroides del cometa 109P/Swift-Tuttle, y también se registran sobre la superficie de la Luna. Conforme la Tierra se va adentrando en esta nube de meteoroides que el cometa deja a su paso, el número de partículas va siendo cada vez mayor, por lo que la actividad de las perseidas aumenta.

Esta actividad alcanzará su máximo esplendor durante la noche del 11 al 12 de agosto. Sin embargo, las perseidas más débiles no se podrán ver debido a que la luna se encuentra en fase de cuarto menguante y esto, interferirá en su observación: "Si las condiciones de observación fuesen idóneas podrían llegar a verse del orden de cien estrellas fugaces por hora, pero el brillo de la Luna será uno de los factores que provocará que el número real de perseidas visibles descienda hasta unas cincuenta", apuntó José María Madiedo, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía.

Estas estrellas fugaces podrán aparecer en cualquier lugar del cielo. Al prolongar su trayectoria hacia atrás parecerán proceder de un punto situado en la constelación de Perseo, de donde procede su nombre. Este punto recibe el nombre de "radiante". Dado que la constelación de Perseo sale sobre el horizonte después de anochecer, la probabilidad de ver perseidas aumenta conforme avanza la noche y tiene su máximo cerca de la hora del amanecer.

Además, las Perseidas también impactan contra la Luna. la Luna carece de una atmósfera que la proteja, por lo que los meteoroides colisionan directamente contra el suelo lunar a más de 210.000 kilómetros por hora. Esto hace que los meteoroides y parte del suelo lunar en el que impactan se destruyan de forma brusca, formándose así un nuevo cráter.