El economista malagueño Antonio Pedraza reconoce que la situación económica para los próximos meses seguirá siendo muy complicada, sobre todo si el panorama de rebrotes de la pandemia no se ataja. La esperanza de que el verano sirviera de bálsamo para la economía se ha desvanecido y las perspectivas para lo queda de año no son optimistas. Presidente de la Comisión Financiera del Consejo de Economistas, Pedraza apuesta por prorrogar los ERTE hasta el primer trimestre de 2021, al menos en el sector turístico, y cree necesaria una política inversora por parte del Gobierno que devuelva algo de optimismo a empresas y ciudadanos.

La esperanza de que la economía arrancara en verano no se está cumpliendo, ¿cómo lo valora y qué espera del otoño?

La perspectiva, si los rebrotes no se paran, puede ser negra. El verano está siendo un fracaso por estos rebrotes y por las cuarentenas que otros países han impuesto a su regreso a los turistas que vengan a España. Las buenas expectativas que pudiera haber se han esfumado. Algunos economistas como Krugman dicen que lo peor de la crisis está por llegar, porque rebrotes está habiendo también en otros países. El PIB español ha caído mucho, sólo superado por el Reino Unido. La situación es negativa porque bajamos más que otros países europeos debido a la estructura de nuestra economía y a la importancia del sector servicios, que en Málaga representa el 85% de la economía. Por eso, la caída prevista para este año en la provincia (un 14,7% en el peor escenario) es también la más alta de Andalucía.

¿Un segundo confinamiento sería letal para la economía?

Totalmente. Creo que habrá que recurrir a otros recursos. El confinamiento ha sido la causa principal de la virulencia económica de esta crisis. El teletrabajo en España tiene además menos capacidad de funcionamiento que otros países. No estamos tan preparados de momento. Hay que recordar que el 90% de las empresas son pymes que aglutinan hasta el 70% del empleo del país, tasa por encima de la media europea. Otro tema absolutamente preocupante que afecta al trabajo es la vuelta al colegio, y lo peor es que no hay nada planificado a menos de un mes. No hay ningún planteamiento global serio al respecto y todo está al arbitrio de las comunidades.

La evolución del mercado laboral también es muy incierta.

Ya han salido muchas personas de los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) de segmentos como la industria o el comercio pero todavía quedan bastante en los mismos, sobre todo ligados al sector turístico. Desde el Consejo de Economistas creemos que lo prudente y aconsejable es que los ERTE se prorroguen si es posible hasta el primer trimestre de 2021, al menos para el turismo. Se salvaría así el invierno y se entroncaría con la Semana Santa, que arrancaría la nueva campaña.

Pero todos los sectores pedirán que se les incluya en esa prórroga.

Ya, pero el tema es que haya dinero para todo eso. Si este año superamos el 13% de déficit, y es posible que ocurra, significará que España se come lo equivalente a todas las ayudas europeas que se van a recibir a partir del año que viene. La situación es muy grave ¿De dónde sacamos ese dinero? Vamos tener un problema de liquidez impresionante que se traducirá en más deuda pública. Estamos teniendo la suerte de que el bono español está muy bajo y eso alivia, pero si hubiera unos tipos de interés normales el país no podría aguantar esos gastos corrientes de la deuda. Y todo eso resta para que quede después dinero para inversiones en los Presupuestos Generales del Estado.

¿El consumo se recuperará o nos esperan meses de baja demanda?

De bajísima demanda. El ahorro está subiendo como previsión, ante el miedo, y eso atenaza el consumo. El paro, los ERTE... Las empresas tienen además poca liquidez y un difícil acceso a la financiación. La bajada del consumo es un duro golpe en sus ingresos.

¿Peligra la viabilidad de estos pequeños negocios?

Totalmente. Una prueba palpable es ver por las calles de Málaga muchas tiendas cerradas. Eran comercios aparentemente rentables pero no han reabierto. Y la segunda fase de la crisis va a ser más fuerte. Por desgracia, con los datos que tenemos ahora mismo, creo que el año 2021 también será malo. Sólo habrá una subida del PIB si los rebrotes se controlan o si se encuentra una vacuna. Por otro lado, la política económica de España tiene que ser ahora mismo anticíclica, es decir, que combata el decrecimiento, y para eso hace falta inversión pública y privada, bajada de impuestos..., elementos que traigan optimismo. Pero el gasto ya comprometido por el Gobierno (subidas de pensiones y de sueldos de funcionaros, ingreso mínimo vital), además del abultadísimo déficit, lo hacen poco posible. Hasta ahora, los estímulos económicos han sido insuficientes por ese motivo, comparando con lo hecho por nuestros vecinos europeos.

Los proyectos de inversión privada imagino que estarán ahora mismo algo parados.

La Costa del Sol vive mucho de la inversión privada, la mayor parte extranjera. Esa inversión, efectivamente, está ahora mismo absolutamente parada debido a la desconfianza en la política fiscal del país. El turismo residencial, por ejemplo, es muy importante para Málaga y hay otros destinos, como Portugal, que están ofreciendo mucha más seguridad jurídica y fiscal a los inversores. En este sentido tenemos que dar más alicientes para que vuelva el inversor extranjero, y también para incentivar al español. En el tema de la vivienda, por cierto, los expertos coinciden en que la segunda mano puede arrojar bajadas de precio en torno al 15%, mientras que la de obra nueva, en principio, podría mantener su valor.

Los empresarios reclaman moratorias fiscales y apoyos en el acceso a la financiación. Y temen que el Gobierno decida subir aplicar una subida de impuestos que, entienden, les haría aún más complicada esta dura coyuntura.

Lo de las ayudas es algo básico, pero las que se están produciendo en España son insuficientes e inferiores a las que se están dando en otros países europeos. En algunos se dan hasta 15.000 euros por empresa de forma directa. Sólo un apoyo fiscal fuerte para las empresas podría evitar quiebras. Por otro lado, lo peor que puede pasar en estos momentos es un aumento de la fiscalidad. Una subida de impuestos sería nefasta (afectaría al consumo y la demanda interna), pero es algo que nos tememos que puede ocurrir, porque no sabemos de dónde piensa sacar el Gobierno el dinero que necesita para atender sus gastos comprometidos y su déficit. Sería importante que en todos estos asuntos hubiera acuerdos entre los partidos. Los errores y la descoordinación sanitaria, junto a la ausencia de grandes acuerdos políticos, complican la recuperación.

Pese a todo, ¿hay que ser optimista?

La esperanza es lo último que se pierde y, a pesar del sombrío panorama, es lo que nos queda.