Una pareja desayuna tranquila en la terraza de un restaurante de la calle Puerta del Mar, hasta que empiezan las discrepancias sobre una de las nuevas restricciones para hacer frente al coronavirus: la prohibición de fumar en la calle a menos de dos metros de distancia.

—Lo veo muy bien —afirma Iván.

—Yo lo entiendo, pero no me hace gracia —confiesa Tamara.

Ella es fumadora y él no. Como era de esperar, el veto al humo. La medida anunciada el pasado viernes por el ministro de Sanidad, Salvador Illa, junto a otras como el cierre del ocio nocturno o el refuerzo del control de botellones en la vía pública, ya es oficial.

Este domingo se publicó en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA) la orden para implementar en la comunidad autónoma las nuevas restricciones sanitarias. En ella se recoge que "no se podrá fumar en la vía pública o en espacios al aire libre cuando no se pueda respetar una distancia mínima interpersonal de, al menos, dos metros". Una limitación que "será aplicable también para el uso de cualquier otro dispositivo de inhalación de tabaco, pipas de agua, cachimbas o asimilados, incluidos cigarrillos electrónicos o vapeo".

¿Qué piensan los malagueños?

En los bares y calles de Málaga hay opiniones encontradas, aunque la tendencia es la siguiente: los fumadores no están de acuerdo con la medida y los no fumadores la apoyan. "Todo lo que sirva para intentar reducir la posibilidad de contagio, pues lo veo muy bien", dice Amalia. Así como ella, Miguel Ángel defiende la restricción: "Es una buena forma de prevención. Mi mujer fuma y a ella no le ha hecho mucha gracia, pero la gente va a tener que respetar el veto. No tienen más remedio".

Un hombre juguetea con un paquete rojo de cigarrillos en la terraza de un restaurante mientras espera ser atendido. "La prohibición me parece mal, porque soy fumador, pero si hay que hacerlo se hace. Es lo que toca, no queda otra. Es una medida más para luchar contra el coronavirus. La gente seguirá acudiendo a las terrazas, incluso si no pueden fumar. Hay que seguir haciendo vida", recalca.

Asimismo, Francisco Jiménez, no se opone a la prohibición a pesar de ser fumador: "Si el Gobierno cree que es bueno, pues habrá que hacer lo posible por cumplirlo". "Ahora mismo me lo estoy tomando bien, pero a lo mejor dentro de tres días estaré cabreado", bromea.

Respecto a la ocupación de las terrazas, uno de los lugares donde más se fuma, Jiménez opina que al principio habrá menos personas. "Es como cuando prohibieron fumar dentro de los establecimientos, mucha gente decía 'ya nadie va a ir a un bar', pero luego todo el mundo se acostumbra y vuelven a llenarse", señala.

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Lunes, 17 de agosto | Entrada en vigor de la prohibición de fumar en las calles

Por otra parte, Esther cree que el veto al humo no cambiará nada: "Los malagueños prefieren estar en una terraza antes que dentro de un bar, por tanto, si no se cumple la distancia mínima de dos metros la gente se levantará, se irá a fumar, y luego volverá".

Transmisión del coronavirus

Las evidencias sobre la relación entre fumar y la progresión del Covid-19 demuestran que las personas fumadoras tienen un riesgo 1,45 veces más alto de desarrollar los síntomas de una forma grave que las personas no fumadoras, según un acuerdo de la Comisión de Salud Pública. Además, en el consumo de tabaco reside otro problema: al exhalar el humo también se expulsan partículas de saliva.

El secretario general de la asociación SOS Médecins (un servicio de emergencias médicas francés), Serge Smadja, a través del Twitter de la emisora estatal francesa FranceInfo detalla el peligro de fumar en tiempos de pandemia: "Si lo que sale del aparato respiratorio del paciente (que tiene coronavirus) es lanzado a las vías respiratorias de la persona que está enfrente, existe un riesgo (de contagio)". Por ello, desde este lunes las aceras libres de humo son una realidad y, en este caso, los malagueños se ven dispuestos a cumplir la restricción, algunos con más resignación que otros.