La pandemia está impulsando el uso de los medios de transporte individuales, ya que reducen el riesgo de contagio. Entre todos ellos la bicicleta es la más económica, limpia y sostenible; y es precisamente la que ha experimentado un mayor crecimiento. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) recoge la opinión de 4.394 personas, ciclistas y no ciclistas, a través de una encuesta realizada el pasado otoño en diez capitales (Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Zaragoza, Málaga, Murcia, Palma, Las Palmas y Bilbao); y que se completa con los datos de infraestructuras recogidos en colaboración con Datadista.

Según esta encuesta, los malagueños apenas disfrutan de 0,4 km de carril bici por cada 10 kilómetros de vía pública abierta al tráfico. Una ratio casi cuatro veces inferior a la de ciudades como Bilbao, Sevilla, Valencia o Barcelona y significativamente menor que la de Zaragoza y Palma. Su sistema de préstamo municipal de bicis tiene la ratio es la más baja de las ciudades analizadas (siete bicis por cada 10.000 habitantes). Y los resultados sobre sistemas de aparcamiento seguro no son mucho mejores.

La escasez de infraestructuras ciclistas se refleja a su vez en la encuesta de satisfacción de sus vecinos: los malagueños dan un poco más que aceptable, de 62 sobre 100, a las condiciones para montar en bicicleta en su ciudad. Aunque también valoran el esfuerzo realizado por el Ayuntamiento en los últimos cinco años. Y más allá de la falta de infraestructuras, apuntan otros aspectos mejorables, como la intermodalidad con el transporte público o el tráfico en las calles.

En lo que se refiere al uso de la bicicleta, un 22% de los residentes que participaron en la encuesta cogen la bici al menos una vez por semana; y de ellos un 5,7% la usan casi todos los días. Con todos estos datos, la OCU considera que el Ayuntamiento de Málaga debe seguir promoviendo el uso de la bici como un medio de transporte limpio, barato y sostenible, que además reduce el riesgo de contagio por coronavirus.