La generación del final del siglo XX es una generación que todavía sueña con un futuro prometedor, donde se brinden oportunidades de trabajo y sobre todo, experiencia. Una generación que ha pasado por dos crisis diferentes. Primero, en 2008 se avecinó una crisis económica que sacudió al país dejándolo con un porcentaje altísimo de paro. Una crisis económica que causó el despido de muchísimos trabajadores y donde las oportunidades de encontrar trabajo eran cada vez más escasas. Y aunque las altas esferas, posiblemente se salvaron, con la crisis actual, nadie se salva. El Covid-19 no entiende de clases, entiende de personas bien protegidas o personas no protegidas. Y los que se salvan de él son verdaderos afortunados.

Los jóvenes son uno de los sectores más afectados por la crisis sanitaria, puesto que, aunque esto no salga todos los días en televisión, el panorama laboral al que se enfrentan es devastador.

Ante un futuro incierto, Carmen Ponferrada, técnica de nómina, admite que aunque ahora todo vaya a ser más duro, esto es algo que ya sabíamos: «A mí me da la sensación de que nuestra generación ha nacido dando por sentado que todo iba a ser más lento; el hecho de encontrar un trabajo, la posibilidad de ganar experiencia, y ahora, si le sumamos esto, está claro que la situación que vivimos solo ha hecho empeorar las cosas». «Yo he llegado a pensar: soy joven, se las pocas posibilidades que tengo y ahora sé que con esta situación voy a tener un futuro muy negro, pero no veo que nuesta generación esté dispuesta aguantar mantas y carretas».

Además, Carmen añade que el Covid-19 le ha servido para valorar más si cabe «la importancia de coger experiencia y el simple hecho de poder estar trabajando en algo de lo que he estudiado». Un consejo que Carmen da al resto de los jóvenes es que no se centren solo en ganar dinero, puesto que para ella hay cosas más valiosas: «tener un trabajo es como si te hubiese tocado la lotería, no solo hay que estar pensando en ganar dinero porque eso es pan para hoy y hambre para mañana; y con lo incierto que está el futuro, esa no es la mentalidad que tenemos que coger los jóvenes».

Por otro lado, Ana Ramos hace menos de una semana que se fue a Irlanda en busca de trabajo porque en España lo ve todo mucho más difícil: «El hecho de que España haya sido uno de los países más afectados por la pandemia me hizo plantearme el irme fuera a trabajar, y también a aprovechar para mejorar mi inglés, algo fundamental hoy en día en la Costa del Sol. En Irlanda las condiciones laborales son buenas, y el trabajo está muy bien remunerado». «Para mí es muy difícil tener que venir sola a otro país y dejar a mi familia, amigos y pareja allí. Sin embargo, viendo la situación de España, y contando con que yo llevaba meses en paro, dije: o me voy ahora, o me arrepentiré luego».

Marta López, estudiante del último curso de Comunicación Audiovisual, señala que si su carrera ya de por sí es complicada en el futuro, ahora, lo es mucho más: «Mi carrera ya de por sí era complicada, el mundo de la comunicación es muy complejo y hay que luchar mucho. En mi caso quería hacer un máster, pero claro en mitad de una pandemia y con lo que cuestan, no me merece la pena, sobre todo si es online porque lo que yo he estudiado requiere presencialidad sí o sí».

Gonzalo Martín, estudiante de oposiciones, ve esta opción como algo seguro y de lo más sensato viendo los tiempos que corren: «A largo plazo y viendo cómo van las cosas, creo que es de las mejores opciones. Tener un trabajo fijo actualmente es una garantía de vida y la verdad que creo que me va a ir bien, aunque sé que es difícil».

«Antiguamente nadie quería ser funcionario y hoy todo el mundo quiere serlo. Por eso yo me planteo que nunca hay que pensar solo en el hoy, porque el futuro lo tenemos ahí, y hay que debatirlo e imaginarlo para que luego salga como esperamos, aunque esto sea difícil», concluye Gonzalo.

Pablo Pérez no se muestra optimista. Su sueño siempre ha sido ser empresario, pero ahora siente que las circunstancias son diferentes «ahora mismo los que tenemos sueños de emprender lo tenemos difícil, el mercado no está para eso, tienes que tener mucho dinero y sobre todo mucha suerte». Además, Pablo añade que antes de emprender nuevos proyectos es importante que las personas que ya los tenían pueda seguir: «muchos están fracasando debido a la crisis del Covid-19. Si hay proyectos, empresas y negocios que iban bien y ahora, se están tambaleando, ¿habrá sitio para nuevos?».

No obstante, Pablo afirma que no piensa rendirse: «las circunstancias son más difíciles, por eso ahora tenemos que luchar más que nunca sin rendirnos».

El futuro más inmediato

Como consecuencia de la primera crisis económica y a raíz de la segunda, los jóvenes tienen muchas más dificultades a la hora de hacer su propio camino. Además, la edad media para independizarse en España ha subido a los veintinueve años.

Ana Ramos describe su situación actual: «Yo llevo viviendo sola desde los dieciocho años, y es la primera vez que vuelvo a casa de mis padres, ya que no puedo permitirme todos los gastos que conllevan la independencia, esto también es duro».

«El coronavirus me ha ayudado a darme cuenta de que tengo que pensar en ese futuro tan negro que hoy en día hay para los jóvenes, ya no solo profesionalmente sino también para la vida personal. Independizarse hoy en día es mucho más difícil. Lo cara que está la vida para lo que se nos permite ganar», explica Carmen.

Gonzalo y Marta ven la opción de independizarse como algo lejano: «Algún día llegará, pero ahora lo tenemos muy difícil».

Pablo, que comparte piso, subraya que vivir solo es algo que le encantaría, pero que no puede permitirse: «Ojalá algún día», sueña en voz alta.