Los resultados de la Encuesta de Población Activa (EPA), realizada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), del segundo trimestre de 2020 siguen acusando las consecuencias de la pandemia. El número de ocupados ha disminuido en 1.074.000 personas con respecto al trimestre anterior (un -5,46%) y se sitúa en 18.607.200, sin tener en cuenta a los sometidos a un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE). Por consiguiente, la tasa de paro ha aumentado en 55.000 personas y registra un 15,33%.

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Este incremento del desempleo se debe en gran parte al cierre de empresas a causa del confinamiento, lo que ha afectado especialmente a la población femenina. Por sexo, el empleo ha disminuido este trimestre en 527.800 hombres y en 546.200 mujeres.

La secretaria de Empleo y Formación de Comisiones Obreras en Málaga, Patricia Laguna, señala que hay que tener en cuenta los sectores en los que se han producido los ERTE y la destrucción de empleo. «Las limpiadoras son un ejemplo de ello. ¿Qué han hecho muchas familias? Pues han suprimido los servicios porque a lo mejor tenían personas mayores y les daba miedo que alguien fuera a sus casas. Otro ejemplo es la hostelería. Son sectores muy feminizados, por lo que hay un mayor impacto para las mujeres», apunta.

La empresa Interdomicilio situada en Málaga, que ofrece multiservicios para el hogar y cuya plantilla está compuesta por cerca de un 70% de mujeres, confirma esta situación. Su gerente, José Carlos Sicilia, describe el panorama que se ha dibujado en los últimos meses: «Sí que hubo despidos. Ahora estamos retomando la actividad, pero todo el servicio que ofrecemos se ha visto mermado debido a la pandemia, ya que muchas personas mayores tenían miedo de que fueran a limpiar sus casas. Muchos también se han quedado en ERTE y no podían contratar los servicios. Además, el trabajo para otras empresas como las de alquiler vacacional también se ha reducido muchísimo».

Según los datos arrojados por la Encuesta de Población Activa, la ocupación ha descendido este segundo trimestre en todos los sectores: servicios (-816.900), industria (-127.000), construcción (-108.700), y agricultura (-21.400).

En este sentido, el secretario general de FeSMC-UGT Málaga, Antonio Solano Bonilla, explica que la mano de obra femenina se concentra principalmente en el sector servicios, que ha sido el más afectado por la pandemia. «Los efectos de la crisis del coronavirus han tenido una mayor contundencia en el comercio y en el turismo, por lo que la restauración y la hostelería se han venido abajo», añade.

En opinión de Solano Bonilla, hay muy pocas mujeres en el sector industrial y en el de la construcción, que son de los más estables. Respecto a ello, Laguna comenta que los datos reflejan que los puestos que ocupan las mujeres suelen ser de menor valor añadido, por ejemplo, son empleadas de hogar o trabajan en la restauración. «Además, aún sin crisis, los hombres suelen recuperar antes los empleos, lo que se debe en parte a que las mujeres muchas veces también se encargan de las tareas domésticas. Así que si no compensa económicamente trabajar fuera al final se quedan en el hogar», agrega.

La formación no es el problema

La ocupación de trabajos menos cualificados no se debe a que la población femenina tenga menos formación. Por el contrario. Según el vicerrector de Innovación Social y Emprendimiento de la Universidad de Málaga, Rafael Ventura, las mujeres representan la mayor parte de los matriculados en estudios de grado. En concreto, conforman el 60% del alumnado.

En cuanto al teletrabajo, Ventura sostiene que no es el problema, sino las posibilidades de poder asumirlo. Muchas personas no han podido realizar sus labores desde el domicilio, lo que ha derivado en muchos despidos y ERTE. Por otro lado, hay empresas que han logrado acercar el trabajo a sus empleados a través de puntos remotos. Es el caso de las agencias de telemarketing, un sector también muy feminizado, tal y como destacan Patricia Laguna y Antonio Solano.