Poder teletrabajar desde un pago aislado en pleno Parque Natural de la Sierra de las Nieves, en el corazón del Valle del Genal o en las cercanías de cualquiera de los pintorescos pueblecitos de la Alta Axarquía, a las faldas de La Maroma. Lo que hace décadas prácticamente era un sueño para la mayoría de los mortales, el confinamiento ha permitido hacerlo realidad. Además, muchas familias han optado por asentarse en estas localidades de la Málaga vaciada, en la búsqueda de territorios poco masificados hasta los que no ha llegado o apenas ha podido dejarse ver hasta ahora la enfermedad del Covid-19.

Alcaldes de pequeños pueblos serranos como Jubrique, con hasta un 7% de incremento en el padrón municipal durante este año; Cómpeta, con hasta un centenar de nuevos residentes; o Yunquera, que acaba de superar el listón de los 3.000 habitantes tras invertirse la tendencia de la despoblación, atestiguan el aluvión de peticiones de empadronamiento en esa parte de la provincia que menos ha sufrido hasta el momento los efectos de la pandemia.

La alcaldesa de Benaoján, Soraya García Mesa (PSOE), subraya que desde que se decretó el Estado de Alarma se han contabilizado 32 nuevas altas en su municipio, de las que sólo cinco son por nacimientos. Hasta 16 mujeres y 11 hombres aparecen como recién inscritos, «una cifra alta en comparación a años anteriores en el mismo periodo. Estamos esperando, además, a que aumenten aún más en cuanto contemos con la puesta en marcha de una nueva conexión a internet mediante fibra óptica, que será en breve», argumenta la propia regidora.

Hay términos como el de Alfarnatejo, en los denominados Pirineos de la Axarquía, donde el reflejo en el padrón va muy por debajo de la realidad en el día a día. «Tenemos a vecinos que tienen en muestro pueblo sus segundas residencias. Muchos decidieron pasar el confinamiento en ellas y en los meses de verano han seguido aquí, no se han vuelto a sus ciudades de origen», expresa el regidor de este municipio, el también socialista Daniel Benítez.

Muchas visitas para no volver

En otros pueblos de la Málaga que durante décadas no ha dejado de perder población, las casas rurales han completado todo el periodo estival al 100% de ocupación. Son también casos que en ocasiones no aparecen todavía contabilizados. Algunos han llegado para no volver, «aunque de momento no han dado el paso de inscribirse», según indica el teniente de alcalde de El Valdés (Moclinejo), Alfonso Jesús de la Torre.

Determinados términos también han aumentado su padrón, en plena crisis sanitaria, por la incorporación de personas que se dedican a tiempo completo a la atención de mayores dependientes. Es el caso de Almáchar, dentro de la zona productora de la típica pasa malagueña y en pleno corazón de la Axarquía, como sostiene la edil de Mayores, Cultura, Fiestas, Juventud y Agricultura, Rocío Reyes (PSOE). «Incluso hemos recibido en estos meses a emigrantes que han regresado de ciudades como Baracaldo o Cornellá de Llobregat, que durante el pasado siglo acogieron a muchos vecinos de nuestro municipio», finaliza.

El también socialista Francisco Javier Anet, regidor de Arriate, señala que su pueblo lo ha elegido por la tranquilidad y la disponibilidad de fibra óptica un importante cupo de teletrabajadores que, al menos por ahora, tampoco reflejó su nueva residencia en el padrón municipal. No obstante, con la seguridad que entraña vivir lejos de las grandes urbes, este alcalde confía en que pronto se generen cambios positivos en el número de habitantes de un municipio que, además, acaba de estrenar variante a su casco histórico.

Otros ejemplos significativos

Si en El Burgo se han dado de alta 40 personas, en la vecina Ardales, el incremento se sitúa en un total de 43 habitantes, según su regidor, Juan Alberto Naranjo (Adelante). Alega que además de la situación, lejos de grandes ciudades, el nuevo habitante remarca la cercanía al Caminito del Rey y oportunidades como planes de empleo o bolsas de trabajo, además de una eficaz atención sanitaria. Así lo pone de manifiesto también el alcalde de Comares, Manuel Robles (PP), satisfecho de que sin contagios se ha disparado la llegada de nuevos empadronados en su término.

Con 100 vecinos «recién inscritos» en el Ayuntamiento, el regidor de Cómpeta, Obdulio Pérez (PP), se muestra casi tan exultante como su homólogo en Jubrique, Alberto Benítez (PSOE), y ese 7% de incremento en su localidad serrana: «En parte la subida es debida a la emigración de personas que vuelven al pueblo y reivindican todo lo positivo que tiene vivir en nuestros municipios, con esos atributos como la tranquilidad, la paz, lo natural, la vuelta al origen, a lo de siempre, sin aditivos, lo tradicional, la seguridad, la vida en familia, es decir la buena vida».

Valorar cada detalle, huir de las prisas o conectar con la gente, en definitiva sentir, son otros de esos argumentos que algunos vecinos recién aterrizados escriben a través de las redes sociales para expresar lo que es empadronarse en pleno Valle del Genal.

A no demasiada distancia, pero en la Sierra de las Nieves, el alcalde de Yunquera, José Antonio Víquez, contabiliza 23 nuevos vecinos: «De la tendencia clara a la baja, se nota de forma notable la repoblación», matiza en este sentido. Su homólogo en el municipio axárquico de Periana, Rafael Torrubia (PSOE), también ha palpado el regreso de muchas familias y la creciente adquisición o reforma de viviendas. Y de forma rotundo argumenta: «Estamos ante una gran oportunidad para todo el interior de nuestra provincia.