Fue una medida impopular pero tal vez necesaria, a decir de los expertos. La Junta de Andalucía decretó que, desde el pasado miércoles, 15 de julio, todos los habitantes de la comunidad debían ir ataviados con una mascarilla para evitar una infección de Covid-19, una vez que se constató que, en numerosas ocasiones no se la ponían ni siquiera cuando no podían respetar la distancia mínima interpersonal de seguridad, es decir, metro y medio. Pero lo cierto es que, pese a su obligatoriedad, hay quien prescinde de una prenda esencial en estos días si se quiere continuar viviendo con salud y ayudando a no propagar esta enfermedad que, en según qué tramos de edad, puede llegar a ser mortal. Así, la Policía Local y la Policía Nacional han interpuesto entre el 15 de julio, primer día de la medida, y el pasado domingo, 13 de septiembre, último dato conocido, una media diaria de 162,7 denuncias a malagueños por no llevar puesta la correspondiente mascarilla.

Los datos no dejan lugar a dudas: la Policía Local ha multado en esos 61 días, dos meses prácticamente, a 8.436 personas por no llevar mascarilla, mientras que la Policía Nacional ha hecho lo propio con 1.494 malagueños. El total es el de 9.930 personas multadas por no ponerse esta prenda. Por semanas, los datos cosechados por la Policía Local son los siguientes: en la primera se interpusieron 938 denuncias, 1.160 en la segunda, 892 y 818 en la tercera y la cuarta, respectivamente; 823 en la quinta, 1.167 denuncias en la sexta (casi tanto como todas las multas impuestas en esos dos meses por la Policía Nacional), 779 en la séptima semana, 934 multas en la octava y 925 en la quinta.

Cabe recordar que sólo en los dos primeros días de vigencia de la prohibición la Policía Local impuso 314 denuncias. Según el edil de Seguridad, Avelino Barrionuevo, la Policía Local también ha hecho una gran labor pedagógica y de prevención. Las cosas no han sido fáciles para los agentes, ya que estos incluso han debido realizar detenciones a personas que persistían en su negativa a usar la mascarilla o han sido, incluso, insultados por las personas a las que han denunciado o multado.

La Junta decidió hacer obligatoria la mascarilla tanto en espacios abiertos como cerrados, de modo que el incumplimiento conlleva una multa de 100 euros.

El consejero de Presidencia, Elías Bendodo, insistió poco antes del día de entrada en vigor en que la mascarilla es obligatoria independientemente de que no se pueda respetar la distancia mínima de seguridad personal. «La mascarilla tiene que ser un atuendo más, tenemos que usarla todo el día, en todo momento», dijo el también portavoz del Gobierno andaluz, que explicó a los andaluces que debían llevarla salvo circunstancias que lo impidan como comer o beber, o bañarse en el mar. Sí ha debido usarse, de hecho, en paseos, playas o piscinas, cuando la situación lo permitiera; eso sí, no ha sido obligatoria mientras los andaluces han ido a la playa este verano y no se han movido de la toalla.

La obligación de uso de la mascarilla no es exigible a las personas que presenten algún tipo de enfermedad o dificultad respiratoria que pueda verse agravada por el uso de la misma. Tampoco para aquellas personas que por su situación de discapacidad o dependencia no dispongan de autonomía para quitarse la mascarilla, o bien presenten alteraciones de conducta que hagan inviable su uso.

En el caso del ejercicio de deporte individual al aire libre tampoco es exigible su uso, ni en los supuestos de fuerza mayor o situación de necesidad o cuando, por la propia naturaleza de las actividades, la utilización de la mascarilla resulte incompatible, con arreglo a las indicaciones de las autoridades sanitarias.

La situación a la que han de hacer frente los policías, en general, y los agentes locales, en particular, queda patente en episodios como los que se conocieron el pasado miércoles: la Policía Local detuvo a dos hombres y una mujer en tres actuaciones diferenciadas en las que el nexo común es que en los tres casos se negaban a ponerse la mascarilla obligatoria y desobedecían gravemente a los agentes.

Dos de las detenciones se produjeron en el mismo día, concretamente el pasado martes 8 de septiembre. La primera de ellas tuvo lugar sobre las 12:45 horas en el paseo marítimo Ciudad de Melilla, donde una dotación de agentes que prestaban su servicio en bicicleta policial escuchó gritos de una mujer y, al mismo tiempo, varios ciudadanos les indicaban que esta iba vociferando e increpando a los viandantes sin llevar puesta la mascarilla obligatoria. Los policías locales se dirigieron hacia la misma, indicándole la obligatoriedad de usar mascarilla e incluso ofreciéndose a facilitarle una, la cual les manifestó: «Ni tengo, ni me la voy a poner. Todo esto es una mentira», negándose repetidamente y encarándose con los agentes acercándose a sus rostros y gritándoles sin cumplir las mínimas medidas normativas de distanciamiento social.

El segundo suceso tuvo lugar sobre las 17:15 horas de la tarde en la calle Fernando Camino, cuando policías locales fueron requeridos con motivo de la presencia de un hombre que se encontraba molestando en la puerta de un supermercado sin llevar mascarilla. Una vez personados los agentes, el individuo se negó a colaborar, mostrándose en todo momento hostil, informó el Ayuntamiento.