Para quienes viven del turismo, ya es -prácticamente- invierno. El sector turístico encara la temporada baja más larga que se recuerda. El 'miedo' se hace patente cuando sus profesionales miran al complejo horizonte que se avecina en los meses venideros. La incertidumbre convive con las múltiples señales que reiteran los estragos del coronavirus. Sin ir más lejos, a la actualidad se han asomado el cierre masivo de hoteles, la sintomática reducción de espacios en el aeropuerto de Málaga o medidas como la que la Junta de Andalucía para, al mismo tiempo, insuflarle algo de oxígeno a un segmento tan maltrecho como las agencias de viajes.

El sector hotelero tiene clara cuál es la principal causa de la debacle que se avecina y reitera «que el problema es el que es, un problema tan extremadamente grave como el de no poder contar con el cliente internacional, que es el que nos da el sustento el invierno junto a las escapadas o los puentes del turismo nacional».

En estos términos se expresó el vicepresidente de la Asociación de Empresarios Hoteleros de la Costa del Sol (Aehcos, quien esbozó que la situación actual de los alojamientos «se traduce en que el empresario no puede aguantar durante mucho tiempo las pérdidas y, por ende, se ve obligado a cerrar».

A su juicio, son necesarias medidas por parte del Gobierno central como el mantenimiento de los ERTE hasta mediados del año 2021: «Se van a necesitar y ya veremos cuando vuelve a ser rentable la actividad».

A la hora de buscar posibles soluciones, Camacho explicó que a los hoteleros costasoleños les gusta mucho «la idea que se ha propuesto en Canarias para realizar test en origen y en destino, test de saliva estilo 'predictor' que en 10 minutos te da respuestas con una fiabilidad muy alta».

«Estaría bien que se pudiera establecer este corredor que se va a hacer en Tenerife por medio de estos test y, si a la salida tenemos a un turista positivo, ya se verán las formas en las que se puede mantener a los turistas durante la cuarentena; así, todo el mundo vendría con un negativo claro y a la vuelta todo el mundo sabría si es positivo o negativo», expuso Camacho.

El vicepresidente de Aehcos reiteró que «todo esto se está viviendo con muchísima incertidumbre y con expectación para ver los movimientos del Gobierno y de si somos capaces de seguir atrayendo al turismo; va a seguir gente viajando por trabajo o negocios y van a tener que seguir alojándose y esperamos que también venga la gente de fin de semana, pero lo vemos todo con mucha preocupación», afirmó Camacho.

El cierre masivo de alojamientos que habían abierto en julio, o que nunca habían sido clausurados en temporada baja, ya fue advertido a finales de agosto por el presidente del Consejo de Turismo de la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA), Miguel Sánchez. Precisamente, el propietario de la cadena MS Hoteles no ha permanecido ajeno a las decisiones que provoca la pandemia y ha cerrado recientemente dos de sus establecimientos en el litoral costasoleño.

A juicio del empresario hotelero, lo más difícil será la travesía del desierto que se llevará a cabo en el invierno, justo antes de que en primavera empiece a levantar el vuelo progresivamente la actividad con el regreso de los turistas europeos: «En la costa, sobre todo para los hoteles que tienen unos años y con una plantilla alta y fija que te impide cerrar en invierno, la estacionalidad es algo que te hace pasarlo mal pero, de alguna forma, ingresabas y, por lo menos, podías hacer frente a los gastos generales de este modo; pero esto es muchísimo más difícil porque las empresas cerradas también tienen unos gastos tremendos y, sin ingresos, va a ser muchísimo más grave tener que cerrar los hoteles por este motivo que soportar la estacionalidad que teníamos en nuestra comunidad.

Miguel Sánchez incidió en que «para toda la industria turística, para la hostelería también, el invierno solía ser duro, pero ahora va ser mucho más duro para todos». «Muchas empresas hoteleras vamos a estar un año sin ingresar ni un euro y necesitaremos una liquidez que debería llegar a través de las administraciones públicas, esta es la realidad a la que se enfrentan la mayoría de los hoteles de sol y playa; cada uno dependerá de la situación financiera que tenga, pero ahora tenemos que luchar y centrarnos, básicamente, en no perder las empresas», indicó Sánchez.

La situación actual también tiene «muy preocupado» al sector de la hostelería, que intuye el retroceso de todo lo que se había avanzado contra la estacionalidad invernal, gracias al turismo, en puntos concretos como el centro histórico de la capital malagueña.

A este respecto, el presidente de la Asociación de Hosteleros de Málaga (Mahos), Javier Frutos, admitió que, de algún modo, se ha producido un anticipo de la temporada baja y ya se está sintiendo la notable bajada de la facturación que, en otras ocasiones, tenía lugar durante los meses de noviembre y enero, especialmente, en bares y restaurantes. «La ausencia de turistas no es la única causa, también se nota mucho que la gente está teletrabajando y no se queda a comer cerca de sus lugares de trabajo», dijo Frutos.