«Le echamos muchas horas en nuestro tiempo libre. Los días de descanso o si estábamos de vacaciones echábamos el día entero», recuerda esta semana Antonio Fernández, conductor jubilado de la EMT.

Antonio, junto a su compañero José Ramón Rodríguez, están subidos al tranvía de las antiguas cocheras de Pedregalejo para inspeccionar su estado. El pasado martes, día 22, se cumplieron diez años desde que estos dos trabajadores de la EMT presentaran en la Plaza de la Marina la restauración del último tranvía de Málaga.

Esta unidad, la número 63, fue una de las 35 realizadas en 1905 en Charleroi, Bélgica, para la ciudad de Málaga y no una de las dos construidas en nuestra ciudad, en 1923, con material sobrante de las anteriores, como se creía, informa José Ramón Rodríguez, cofundador con Antonio Fernández de Tran-Bus, la asociación malagueña que restaura y recupera autobuses y tranvías.

Como explica José Ramón, «este tranvía lo llevaron a Almería para el rodaje de la película 'Lawrence de Arabia', que es cuando lo pintaron de amarillo. A la vuelta a Málaga ya se habían retirado los tranvías de la circulación (fue el último día de 1961) y se quedó almacenado en las cocheras de La Malagueta y luego en las de Pedregalejo».

En diciembre de 1967, por cierto, un particular ofreció 5.000 pesetas por él, pero el consejo de administración denegó la venta, «porque ese año, algo que no era habitual, la empresa tuvo beneficios», explica José Ramón Rodríguez, que además es presidente de Tran-Bus.

En 1982, el alcalde Pedro Aparicio consultó al entonces gerente de la EMT si la empresa tenía algún elemento para la nueva plaza del Morlaco, en el paseo marítimo, y fue cuando el tranvía, arrumbado en las cocheras de Pedregalejo, fue restaurado en los talleres municipales de El Duende para instalarlo en El Morlaco el 23 de diciembre de 1983.

«En 2007, durante una Feria de Málaga, se lo pedimos al alcalde porque ya estaba muy deteriorado», cuenta. El tranvía fue retirado en noviembre de 2008 y enviado a las instalaciones de la EMT, en el Camino de San Rafael, donde en 2009 tuvo que soportar el famoso tornado.

Como recuerda Antonio Fernández, montaron una gran estructura metálica para albergarlo hecha de farolas inservibles. «Al tranvía lo dejamos en los chasis y en los hierros porque el resto estaba en muy mal estado. Tenía un grueso enorme de óxido. Para quitarlo compramos una máquina que echaba agua y virutas de cobre», detalla.

Además de estos dos conductores de la EMT, se sumaron al equipo Cristóbal Salazar, maestro carpintero y Antonio Sánchez Godoy, maestro carrocero. Por cierto que no sólo el Ayuntamiento puso dinero para recuperar el tranvía, también Tran-Bus, que aportó 8.000 euros.

Un detalle importante es que aprovecharon la restauración para eliminar el amarillo de 'Lawrence de Arabia' y pintarlo de azul y blanco, los colores que lució el número 63 a partir de 1949, cuando el Ayuntamiento se hizo cargo del servicio de tranvías.

En la actualidad, subrayan, el último tranvía de Málaga necesita un pequeño mantenimiento, pasados diez años. «Le hace falta una buena mano de limpieza y de pintura», cuenta José Ramón Rodríguez, mientras que Antonio Fernández detalla que la madera necesita un barnizado. Los dos calculan que si el trabajo pudiera hacerse en la EMT, al mes estaría de vuelta en Pedregalejo.

Museo del Transporte

La recuperación de este transporte histórico es un aliciente más para que Tran-Bus siga aspirando a que Málaga tenga un Museo del Transporte Urbano, que a juicio del presidente sería «el primero de Andalucía y el segundo de España, tras el de Madrid, al que no tenemos nada que envidiarle y además con coste cero».

José Ramón Rodríguez recuerda que Tran-Bus cuenta con 25 autobuses, cuatro de ellos matriculados con vehículos históricos, y que unos 10 o 14 podrían exponerse en una pérgola abierta de unos 500 y 600 m2, junto con piezas históricas y herramientas. «Sólo nos falta que nos apoyen».