María Dolores López Marfil es abogada colegiada desde 1988 y su despacho es el Bufete López Ceres. Es abogada generalista, con especial atención a Derecho Matrimonial, Civil y Penal. Ha pertenecido en su ya amplia trayectoria a las comisiones Mujer y Derecho, del Turno de Oficio y la que creó los estatutos colegiales. Asimismo, ha sido delegada-presidente del Colegio de Abogados en el partido judicial de Fuengirola (03/09), diputada primera entre 2012 y 2015 y presidenta, en esa etapa, de la Comisión de Relaciones con la Administración de Justicia. Es profesora del Máster en Abogacía (en el módulo de Civil) y profesora honoraria de la Facultad de Derecho (Derecho Procesal), además de ser una ponente, conferenciante y una demandada congresista.

¿Por qué ha decidido presentarse a decana?

Por varias razones: en primer lugar, para hacer realidad un proyecto; en segundo lugar, porque creo que existe una forma muy distinta de gestionar nuestro Colegio de como se ha hecho hasta ahora, y el equipo que hemos formado va a estar a la altura; y sobre todo, por honrar la memoria de mi padre, Antonio López Ceres, que era letrado y fue mi maestro. Creo que llegar a ser la primera mujer decana del Ilustre Colegio de Abogados de Málaga sería, aparte de marcar un hito en la Abogacía Malagueña, la culminación de mi carrera como letrada.

Esboce, por favor, sus tres principales propuestas...

Es difícil precisar tres, ya que en nuestro programa están todas detalladas desde hace meses, pero podríamos destacar tres importantes: la primera es que los colegiados son lo primero, y ello con democracia, claridad y transparencia. Desde que presentamos nuestra candidatura, nos hemos distinguido por ello: presentamos nuestro equipo completo, publicamos nuestro programa y hemos respondido a todos los compañeros que nos han planteado alguna duda o nos han hecho cualquier aportación. En segundo lugar, la racionalización económica. El Colegio de Abogados de Málaga es el quinto colegio a nivel nacional en número de colegiados, y necesita gestionarse optimizando sus recursos, de forma que algunas de las partidas deben eliminarse y otras deben aumentarse, para mayor beneficio de la colegiación. En tercer lugar, la defensa del Turno de Oficio. A los compañeros que desempeñan esta función se nos paga poco, tarde y mal. Nos vemos obligados a justificar cualquier cosa que se nos exige por la Junta de Andalucía, cuando nuestra función es llevar a cabo la defensa de los clientes que se nos asignan y no rellenar montañas de papeles para que luego nos salgan diciendo que falta una tontería, para evitar abonar el trabajo que ya se ha realizado.

¿Qué situación tiene el Turno de Oficio y qué debe hacerse para mejorarlo?

El Turno de Oficio sufre en toda España un abuso por parte de los poderes públicos y en perjuicio claro de los abogados que lo prestamos. No puede tolerarse que un abogado de oficio en Andalucía cobre algunas guardias de 24 horas a dos euros la hora. Y ante esto y otros múltiples abusos, no basta con decir que está muy mal, sino que hay que pasar a la acción, reclamar nuestros derechos con educación, pero con firmeza y plantarse si hace falta ante las administraciones, en este caso la andaluza, y solicitar la remuneración digna que merecemos por el trabajo esencial que desarrollamos. Hay que considerar al abogado de oficio, y durante el desempeño de esa función, como autoridad, para que no se vea expuesto a los ataques de clientes que no respetan su trabajo. Simplificar todas las tareas burocráticas que la Administración ha ido imponiendo a los colegios de abogados, exigiendo que ese trabajo administrativo de control no recaiga en los propios colegiados. A veces, cuando se perpetúan los cargos, el síndrome de Estocolmo afecta a la defensa de los intereses del colectivo. Por eso es necesario un cambio que nosotros creemos representar.

¿Qué medidas implementará para ayudar a los abogados a hacer frente a esta crisis?

Intentaremos reducir los gastos de cuotas colegiales, pero antes debemos conocer la situación económica real de nuestro Colegio, porque prometer sin saber es aventurarse mucho y queremos ser sobre todo realistas y que nuestras propuestas no queden en agua de borrajas. En cuanto a las ayudas de Fondo social, para paliar la crisis, crearemos un proceso sencillo y rápido, sin incidir en la privacidad de los solicitantes para que puedan acceder a las mismas. En nuestro colectivo se dan afiliaciones a distintas mutualidades y a la Seguridad Social, por lo que tendremos que negociar una mejora en las coberturas que actualmente existen. Podremos, si nuestra tesorería lo permite, adelantar lo generado en el servicio de guardias y turnos de oficio a nuestros colegiados, y si no lo permite, negociar el pago, sin intereses, con las entidades bancarias. Dotaremos de las herramientas necesarias para proteger a los colegiados en su vida profesional, abriendo nuestras sedes, con cumplimiento estricto de los protocolos sanitarios, y que no se vean obligados a estar expuestos al contagio, tal y como sucede actualmente, cuando nos hacen esperar fuera de los juzgados, apelotonados con los justiciables y demás personal concurrente a los juicios o cuando nos encontramos en los bancos de los pasillos de la ciudad judicial de Teatinos, porque no tenemos un lugar propio donde poder repasar nuestros asuntos.

¿Cómo está la Justicia en Málaga y cómo pueden ayudar a mejorarla los abogados?

La situación de la Justicia es caótica. Los abogados estamos a disposición de la Administración para colaborar en todo lo que podamos aportar. Somos los primeros interesados en que funcione bien y el servicio a los ciudadanos sea el mejor. Pero todo pasa por invertir dinero y escuchar siempre lo que tienen que decir los colegios de abogados. En España, y Andalucía en particular, se toman medidas para «mejorar» la Justicia que jamás tomaría un abogado de a pie como somos nosotros, y que conocemos la realidad de los juzgados. Por eso, la simple implementación del expediente digital, la reordenación del trabajo funcionarial en los juzgados, la toma de decisiones prácticas (como así ha demostrado la crisis de la Covid-19, que ha hecho posible actuaciones que antes eran negadas por los órganos judiciales), y algunas regulaciones legales como la reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal que está en estudio, podrían ayudar a conducir la Justicia en el siglo XXI.

¿A qué retos se enfrenta hoy la abogacía profesional?

Creo que al principal reto que nos enfrentamos es a la innovación, a las nuevas tecnologías, a las nuevas herramientas que poco a poco vamos implementando en nuestra profesión y que nos llevan a temer que, en un futuro, no sé si próximo o lejano, podamos ser desplazados por un robot, que haga un estudio del problema del cliente y le prepare la demanda perfecta y las posibilidades del éxito en la obtención de una sentencia favorable. Pero, por otro lado, creo que y, siempre según mi experiencia, nuestro trabajo es personalísimo, el cliente debe confiar plenamente en su abogado.