La transformación que ha sufrido Málaga, sobre todo en la última decada, ejemplo de regeneración urbanística con un nuevo concepto de ciudad, es el caso más palpable de un cambio estructural que ha lavado la cara y el espíritu de la ciudad. La arquitectura, a la vanguardia siempre en este tipo de transformaciones, ha ido evolucionando para dar respuesta a las nuevas necesidades que la sociedad malagueña ha ido demandando en este periodo de tiempo.

La Opinión de Málaga ha promovido un encuentro entre reputados arquitectos y promotores donde se han analizado las pautas que han marcado el devenir de la arquitectura malagueña. Un encuentro en el que se contó con el presidente y fundador de Sierra Blanca Estates, Pedro Rodríguez Castillo; el director territorial de Metrovacesa en Andalucía Oriental, José Ignacio Carrión; y los arquitectos José Seguí, de Estudio Seguí, Carlos Lamela, de Estudio Lamela y Alejandro Pérez Martínez, de HCP Arquitectos.

Temas como la idiosincrasia y el estilo de la arquitectura malagueña; el desembarco en nuestra ciudad del turismo residencial atraído por los grandes proyectos que empiezan a construirse (como por ejemplo Málaga Towers; las zonas de la ciudad más interesantes para albergar esos grandes proyectos que vienen; la vigencia y conveniencia, o no, de modificar, de cambiar un PGOU que data de 2011, cuando las circunstancias de Málaga eran otras; el cambio de tipología de viviendas demandadas por parte de la población tras el confinamiento y otros temas de rabiosa actualidad fueron objeto de debate por los expertos convocados por La Opinión de Málaga.

Los participantes coincidieron en señalar que no existe un modelo arquitectónico en Málaga, un estilo que haya definido una manera determinada de hacer las cosas cuando se habla de esta disciplina: « La clave está en situar la arquitectura en la época y en el sitio donde te ha tocado vivir» -afirmó José Seguí-, en Málaga hubo una arquitectura muy potente a finales del siglo XIX gracias a la burguesía que vivía aquí, con arquitectos como Stracham; luego una época más complicada (años 60) y ahora se están haciendo cosas muy dignas».«Una arquitectura híbrida»

La arquitectura en Málaga es, para Pedro Rodríguez Castillo, presidente y fundador de Sierra Blanca Estates y promotor junto a Metrovacesa de Málaga Towers, uno de los proyectos que más expectación está despertando en Málaga, «híbrida, con componentes tradicionales y modernos; regionales e internacionales», y elogió el reciente desarrollo urbanístico residencial de la Capital de la Costa del Sol con proyectos «que puedes encontrar en sitios como California y Dubai».

Carlos Lamela, muy vinculado a Málaga por el trabajo que su padre, Antonio Lamela, realizó en Málaga, hizo un pequeño recorrido temporal: «Málaga tiene una arquitectura muy buena en la última etapa del siglo XIX; en los años 60 se produjeron aportaciones importantes en el terreno hotelero, hubo un declive en los 70 y 80 por las crisis económicas para luego asisitir a la explosión de los últimos años gracias a que se ha tenido el nivel y la voluntad de hacer grandes cosas», concluyó.

Y es que la llegada del Turismo residencial, exige una serie de soluciones que Málaga está adoptando desde hace unos años y que la están situando en la vanguardia de este tipo de proyectos. Refiriéndose a este aspecto, el fundador de Sierra Blanca Estates, Pedro Rodríguez, destacó la importancia que tiene Málaga como destino para atraer a la ciudad a empresas (tecnológicas sobre todo) «porque tiene todos los ingredientes de gran capital (infraestructuras, AVE, aeropuerto, etc.) que son el complemento necesario de esa parte que le faltaba y que proyectos como el nuestro de Málaga Towers ayuda a que se incorpore como un destino residencial de primer orden».

José Ignacio Carrión, director territorial de Metrovacesa en Andalucía Oriental, apoyó la anterior afirmación citando a la zona del litoral oeste de la ciudad como el lugar donde llevar a la práctica este proyecto regenerador de la ciudad: «Esta parte de la ciudad se va a transformar por los diferentes grandes proyectos (Málaga Towers, Térmica, Nereo, etc) y se va a erigir en referencia nacional e internacional del residencial». La zona de los antiguos depósitos de Repsol, con la edificación en altura y las múltiples zonas verdes que proyecta, son para Carrión las otras apuestas ganadoras de la ciudad.

Por su parte, Rodríguez Castillo fue más allá y calificó la zona del litoral oeste malagueño como «la Milla de Oro de la ciudad de Málaga».

El desarrollo del PGOU de 2011

Respecto al PGOU de 2011, el elemento vertebrador del desarrollo urbanístico de la ciudad y que se encuentra permanentemente en el punto de mira, Alejandro Pérez cree que «es joven, nació con la crisis y ha tardado en desarrollarse, me parece un buen plan por todo el desarrollo del nuevo paseo marítimo (Torre del Río, Nereo, Termica, etc.)». Aunque el arquitecto del grupo HCP observa un problema: «Tiene una asignatura pendiente: los sectores productivos y terciario necesitan estar más presentes para dar mas oportunidades a la ciudad porque las dos últimas crisis han golpeado a las dos actividades más importantes de Málaga: el turismo y el inmobiliario. El Plan tiene previsto ocupar suelos para estas actividades aunque tengo que decir que el proceso administrativo tan complejo choca con la transformación de la ciudad», finalizó Pérez.

José Seguí cree que el Plan General de Ordenación Urbana del año 2011 «es joven en el tiempo pero viejo en sus ideas» y añadió que lo que cambió realmente la ciudad fue el PGOU de 1983, que marcó un hito y que supuso la gran transformación de Málaga (con la ejecución de Teatinos, el PTA y Campanillas). El arquitecto malagueño cree innecesario redactar otro PGOU pero sí insiste en la necesidad de pensar en «centralidades territoriales con entornos y sin periferias», apostando por el eje San Rafael-terrenos de Campsa como una de las zonas a incidir en el futuro.

En otro orden de cosas, el coronavirus también ha influido en las nuevas formas de entender la concepción de las casas y el diseño de las futuras viviendas. El confinamiento ha traído nuevas demandas por parte de la ciudadanía que se traducen en nuevas disposiciones, espacios y elementos en nuestros hogares.

José Ignacio Carrión, de Metrovacesa, lo tiene claro cuando afirma -respaldándole el resto de participantes- que «Málaga quizá sea de las ciudades que menos tiene que cambiar sus proyectos porque en Málaga las casas están abiertas, con terrazas y grandes espacios porque el clima así lo demanda». Carrión avanzó que las viviendas unifamiliares han sido las más demandadas en los dos últimos años y que en los proyectos más pequeños (alrededor de 70 metros cuadrados), «hay que trabajar con la flexibilidad; conjugar noche, día, espacios de trabajo, terraza, etc. con elementos móviles».

Espacios abiertos

Carlos Lamela afirmó que si algo ha traído el confinamiento ha sido el refuerzo de los espacios abiertos y los lugares para el trabajo: «Hay que integrar piezas flexibles -indicó el arquitecto madrileño- el espacio polivamente de las casas burguesas del siglo XIX (despachos, gabinetes, etc), volverá, junto al concepto de que la casa ya no es para toda la vida y anunció la definitiva muerte de la tradicional cocina cerrada.

Por último, Alejandro Pérez, de HCP Arquitectos, confirmó los cambios de tendencia anunciados por sus compañeros pero matizó que antes de la pandemia ya se estaban observando nuevas demandas en este sentido: «El salón sigue siendo muy importante, con la cocina abierta. Los espacios comunitarios pueden ir más allá de la vivienda y conjugarse en espacios comunes dentro de las propias comunidades», añadió.

El encuentro finalizó con la pregunta de cómo pensaban, creían o querían que fuese Málaga urbanísticamente hablando dentro de 30 o 40 años. El presidente de Sierra Blanca Estates, Pedro Rodríguez Castillo, cerró el debate redoblando su apuesta por la existencia de un turismo residencial y vacacional en la ciudad, e hizo hincapié en que Málaga debería diversificar su actividad «apostando por la innovación y el desarrollo tecnológico creando centros con las características de SiliconValley, o los Institutos Weizmann de Ciencias (Israel) o el Nice Sophia Antipolis de la localidad francesa de Niza».

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