Hace poco más de una semana, el presidente del Ejecutivo andaluz, Juanma Moreno, anunció que había pedido al Ministerio de Sanidad contar con la posibilidad de contratar médicos extracomunitarios, esto es, procedentes de países de fuera de la Unión Europea.

Con esta petición, la Junta busca suplir la carencia de profesionales que arrastra el Sistema Andaluz de Salud, inmerso ya en el segundo round de la pandemia con las bolsas de sanitarios agotadas tras las últimas contrataciones del verano. Por su parte, el consejero de Salud, Jesús Aguirre, reconoció en los últimos días en sede parlamentaria regional que su departamento está intentando incorporar «médicos jubilados, veterinarios, farmacéuticos y enfermeros a las labores de rastreo» para aliviar la carga de trabajo de los profesionales del SAS, en especial los de la Atención Primaria, que acumulan citas presenciales, telefónicas, actualización en los calendarios vacunales, analíticas, rastreos, realización de PCR... a lo que se le suma una burocracia cambiante y una ristra de pacientes exasperados. Así las cosas.

Sin embargo, la falta de profesionales sanitarios en Andalucía no es un problema reciente y derivado de la crisis del coronavirus sino un «déficit crónico» denunciado en numerosas ocasiones por los sindicatos. «Eso es el gran problema de previsión que han tenido los gobiernos anteriores, sabiendo que a partir de 2015 era el cambio generacional, más la falta de inversión y de crear puestos de médicos y otro personal sanitario necesario para atender las demandas», denuncia Antonio Martín, presidente del Sindicato Médico de Málaga.

¿Por qué no hay médicos?

Y ante la pregunta, ¿por qué no hay? si cada año se gradúan promociones completas de médicos y enfermeros en las cinco universidades públicas andaluzas, la respuesta se ramifica: condiciones laborales y contractuales poco atractivas, oportunidades en el extranjero y falta de plazas para hacer la especialidad.

«A un profesional normalmente le ofrecen una duración mínima de un mes, dos meses, que no saben si le van a renovar hasta dos días antes de que termine el contrato», explica Juan José Sánchez, secretario general del sindicato de enfermería SATSE. «El hecho de renovar los contratos con tanta periodicidad hace que haya un desplazamiento de los profesionales, un mes estás prestando servicio en el Hospital Clínico y al mes siguiente el contrato te lo ofertan en el Carlos de Haya, con lo cual es una gran inestabilidad».

Según SATSE, de media en Andalucía una enfermera atiende a unos 15 pacientes, aunque puede llegar a encargarse de 20. «En países europeos lo normal es que una enfermera lleve seis u ocho pacientes como máximo, con lo cual las sobrecargas de trabajo aquí son mucho mayores», compara Sánchez, que también habla de éxodo dentro de España, de Andalucía a otras regiones.

«Este verano muchas enfermeras se han ido a otras comunidades autónomas porque les estaban ofertando contratos de cuatro meses de duración a las que acababan de salir de la carrera y aquí lo que se estaba ofertando eran 15 días, un mes, prorrogable pero sin saber si se lo iban a prorrogar».

Con este clima, muchos profesionales deciden probar suerte en el extranjero. En ciertos casos, no llegan ni a entrar en el sistema sanitario andaluz porque son reclutados por agencias y empresas dedicadas a captarlos y brindarles todas las facilidades para emigrar por un puesto fijo. Es el caso de Marina Santos, enfermera graduada por la Universidad de Málaga que estuvo cuatro años trabajando en Reino Unido.

«Te lo ponen todo muy fácil. Nos dieron un mes gratis de alojamiento, un mes gratis de comida en el hospital y un mes gratis de clases de inglés», recuerda Marina, que lleva un año de vuelta en España. «Los contratos que te dan son indefinidos, con siete semanas de vacaciones... vamos, estás fija en un sitio desde que entras».

Aurora Gómez es médico formada en la UMA. Lleva tres meses haciendo la residencia en Suiza donde espera quedarse trabajando, una decisión que tomó junto a su pareja en quinto de carrera, atraída por las buenas oportunidades del país: « Málaga siempre me atraerá pero por ahora me veo aquí... Las condiciones son mejores y te permiten tener una estabilidad laboral y económica que es difícil encontrar en España».

Según el último informe del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos, el año pasado la institución malagueña expidió 169 certificados de idoneidad, la documentación que necesitan facultativos y enfermeros para trabajar en el extranjero.

Los profesionales que solicitan estos certificados suelen tener menos de 35 años y tienden a marcharse a Reino Unido y Francia en el entorno europeo, y fuera de él, a Emiratos Árabes y Canadá. En cuanto a su especialidad, suelen partir de la Medicina Familiar y Comunitaria, la Anestesiología y la Reanimación y Pediatría.

En el caso de los enfermeros, el Colegio Oficial de Málaga aseguró a este periódico que desde 2015 se han expedido más de 400 certificados. No obstante, la petición de estos documentos no implica que el profesional acabe emigrando. «Muchos piden la idoneidad pero después no todo el mundo lo ejerce», aclara Antonio Martín, del Sindicato Médico de Málaga.

Falta de plazas

En opinión del presidente del Sindicato Médico de Málaga, la falta de facultativos no se explica solo por los que se van, sino por la falta de plazas para hacer la especialidad: «No es que no tengamos licenciados, están ahí sin especialidad», resalta Antonio. «Al MIR se presentan unos 14.000 médicos licenciados y solamente la mitad cogen plaza, tenemos unos 6.000 o 7.000 que se han presentado al MIR y no pueden hacer la especialidad porque no hay plazas para ellos. Si esto lo hubiesen planificado, hoy en día el déficit no sería tan grande como el que tenemos».