En marzo de 1860 eran muchos los buques que llegaban con tropas y que se alojaban por los distintos barrios de la ciudad de Málaga. Fue el día 10 de abril, cuando cundió la alarma y empezaron a registrarse muchos más casos de cólera; una enfermedad contagiosa, que por aquel entonces se llevaba la vida de miles de personas. Con la llegada, el 2de mayo, de cuatro oficiales y 320 soldados enfermos de cólera, la alarma fue generalizada. Así, el día 11 se declaró oficialmente la epidemia y se tomaron las correspondientes medidas de protección.

Las autoridades médicas habían hecho todo lo posible para parar la epidemia, pero sus medios para combatir la enfermedad eran escasos y solo se limitaban a sangrías, más higiene y quemar hierbas aromáticas por las calles de la ciudad.

Joseph William Noble nació en 1798 en Frisby, una importante ciudad inglesa que ya contaba con una población de unos 50.000 habitantes a finales del siglo XIX. Estudió en la Universidad de Cambridge y se graduó en el Trinity College, llegando a ser un prestigioso doctor.

Se sabe que intentaba recuperar su salud en su paso por Málaga, pero poco duró, puesto que su vocación le llevó a ayudar a otro viajero que había enfermado de cólera. Horas más tarde, el Dr. Noble empezó a sentir los síntomas de la enfermedad y acabó falleciendo a los días. Como consecuencia de los altos niveles de contagio, la familia no pudo trasladar el cadáver, por lo que fue sepultado en el Cementerio de los Ingleses de la provincia.

Tras enterarse de la noticia, sus hijos decidieron honrar la memoria de su padre y destinaron 125.000 pesetas para la construcción de un hospital de beneficencia que ayudase a los marineros de todo el mundo que llegasen al puerto de Málaga y a los vecinos del barrio de La Malagueta. Para ello, le pidieron al cónsul británico que contactara con las autoridades locales y se ocupase de las gestiones pertinentes. Además, los herederos establecieron dos requisitos más. El edificio solo podría dedicarse a uso hospitalario y en caso de accidente, el edificio debería quedarse en ese estado y no podría repararse.

El proceso de creación no fue fácil y duró cinco años. El origen del expediente de dicha instalación sanitaria puede datarse en el Cabildo celebrado el 19 de mayo de 1865; en dicha sesión se leyó la instancia y memoria que había remitido el cónsul británico, Guillermo Penrose Marck, proponiendo la construcción de un hospital. Se pedía concesión gratuita de terrenos al Ayuntamiento.

Así, en nombre de los herederos del doctor Noble, pedía el cónsul la cesión gratuita de terrenos y, una vez concluida las obras, el edificio sería entregado al Ayuntamiento como donación a la ciudad, para dedicarlo al citado objeto de hospital auxiliar de enfermos o heridos, pero de ningún modo a manicomio o casa de locos, escuela, ni casa de corrección.

Tras varios años e innumerables reuniones, se cedió de forma gratuita un terreno que pertenecía al Ayuntamiento de Málaga, situado junto al Muelle Viejo.

La Virgen de Rosa

Por su lado, William B. Bewbery, un tratante de arte británico que se encontraba de paso por Málaga, decidió donar un cuadro de su propiedad para adornar los muros de la capilla del hospital. El cuadro se conoce como Los desposorios místicos de Santa Margarita, aunque también se le conoce como La Virgen de Rosa. Fue pintado por Francisco Mazzuola, pintor italiano de comienzos del siglo XVI, conocido como el Parmigianino.

El Ayuntamiento de Málaga ha calificado el cuadro como una de las piezas más valiosas del patrimonio artístico de la ciudad. Permaneció colgado un siglo en la capilla del Hospital, hasta que en 1960, fue trasladado a una sala del Ayuntamiento. Actualmente se encuentra en el Museo del Patrimonio de Málaga.

Con el paso de los años, el hospital ha sido utilizado para varios fines. En diciembre de 1884, sirvió para albergar a las ancianas y niñas aisladas en la Casa de Misericordia de Santo Domingo, que se vieron obligadas a abandonar su centro a consecuencia de los daños sufridos por los terremotos del día 28, que dañaron seriamente el edificio.

En 1886, el Hospital pasó por una difícil crisis económica a causa de una nueva ola de epidemia de cólera. El personal, no tuvo ninguna duda en dedicar sus instalaciones a afrontar el problema de salud que nuevamente sacudía a la ciudad. En otras ocasiones, el Hospital también sirvió como casa de socorro.

En enero de 1875, el alcalde propuso a la Corporación, que se cediera la administración del Hospital a una Junta de Damas, presidida por Julia Grund de Heredia, la cual cooperaba con las religiosas Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl, que habían llegado a nuestra ciudad en marzo de ese año.

El 16 de diciembre, el Hospital Noble prestó innumerables servicios, ingresando allí centenares de marineros a causa del naufragio de la fragata alemana Gneisenau.

Otro dato importante que cabe recordar es que en 1931, con la II República, se dio lectura a una moción del alcalde proponiendo que la Corporación acordase la incautación del edificio del Hospital Noble. En 1937, el Hospital fue devuelto a sus manos originales, recuperando sus actividades sanitarias. En la actualidad, el edificio está ocupado por la Empresa Municipal de Aguas Emasa.

Ahora, el escritor Antonio González Villena ha escrito el libro Historia del Hospital Noble, para que la historia de este edificio, que cumple 150 años, no quede en el olvido.