Rectificar no es de sabios sino un acto de justicia para poner las cosas en su sitio, en el que la sapiencia no juega ningún papel. Y hoy le toca rectificar al autor de estas líneas y pedir disculpas por una información aparecida el pasado lunes en este periódico, fuera de esta sección.

Bien es cierto que la rectificación podía haberse publicado en forma de noticia, pero a juicio del firmante daría lugar a un texto demasiado impersonal y escueto, de ahí que haya elegido este formato.

Vayamos al grano: el lunes el firmante daba a conocer en un reportaje titulado 'Una joya fuera de catálogo', que el número 40 de la calle Madre Dios, un inmueble bellísimo, construido en 1912, no aparecía en el Catálogo de Edificios Protegidos del Centro Histórico, que forma parte del PGOU.

Y en términos estrictos así era: al menos hasta ayer el número 40 no constaba en el catálogo, una lista pública y oficial que cualquier ciudadano puede consultar en la página web del PGOU de Málaga de 2011.

Después de consultar con un par de fuentes de toda solvencia y comprobar la ausencia de protección de este edificio, servidor recabó la opinión del decano del Colegio de Arquitectos, Francisco Sarabia; del profesor de Historia del Arte de la UMA, Francisco Rodríguez Marín y del concejal de Urbanismo, Raúl López. El concejal, por cierto, se comprometió al momento enviar un técnico, a la vista de las preciosas fotos de este inmueble.

Sin embargo el lunes, una vez publicado el reportaje, el autor de estas líneas conoció, gracias a la información aportada por un amigo historiador, que el edificio sí estaba finalmente protegido, algo que pudo corroborarle Urbanismo en la mañana de ayer.

¿Cómo pudo ocurrir? Pues de la siguiente manera: en 2009 la Gerencia anunció la apertura de un expediente de protección específico con el que reconocía la valía artística del inmueble, pero tan feliz noticia no la trasladó al catálogo de edificios protegidos del Centro, donde al menos hasta la mañana de ayer el número 40 de Madre de Dios seguía sin aparecer.

En un comienzo, informaba ayer la Gerencia, el inmueble contó con protección de grado II pero este mismo año, en el mes de marzo, se le aumentó la protección hasta el grado I.

Así que, mis disculpas a los propietarios del inmueble y mis felicitaciones a la Gerencia de Urbanismo por haber tenido la sensibilidad, hace ya 11 años, de proteger la que fuera la casa familiar de Enrique Ramos Marín, con unos techos con pinturas artísticas maravillosas y un frondoso jardín trasero que pocos edificios del casco antiguo disfrutan.

Por cierto que si además pone al día el catálogo de edificios protegidos, todos tendremos una información completa, actualizada... y evitaremos meteduras de pata como la aquí descrita. Gracias y perdonen las molestias.