La crisis del coronavirus ha provocado un severo desplome de la contratación en el sector turístico de Málaga, que ha cerrado el tercer trimestre del año (el correspondiente a los meses de verano) con las peores cifras que se recuerdan. Según un informe publicado estos días por el Observatorio Argos de la Junta de Andalucía, durante julio, agosto y septiembre se registraron en la provincia un total de 25.529 contratos en el ámbito turístico, con un descenso del 52,92% con respecto al mismo trimestre del año anterior. El 93,14% de los contratos realizados fueron de carácter temporal.

Así, el segmento de la hostelería (el más significativo en peso) muestra una caída del 48,1% y se queda en unos 19.900 contratos, mientras que el segmento del alojamiento (donde se incluyen los hoteles, entre otros) baja un 65% y presenta sólo 4.290 altas. El ámbito de las actividades deportivas, recreativas y de entretenimiento se desploma casi otro 60% para un total de 818 y el de las agencias de viajes, operadores turísticos y centrales de reserva, que en esas fechas también suele reforzar plantilla, lo hace un 75% y apenas incorporó a algo más de un centenar de personas.

Ha sido un verano de pocos visitantes y de bajo consumo, lo que ha tenido un fiel reflejo en el mercado laboral. La caída en la contratación durante esa época clave es muy gráfica en lo que se requiere a ocupaciones concretas. La demanda de camareros, que es de largo la ocupación con más altas durante los veranos en Málaga, bajó un 54% y se quedó en poco más de 15.000 contratos. Los ayudantes de cocina firmaron 4.000, con una bajada del 45% y los cocineros otros 2.950, con un descenso del 39%. El personal de limpieza retrocedió un 62% en su volumen de contratación (1.388), los monitores de ocio y entretenimiento un 57% (858) y los recepcionistas de hoteles un 49% (318), por citar algunos de los puestos más representativos del sector turístico.

Por municipios, Málaga es la capital que firmó más contratos turísticos a lo largo del tercer trimestre de 2020, con un total de 6.331, aunque sufrió una caída de casi el 65% sobre las cifras del año anterior. Le sigue Marbella, que registró otros 4.733 y donde las altas bajaron un 41,8%.

Benalmádena, Torremolinos y Fuengirola se sitúan a continuación, con volúmenes en torno a los 1.700 contratos cada una y con desplomes entre el 48% y el 50%. Estepona y Vélez-Málaga se movieron en torno a las 1.700, también con descensos superiores al 40%, por mencionar algunas de las localidades con mayor peso en la Costa del Sol.

Y por edades, las cifras demuestran que los jóvenes (considerados en el informe como los menores de 25 años), que suelen encontrar en las ocupaciones veraniegas, su primera puerta de entrada al mundo laboral, han sido los más perjudicados en este atípico verano de 2020. Sus volúmenes de contratación han bajado en torno al 58%, y se han quedado por debajo de los 3.400 contratos.

La franja de personas entre los 25 y los 44 años es la que más altas ha suscrito (unas 14.000) y su descenso respecto al anterior ejercicio ronda el 50%. Por último, los mayores de 45 años suscribieron unos 5.000 contratos, con caídas interanuales de alrededor del 80%, según los datos del Observatorio Argos.

Más demandantes de empleo

Todo esto se ha traducido, claro está, en un sensible aumento en el ámbito del turismo del volumen de parados y de demandantes de empleo (que incluye también a personas que están trabajando pero que siguen inscritos en los servicios de empleo para encontrar un trabajo mejor).

En concreto, el estudio de Argos estima para el conjunto del trimestre una media en este sector de 19.908 parados, en Málaga, lo que supone un aumento del 574% en relación al ejercicio anterior. En cuanto a la media de demandantes de empleo, Argos calcula unos 51.500 en la provincia, con una subida del 214% sobre el pasado año. Todo ello, a consecuencia de la intensa restricción de la actividad que ha impuesto la pandemia. En general, la mayoría de las empresa del sector han tenido suficiente con sus plantillas habituales para cubrir este atípico verano, por lo que las habituales caídas del desempleo de otros años no han sido la tónica.