Supongo que ya conocen la historia pero no me resisto a repetirla: cuando Antonio Machado, maltrecho y exhausto tras una penosa huida, junto a su madre, por el Levante español, con el fin de evitar las represalias del bando franquista en las postrimerías de la Guerra Civil, llega a la preciosa villa mediterránea de Colliure, en el mediodía francés, parece haber encontrado la paz, pero sólo poco después de arribar fallece. Unos días más tarde lo haría doña Ana, su madre. En la chaqueta del poeta se encontró una cuartilla doblada con dos versos: «Estos días azules, este sol de la infancia». Esto, como saben, es una crónica política, pero viene esta preciosa y crepuscular anécdota a demostrarnos que, incluso en tiempos de zozobra, es posible hallar belleza o esperanza. Y tal vez eso sea lo que necesitan una ciudad y un país atravesados por una crisis institucional, sanitaria y económica de caballo cuyos representantes públicos son incapaces de ponerse de acuerdo en lo básico: contar cuántos de los nuestros han caído por esa maldita enfermedad y establecer un acuerdo básico para salvar vidas, que es lo que toca.

La ciudad, como parte que es de un país complicado y cainita, se ve sometido también a esas tensiones. Ya contamos aquí los foros del equipo de gobierno para hallar ideas acerca de la reconstrucción social y económica de la capital, del aumento importantísimo en presupuesto social para atender a las miles de familias que ya, sin esperar a que la extensión de los ERTE se acabe, lo están pasando mal y de que, pese a pedirlo por activa y por pasiva, o por lo civil y lo criminal, que diría Luis Aragonés, ha sido imposible llegar a muchos acuerdos, aunque al menos el Gobierno tiene intención de no ser muy estricto con la regla de gasto y permitir el uso del remanente municipal para apagar fuegos.

De cualquier forma, la maquinaria municipal sigue funcionando y, al mismo tiempo en que Urbanismo continúa diseñando y sacando proyectos con el fin de impulsar el dinamismo económico de la ciudad, pese a las críticas legítimas de muchos, claro, que tienen otra ciudad y otra forma de hacer Málaga en la cabeza (las torres de Martiricos, por ejemplo, cuya licencia se ha resuelto esta semana), otros siguen pidiendo que se paralice esta línea de gobierno para centrarse en la reconstrucción social. El debate está en la calle y sólo hay que ver los comentarios que suscitan las noticias de los periódicos en las redes sociales. Continúa también en el seno del PP una lucha larvada, soterrada, diríamos, por la sucesión de Francisco de la Torre, alcalde, aunque otros tanto lo siguen viendo como el preferido de los ciudadanos y de algunas facciones del PP para repetir lista y se sabe, porque eso se sabe, que si él quiere y la edad se lo permite, seguirá; y si no, su idea es imponer (o proponer) a García Urbano, notario, alcalde de Estepona y político a quien podríamos llamar Mr Clean, usando una metáfora murakamiana, eso si el PP local lo permite, claro.

Pero no todo es equipo de gobierno y agenda ejecutiva, no todo es el Astoria y la disensión evidente, la grieta, el abismo que empieza a abrirse entre Noelia Losada, portavoz de Cs, y el alcalde por ver qué se hace o no allí (igual no es absurdo hacer una consulta popular, como la que se aprobó para Repsol y nunca se hizo y cuya ejecución está recogida, negro sobre blanco, en el Reglamento de Participación Ciudadana, artículo12, y para su plasmación sólo haría falta un acuerdo puntual con el Gobierno central y tener voluntad política, claro, pero se aprueban cosas para no aplicarlas). También existe la oposición de izquierdas, la otra orilla, los del otro lado, que se están moviendo bien, o al menos eso parece, y están escuchando a los vecinos. ¿Se han dado cuenta de que el PSOE y Adelante, o IU y Podemos -por mejor decir tras las desavenencias con la marca de Teresa Rodríguez, la enterradora de la unidad de la izquierda en Andalucía- han hecho dos ruedas de prensa conjuntas en las dos últimas semanas? Una para pedir que se siga excavando en el solar del Astoria y otra para el asunto del parking de La Princesa, un tema vecinal politizado. Hay unidad en la izquierda, que quiere presentarse como bloque.

Dicen fuentes socialistas que «hay muchas cuestiones en las que compartimos criterios de ciudad, tanto PSOE como Adelante Málaga. Es por ello, que hemos creído, ambos grupos, unir debates y posturas sobre los mismos, para dar un mensaje al unísono. Esto, además, suele tener muy buena acogida entre la ciudadanía, ya que entiende que la unión en ciertos momentos es positiva para poder llegar a consensos. No en vano, la unión de estos partidos supone 15 concejales de los 16 que dan mayoría absoluta. Es decir, somos los mismos concejales que el equipo de gobierno que se sustenta con su apoyo un concejal tránsfuga, Juan Cassá». Así, añaden, «es positivo que la ciudadanía vea a la izquierda junta, y no fracturada, porque el futuro de esta ciudad viene por un cambio frente a un PP que lleva 25 años en el gobierno y con un modelo de ciudad que está fracasando flagrantemente».

El portavoz de Adelante, Eduardo Zorrilla, por su parte, confirma que están escuchando a los malagueños: «La mayoría de los temas conjuntos son expresa petición de los vecinos, por ejemplo en La Princesa». Y confirma que hay sintonía con los socialistas: «Con el PSOE, en anteriores mandatos, hubo relaciones fluidas y cordiales y ahora la relación es de colaboración. Además de temas centrales como los expedientes sancionadores o el Astoria, hay asuntos que debemos hacerlos conjuntamente porque se transmite una imagen de unidad de las fuerzas de la oposición, una imagen más sólida de alternativa». Aunque eso sí, no hay pacto expreso. Son, sin duda, días azules en la oposición.

En cuanto al análisis que hacen del equipo de gobierno, considera el PSOE que Paco de la Torre y el PP «están absolutamente noqueados durante esta pandemia. No han sabido dar respuesta a las necesidades de la ciudad durante estos meses, dejando sin medios a los servicios sociales comunitarios. Además, no han sabido realizar cambios en un modelo de ciudad totalmente agotado. Es claramente un grupo en sus últimos años de gobierno, sin relevos generacionales y falto de ideas, en un gobierno de coalición que hace aguas tras el pacto con un tránsfuga para mantener el poder». Zorrilla dice lo mismo: «La situación del equipo de gobierno es de precariedad». La clave es, dice, si De la Torre podrá mantener la estabilidad del equipo de gobierno. Por cierto, el líder de IU y Podemos en el Consistorio afirma que las tensiones con Adelante no se notan en el grupo municipal, porque no hay «ni en IU ni en Podemos Málaga un sector teresista» y los tres ediles de la confluencia están trabajando bien, en armonía, «embarcados en construir Unidas Podemos».

Ciudadanos, por su parte, busca diferenciar, en lo posible, su marca del PP, socio de gobierno; y claro, también trata de sacar pecho de su gestión: «Estamos muy orgullosos de imprimir sentido común, responsabilidad e ideas frescas en la gestión de las áreas que tenemos encomendadas (Cultura, Deporte y Teatinos) en un momento crucial y difícil en el que solo vale pensar en Málaga con luz larga». El pacto, afirman, «está fuerte, existe diálogo y consenso en torno a un programa común» para impulsar proyectos de ciudad, pero eso sí: «Cs tiene visiones políticas que a veces difieren de las del PP (el Astoria, los asesores o el pacto antitransfuguismo)». «Creemos que a Málaga le viene bien Cs y a Cs no le importan otra cosa que la reactivación y el interés general. Y todo en un marco de moderación fiscal». Otras fuentes municipales consultadas afirman que, pese a la tormenta, todo sigue igual: el alcalde sigue sin permitir delfinajes y amenaza con presentarse de nuevo, critican al PSOE por «no sorprender ni liderar la agenda, agotando siempre los mismos recursos» y a Adelante por presentar las mismas mociones «una y otra vez».

Son tiempos de tormenta, difíciles, recios, pero, por el bien de todos, hemos de seguir pensando que aún quedan días azules por vivir.