El 'trimestre negro' al que se le ha dado rienda suelta con la llegada de octubre se ve reflejado sobre la crítica coyuntura que afrontan el sector turístico y los establecimientos que indirectamente viven de su inyección. Además, esta Navidad excepcional -tan herida de coronavirus- no ayudará como otras a veces a la economía a despertar del letargo que implica el otoño. Posiblemente, las fiestas de diciembre no serán un revulsivo contra una situación de temporada baja que, por primera vez en la historia reciente, se remonta a la primavera. El motor económico de la provincia de Málaga arrastra, desde el pasado mes de marzo, un sambenito abonado a las pérdidas y la ausencia de viajeros internacionales. En plena segunda ola de la pandemia del coronavirus, la esperanza para reactivar los maltrechos niveles de consumo que representaban las fechas navideñas gracias a la aportación de los 'bolsillos locales' también se esfuma por momentos. O, cuando menos, cualquier alarde optimista se ve envuelto en una incertidumbre a la que se le presume una caída de las tradicionales comidas de empresas y el descenso del gasto en los comercios y todos los negocios en general, que conllevan la subida del paro, la pérdida de salario por los Ertes, el teletrabajo o el miedo a salir a la calle.

Esta tendencia a una bajada del consumo fue confirmada por Analistas Económicos de Andalucía. La sociedad de estudios del Grupo Unicaja Banco precisó que -aunque para la provincia de Málaga no hay datos disponibles de consumo privado- «es de prever que la trayectoria siga un perfil similar al del conjunto de la economía andaluza». Si se siguen los datos de la Contabilidad Regional Trimestral de Andalucía del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía, el consumo de los hogares de la región «ha disminuido un 24,3% en el segundo trimestre del año con relación al mismo periodo de 2019». Asimismo, esta bajada habría sido de un 25,2% en el conjunto de España.

En este sentido, fuentes de Analistas Económicos de Andalucía explicaron que «la situación provocada por la pandemia y el impacto en el mercado laboral (pérdida de empleos y de ingresos), junto con el posible aumento del ahorro motivado por la precaución, habrían incidido en esta trayectoria del consumo privado».

La sociedad de estudios de Unicaja Banco recuerda que «el Fondo Monetario Internacional, en su último informe, incide en el hecho de que el impacto provocado por la pandemia de COVID-19 está siendo muy distinto al de recesiones pasadas, cuando el sector servicios sufría una menor contracción que la industria manufacturera». «En esta crisis, las medidas implementadas para contener la propagación del virus han tenido mayor impacto en los servicios, especialmente en aquellos más dependientes de la interacción social, como el comercio, la hostelería o las actividades de ocio. Por tanto, países como España y economías como la malagueña, con mayor peso de estas ramas, están sufriendo una mayor contracción y se enfrentan a una recuperación más débil que aquellos con mayor peso de la industria», indicaron.

Según se desprende de las conclusiones a las que ha llegado Analistas Económicos de Andalucía, «la relevancia que la actividad turística tiene en la estructura productiva de Málaga, con un mayor peso, además de la demanda extranjera (algo más del 60% de la demanda hotelera en 2019, frente al 47% en Andalucía o el 51% en España), ha incidido en una mayor caída de la actividad». «Solo hay que recordar, además, que alrededor de un 13% del PIB de la provincia está vinculado a la hostelería y las actividades artísticas y recreativas (excluyendo transporte y otras actividades vinculadas al turismo), que son dos de las que están sufriendo un mayor impacto de la crisis y en Andalucía representan algo más del 8%», agregaron.

La sociedad de estudios del Grupo Unicaja Banco también incide en que «aunque la mayor parte de los indicadores han dejado atrás los mínimos registrados en el mes de abril, coincidiendo con el estado de alarma, algunos de los datos publicados más recientemente reflejan un cierto freno en el ritmo de mejora de la actividad, coincidiendo con la evolución de la pandemia y los rebrotes».

«La incertidumbre continúa siendo extremadamente elevada, lo que seguirá repercutiendo en la inversión, al tiempo que la pérdida de empleo y de ingresos, junto con el posible aumento del ahorro por motivo precaución, pueden seguir limitando el consumo privado», indicaron al respecto.

A juicio de los expertos de Analistas Económicos de Andalucía, «las perspectivas económicas continúan estando muy condicionadas por la evolución de la pandemia y las medidas que puedan adoptarse para contenerla».

Horizonte incierto

A un despertar en el puente de diciembre y las vecinas fechas navideñas se encomiendan -prácticamente como última opción- los empresarios a los que representa la Asociación de Hosteleros de Málaga (Mahos), un colectivo que en fechas pasadas se echaba a la calle para protestar por su situación y reclamar una mayor colaboración de las instituciones públicas. Sin ir más lejos, su presidente, Javier Frutos, hace semanas que insiste en que el bajón en la facturación que se daba otros años más adelante se ha instaurado prematuramente para confirmar los obstáculos -en algunos casos insalvables- que ha traído el coronavirus.

En cambio, el sector hotelero hace ya varias semanas que, prácticamente, dejó de pensar en la Navidad y se fijó el mes de marzo como primera fecha en la que habría opciones de comenzar la remontada. En estos términos viene, precisamente, expresándose el responsable del Consejo de Turismo de la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA), Miguel Sánchez, quien tras el cierre masivo de alojamientos -sobre todo, en el segmento de sol y playa- sostiene que ahora «se trata de salvar las empresas para que puedan seguir funcionando cuando regresen los turistas».

En una dirección similar, el vicepresidente de la Asociación de Empresarios Hoteleros de la Costa del Sol (Aehcos), Manuel Camacho, asevera que «en Málaga capital, los hoteles siguen aguantando abiertos pero no sabemos hasta cuándo». A renglón seguido, Camacho explicó que el reciente Puente del Pilar ha dejado «un sabor agridulce» entre los hoteleros de la capital malagueña.

«Hemos tenido un poco más de clientes que a finales de septiembre o principios de octubre, el turismo de cercanía se ha movido y en cierto modo ha funcionado, pero mentiríamos si decimos que ha funcionado como tendría que funcionar; el viernes o el sábado del puente se notó cierta afluencia de turistas y algunos hoteles de la capital llegaron al 40% o al 50% de la ocupación, dependiendo de las capacidades de cada alojamiento», subrayó el vicepresidente de Aehcos.

De hecho, Camacho ha reiterado en los últimos tiempos que la situación actual de los alojamientos «se traduce en que el empresario no puede aguantar durante mucho tiempo las pérdidas y, por ende, se ve obligado a cerrar». Igualmente, Camacho es partidario del mantenimiento de los ERTE hasta mediados del año 2021: «Se van a necesitar y ya veremos cuando vuelve a ser rentable la actividad o si somos capaces de seguir atrayendo al turismo en estas circunstancias; la gente sigue viajando por trabajo o negocios, tienen que seguir alojándose y esperamos que también vengan clientes de fin de semana, pero lo vemos todo con mucha preocupación».

Su voz irradia incertidumbre al referirse a una actividad que tiene en el horizonte los hipotéticos balones de oxígeno que deberían aportar los puentes de noviembre y diciembre, así como la celebración a medio gas de la Navidad. De unas fiestas que serán atípicas, como ya lo fue el verano.