Casi 2.000 personas han sido denunciadas por agentes de la Policía Local de Málaga por participar en botellones o en fiestas privadas en los últimos tres meses, de agosto a la primera semana de octubre, según los datos a los que ha tenido acceso este periódico.

Así, los agentes han denunciado a 1.432 personas por supuesta infracción de la ordenanza de Convivencia Ciudadana. En este sentido, y en ese periodo de tiempo, se ha sancionado a 1.331 personas por «permanencia o concentración de individuos consumiendo bebidas en zonas no autorizadas»; a ese guarismo hay que sumar 101 casos de menores de edad pillados bebiendo en la vía pública.

La otra conducta sancionada es «la celebración de reuniones, fiestas o cualquier otro tipo de actividad o acto permanente o esporádico, sea de carácter privado o abierto al público, en espacios privados, en los que se produzcan aglomeraciones que impidan o dificulten la adopción de medidas». Por este motivo concreto, que supone una presunta infracción a las medidas de prevención frente a la crisis sanitaria, la Policía Local ha interpuesto 415 denuncias a otras tantas personas.

Por distritos, es el Centro Histórico la zona de la ciudad en la que más denuncias se han interpuesto por beber en la calle: 350 en el caso de los adultos y 101 en el caso de menores de edad, en esos tres meses; le siguen Cruz de Humilladero, con 241 sanciones en relación al botellón para mayores de edad y 15 para menores; el Distrito Este, con 177 denuncias por el primer caso y 47 en relación a los menores; y Palma-Palmilla, con 129 denuncias por el primer asunto y 12, por el segundo.

En cuanto a las fiestas privadas, la zona en la que más se han detectado estas es el Distrito Este, con 128; le siguen el Centro Histórico, con 91 denuncias, y la Cruz de Humilladero, con 84.

Preocupación vecinal

La preocupación de los vecinos por los botellones incontrolados en la calle ha crecido desde el fin del estado de alarma acaecido el pasado 21 de junio, como ya informó en su edición del 19 de julio este periódico, lo que obligó a la Policía Local a efectuar dispositivos especiales en determinadas zonas de la capital malagueña, entre otras cosas, para controlar a grupos consumiendo alcohol en la vía pública, hacer controles de alcoholemia y otras sustancias y estar atentos a la hora que los hosteleros recogen las terrazas o cierran los bares.

Curiosamente, los empresarios de ocio nocturno avisaron de que las restricciones impuestas a estos establecimientos en toda Andalucía supondría un incremento en el número de fiestas privadas o descontroladas, algo que, de momento, no ha podido constatarse aunque parece natural que sea así. Estas medidas se tomaron, precisamente, con el fin de controlar desde mediados de agosto la incipiente segunda ola de coronavirus.

Ya en junio y julio los agentes de la Policía Local detectaron que la movida se había desplazado desde el Centro Histórico a zonas como Echeverría de Huelin, Río Rocío (en la misma zona) o Teatinos y, por tanto, sucedió lo mismo con los botellones. De hecho, desde el 21 de junio hasta el 19 de julio, se habían producido 58 llamadas de vecinos por beber en la calle.

Una fiesta con 150 personas

Sin ir más lejos, agentes de la Policía Local de Málaga desalojaron el domingo por la tarde, alrededor de las ocho, un establecimiento situado en la carretera de Colmenar tras comprobar que se estaba celebrando una fiesta no autorizada y que los asistentes incumplían las medidas preventivas de la normativa específica de Covid-19.

Un total de seis unidades de la Policía Local, junto a la unidad canina se desplazaron hasta el lugar donde se estaba celebrando una fiesta, siendo un establecimiento sin autorización para ello, ya que la actividad del mismo está limitada a la restauración sin música. Los agentes comprobaron que participaban más de 150 personas que incumplían las medidas del uso de las mascarillas y distanciamiento social, incluso los empleados y el propio encargado del establecimiento no llevaban puesta mascarillas.

Igualmente, se comprobó que había instalada una pista de baile con DJ usada por numerosas personas en el momento en el que llega la Policía Local y que en la zona de mesas se encontraban agrupaciones de más de diez personas, con el consiguiente riesgo de contagio de Covid-19 y sin las condiciones de seguridad.