Cáritas Diocesana de Málaga, junto a las demás entidades que constituyen la Agrupación de Desarrollo para Personas Sin Hogar, ha reclamado este jueves atención para las personas sin hogar, al recordar que la pandemia del coronavirus las ha colocado en una situación todavía más vulnerable. El pasado mes de mayo se contabilizaron en la capital más de 175 personas en situación de calle. Y antes del estado de alarma, había más de 120 demandantes en lista de espera de algún recurso. Actualmente son más de 85 personas las que están pendientes de algún recurso de la red, lo que pone de manifiesto la necesidad de incrementar los recursos.

La Agrupación de Desarrollo para Personas Sin Hogar (que además de Cáritas reúne a ASIMA, Asociación Arrabal, Asociación Benéfica Patronato Santo Domingo, Asociación Marroquí, Accem, Cruz Roja, RR. Adoratrices, Centro de Acogida Municipal del Ayto. de Málaga, Centro de Acogida San Juan de Dios, Hogar Sí, Málaga Acoge y el Centro de Atención a Personas Sin Hogar "Puerta Única") ha lanzado la campaña "¿Y tú qué dices? Di basta. Nadie sin Hogar" con motivo de la celebración del próximo domingo, 25 de octubre, del Día de las Personas Sin Hogar.

"La actual crisis derivada de la Covid-19 ha puesto de manifiesto la debilidad de nuestros sistemas de protección, que han sufrido durante muchos años continuos recortes cuando más necesario era su fortalecimiento. En pleno estado de alarma, pudimos observar en nuestra ciudad cómo muchas personas se encontraban en la calle porque no podían acceder a recursos que les protegieran ante la pandemia", advierten los colectivos que integran la red.

Así, afirman que "una realidad invisibilizada se hizo palpable cuando la mayor parte de la sociedad quedó confinada en sus domicilios, pero que, irónicamente, siguió estando oculta para quienes sí pudieron protegerse en una vivienda y no frecuentaban los espacios públicos".

En el caso de Málaga, aunque se aumentó el número de plazas de emergencia y se habilitaron cuatro centros (la residencia estudiantil El Convento, la residencia Casa Betania, el Albergue Juvenil Inturjoven de Torremolinos y un centro habilitado en calle Cuarteles), los recursos se consideran "insuficientes".

Cáritas destaca que el inicio de la crisis sanitaria ha puesto de relieve cómo la vivienda ha sido la primera línea de defensa para protegerse del coronavirus. "Cuando el mensaje más escuchado era 'quédate en casa', miles de personas que no tenían acceso a un hogar, o aquellas que han perdido el suyo durante este tiempo, se han visto en una grave situación de desprotección. Una circunstancia a la que se han sumado las graves dificultades que muchas familias tienen que afrontar como consecuencia de esta crisis, también social y económica", detalla.

El informe "El primer impacto en las familias acompañadas por Cáritas" ya aportaba datos muy significativos: la crisis de la Covid-19 ha provocado que un 49,2% de los hogares no puedan hacer frente a los pagos de hipoteca o alquiler. Y una de cada cuatro familias (24%) atendidas por Cáritas puede verse obligada a tener que abandonar su vivienda, ya sea por desahucio o por tener que buscar una vivienda con costes aún más reducidos.Perfil de las personas sin hogar

Preocupa muy especialmente el "deterioro personal" y relacional que sufren quienes padecen esta realidad durante espacios muy prolongados de tiempo. El 28% de las personas sin hogar detectadas en el mes de mayo 2020 llevaban más de tres años en situación de "sinhogarismo", y un 18% entre uno y tres años. Por otro lado, la esperanza de vida de las personas sin hogar está entre los 42 y los 52 años, aproximadamente 30 años menos que el resto de la población. Además, las personas sin hogar están mucho más expuestas a sufrir delitos de odio. Según el Observatorio Hatento, el 47,1% de las personas en situación de sin hogar refiere un incidente o delito.

El director del centro de acogida nocturna de Cáritas "Calor y Café", Vicente Jiménez, explica a este periódico que el perfil de personas sin hogar que atienden es mayormente masculino, de nacionalidad española, con una edad media de 42 años y en situación de paro de larga duración.

Relaciones familiares rotas, trastornos mentales o adicciones son otras circunstancias que pueden converger en algunos casos. Las dificultades económicas que padecen se han visto agravadas ahora con la pandemia, ya que hay personas que hasta ahora obtenían sus escasos recursos en la economía sumergida, también afectada por la nueva situación.

"Algunos se han quedado en la calle por no poder pagar una habitación. La crisis santaria, además, termina desembocando en crisis social. Estas personas pueden no estar empadronadas, y así tampoco pueden solicitar nada", apunta. La subida generalizada de los alquileres registrada en los últimos años ya habían aumentado las dificultades de las personas más vulnerables de poderse costear el acceso de un piso.

El coronavirus también ha provocado una ligera reducción de las plazas disponibles en la red, ya que las medidas de seguridad e higiene obligan a dejar más distancia de seguridad en todos los espacios. En Calor y Café, por ejemplo, se ha pasado de 20 a 17. Jiménez sí destaca que los protocolos de higiene y seguridad son muy estrictos, como prueba el hecho de que las 22 personas que han salido de estas instalaciones desde el mes de junio a otras dependencias asistenciales lo han hecho con una PCR de resultado negativo que garantizaba que no tenían el coronavirus.

El centro Calor y Café, inaugurado hace cerca de cuatro años, atiende a más de 200 personas cada año, con una media de estancia por persona que durante 2017 y 2018 fue de entre 15 y 20 días, y que en 2019 ha aumentado a alrededor de un mes. Está ubicado en la calle Álvaro de Bazán.

Demandas de la Agrupación de Desarrollo para Personas Sin Hogar

Ante toda esta realidad, la red solicita a las administraciones públicas diversas medidas, entre ellas una ley estatal de garantía de acceso a la vivienda, donde se incluyan todas las situaciones de exclusión residencial/sinhogarismo; incrementar el esfuerzo realizado en materia de rehabilitación y mantenimiento del parque de viviendas, y promoción de viviendas en alquiler social de forma preferencial; y que se regule legislativamente la obligación de las administraciones locales de ofrecer un mínimo de plazas de emergencia y de inserción en función del tamaño de población.

También reclaman estrategias específicas de lucha contra la exclusión residencial/sinhogarismo tanto en el ámbito autonómico como local (Diputación y ayuntamientos), basadas en un enfoque de derecho humano a la vivienda con la dotación presupuestaria adecuada.

La red propone que se pongan en marcha unidades residenciales compartidas ubicadas en comunidades normalizadas, con apoyo profesional; apostar por viviendas según la metodología Housing First, dirigidas a personas con un alto deterioro personal y relacional; incrementar la red de plazas para personas sin hogar, especialmente dirigidas a la inserción social; la creación de recursos específicos en Málaga para personas sin hogar con problemáticas de salud que precisan de cuidados sanitarios no hospitalarios; y seguir potenciando el modelo de trabajo de la Agrupación de Desarrollo para Personas Sin Hogar de Málaga.

Este año, por motivos de seguridad no se ha convocado flashmob para la campaña. En cambio, en la puerta de todos los centros para personas sin hogar de Cáritas se realizará un gesto público este mismo jueves a las 12 del mediodía en el que participarán acogidos, voluntarios y trabajadores. También se han impulsado acciones online en redes sociales bajo el hastag #notenercasamata, para dar protagonismo a los participantes de los programas y recursos.