­«En su larga historia, ha sufrido grandes transformaciones para adaptarse a los gustos y usos de las distintas épocas». Esa inscripción, con letras color sangre en una pared inmaculada, puede leerse en el Palacio de Villalón, sede del museo Carmen Thyssen de Málaga capital. Hubo incluso quien la fotografió. Esa reflexión adquiere relevancia y pertinencia si se comparan con otras varias existentes en el inmueble y que hablan de la evolución sufrida por el palacio a lo largo de los siglos, desde su construcción en el siglo XVI hasta su transformación en pinacoteca. Es, como saben una de las joyas del renacimiento local. Y tanto la inscripción como la adscripción del inmueble a ese movimiento artístico y cultural encierra paralelismos insoslayables con lo que es un periódico hoy en día, y hablamos, claro, de La Opinión de Málaga, y de su gala de entrega de premios 2020, que se celebró precisamente en el patio del palacio entre fuertes medidas de seguridad sanitaria, aunque con el mismo empuje, alegría y optimismo de siempre. La gala, como el periódico y el palacio, se ha transformado para adaptarse a los tiempos que nos han tocado en suerte y, si el rotativo inició hace ya años la metamorfosis hacia lo digital con la inmediatez y el rigor como marcas de la casa, la fiesta, además de ser el gran acontecimiento social y periodístico del otoño costasoleño, no ha eludido su misión principal incluso en tiempos de pandemia: premiar, destacar, señalar y dignificar la trayectoria de malagueños y malagueñas ilustres que destacan en diversos campos de la sociedad y que merecen un reconocimiento. Parecía que las paredes del palacio querían enviar un mensaje inequívoco a los asistentes: hay que seguir cambiando, transformándose para hacer frente a los retos de un tiempo nuevo, aunque recio y difícil.

La gala se blindó para la seguridad sanitaria de todos: hubo control de temperatura a la entrada, gel a disposición de los asistentes y todo el mundo debía llevar, como es preceptivo, la mascarilla, el aforo se redujo considerablemente hasta las cuarenta y cinco personas (otros años la afluencia fue de varios cientos de invitados), la separación entre las sillas era superior a la distancia mínima aconsejada, los premiados recogieron ellos mismos la escultura del imaginero Juan Vega y quienes otros años la entregaban, en la gala de 2020 acompañaban a los premiados en el escenario. Esa asepsia necesaria, impuesta por el rigor de los tiempos, fue suplida con creces por los discursos que dieron tanto los premiados como los cargos institucionales presentes en el acto (el alcalde, Francisco de la Torre, el presidente de la Diputación, Francisco Salado, la delegada del Gobierno andaluz en Málaga, Patricia Navarro, que intervinieron). Las intervenciones fueron cálidas, acogedoras, llenas de llamadas a la solidaridad y a potenciar la seguridad para evitar infectarse del covid-19, pero también rebosaron de dosis de optimismo sin caer en el positivismo naif, de anuncios relativos al apoyo que necesitan nuestros hosteleros y hoteleros, comerciantes y pequeñas y medianas empresas, se dibujó un panorama ilusionante para la Costa del Sol una vez los números sanitarios bajen gracias a las medidas puestas en marcha por los poderes públicos. Y hubo, claro, emoción, mucha, sobre todo gracias a los discursos de Luz Casal, la gran intérprete gallega tan vinculada a Málaga que, en pleno confinamiento, decidió dar un paso al frente y llamar a quien se lo solicitara para darles ánimos y aliento en un momento tan complicado; también fue uno de los puntos álgidos la dedicatoria que hizo el gran periodista Guillermo Jiménez Smerdou, «la memoria viva de Málaga», que definió el alcalde, cuando recibió su reconocimiento y se acordó de su mujer.

Hubo anécdotas, claro, y menos corrillos que otros años, porque el cóctel tradicional se suspendió para no favorecer la concentración de personas, pero la gala muestra cada año que la política hace amigos: El socialista Carlos Cañavate, consejero delegado de Acosol, y el popular Manuel Cardeña, consejero también de la empresa pública, llegaron juntos y muy bien avenidos; Carlos Bautista, delegado de Salud de la Junta en Málaga, reflejaba en su rostro la gravedad del momento, y comentaba animado con otros responsables públicos aspectos de su gestión (le dijo al alcalde «cuídate», en un gesto de cercanía); a Patricia Navarro alguien le decía «es un momento complicado», y ella asentía; otros deseaban suerte a Sole López, jugadora de balonmano con un palmarés impresionante y premiada en la gala, de cara al pasado sábado, ya que jugaba la Supercopa de España con el Rincón Fertilidad (un orgullo para la provincia). Soledad, por cierto, quiso tener a sus padres muy cerca a lo largo de toda la gala.

Hubo muchas imágenes para el recuerdo. Luz Casal le dijo al alcalde que lo apreciaba mucho, algunos premiados señalaban la ilusión que les había hecho esta distinción, otros se daban el codo para despedirse y, como era el primer día de toque de queda, algunos hacían ecuaciones para poder tomarse algo cerca del Thyssen, aunque los bares aledaños recogían con rapidez para cumplir con la norma. Domi del Postigo bromeó con el alcalde sobre su capacidad nemotécnica, el regidor malagueño dio ejemplo usando el gel hidroalcohólico antes de marcharse, en algunos corrillos se hablaba de la valentía que hay que demostrar en estos tiempos y algunos pedían sentido común a los representantes públicos. Por allí pululaban los jefes de prensa de cada uno de los políticos tuiteando y analizando cada detalle, Margarita del Cid, consejera delegada de Turismo Costa del Sol, y Navarro charlaban con Luz Casal y se hicieron, claro, una foto con ella; y Domi del Postigo, presentador eterno de la gala, que verbalizó lo que muchos piensan: nadie ha cantado como ella el tema ‘Piensa en mí’, aunque en su discurso ella, con la humildad habitual en alguien tan grande, destacó que cada uno lo hace siempre de una forma única.

Al final de la gala, muchos pasaron por el photocall y, mientras esperaban a ser retratados, comentaban la necesaria sobriedad de una gala que demostró estar a la altura de las circunstancias, otros preguntaban por los números del periódico en internet (es una de las web regionales más importantes en Andalucía en varios parámetros). Algunos ironizaban con la necesidad de irse rápido a casa, no vaya a ser que les pillara el toque de queda en plena calle, y los responsables de Prolongo relataban a varios periodistas del periódico la historia de una empresa bicentenaria.

Ignacio Díaz de Tuesta, cirujano del Regional y padre del respirador ‘Andalucía Respira’, hecho en tiempo récord durante el confinamiento, se acordó en su discurso de todos y cada uno de los que participaron en su elaboración en un ejemplo claro de solidaridad provincial y el alcalde insistía en seguir llamándolo ‘Andalucía Respira’. Por cierto, el regidor, en su discurso, quiso dejar clara la importancia de bajar los números de contagio y hospitalización, aunque habló de «vergüenza compartida» por la evolución de la crisis en España. Teófilo Ruiz Municio, subdelegado del Gobierno, vino acompañado de su jefe de gabinete, Salvador Salcedo Román; el vicepresidente de la Diputación Juan Carlos Maldonado (Cs) llegó acompañado de su gente en el partido naranja, entre ellas la directora de Educación, Juventud y Deporte de Diputación de Málaga, Laura Díaz. Domi y el catedrático de Periodismo Juan Antonio García Galindo hablaban con tranquilidad antes de la gala y los azafatos y Guillermo Jiménez, 71 años de periodismo y 93 de edad, decía que él claro que subía al escenario a recoger su premio y a dar un discurso de agradecimiento. Fue acompañado de su hijo. Un gigante, Guillermo.