La crisis sanitaria del coronavirus ha afectado, especialmente, a las residencias de todo el territorio nacional. A pesar de que en esta segunda ola las residencias aseguran estar más preparadas para luchar contra el virus, la realidad es que los familiares temen por sus mayores e incluso, algunos, han sacado a sus abuelos de estos centros.

Por eso muchas familias han optado por solicitar los servicios de cuidadoras domésticas, a tiempo parcial o internas, disparando así la demanda de estas: «Desde el inicio del confinamiento, la demanda de nuestros servicios ha aumentado entre el 20 y el 30 por ciento», afirma Andrea Bruno, de Cuidelia.

Este portal, a nivel nacional, cuenta con miles de cuidadoras por todo el país, que ofrecen varios tipos de servicios: cuidadoras internas, externas, a hospital e incluso a residencias.

«Trabajamos los 365 días del años, las 24 horas del día», dice el cofundador de Cuidelia. Desde esta empresa afirman que el aumento de su demanda se debe también «al temor emocional de las familias de no poder visitar a sus mayores, en caso de nuevas restricciones».

A pesar de que son aún hay los focos que siguen activos en la provincia de Málaga, gran parte en residencias de municipios malagueños, desde estos centros también afirman que «prácticamente nadie se ha ido de sus instalaciones, e incluso han llegado nuevos residentes», tal y como asegura José Manuel García, responsable de comunicación de la residencia Vitalia.

«Evidentemente esta situación es un problema, pero hay mayores que están mejor en las residencias por sus múltiples patologías», declara García.

Pero hay cuidadores como Estefanía Álvarez que no están de acuerdo con esta afirmación: «Estoy muy a favor de que los ancianos estén en sus casas, porque no es lo mismo estar en tu hogar que en una residencia. Yo nunca llevaría a mis padres a una», asegura la cuidadora.

Desde hace 5 años cuida a mayores a domicilio, aunque sus primeros años como cuidadora fueron en un residencia de la capital.

«Son lugares fríos, a mí personalmente no me gustan, se les trataba muy bien, eso sí, pero si me das a elegir prefiero una casa», reitera.

Actualmente cuida a Lola, una octogenaria de 85 años: «Trabajo con ella desde hace un año, cuando comenzó la pandemia decidí confinarme con ella. No la iba a dejar sola y era mucho más seguro que me quedase yo casa, que sus hijos ya que trabajaban y la situación ahí fuera era y es muy preocupante», afirma.

Roberto Valdés es el cofundador de Cuideo, otra empresa líder en el sector, y que gestiona una bolsa de 70.000 empleados en toda España, y cuyo servicio se ha visto «doblado» con respecto al año pasado.

Para el cofundador son diversas las razones por la que ha aumentado la demanda de estos servicios. «Los centros de día cerraron, hubo psicosis en las residencias y muchas familias decidieron comenzar a sacar a sus mayores de ellas», dice.

Valdés confirma que la demanda de cuidadoras a domicilio es evidente desde la aparición de la Covid: «Desde el estado de alarma se dispararon las peticiones. Hemos multiplicado casi por tres los ingresos del año pasado», asegura.

Pero esta empresa tuvo que formarse para dar un servicio seguro, en medio de una situación desconocida, y así ganarse la confianza de las familias.

Para ello los cuidadores deben seguir una serie de normas obligatorias para reducir el riesgo de contagio: «Al principio de la pandemia hicimos mucha formación. Todos los lunes íbamos actualizando el protocolo con las nuevas medidas. En caso de que un cuidador haya estado en contacto con un positivo le obligamos a pasar una cuarentena».

En cuanto al perfil del cuidador, este debe cumplir una serie de requisitos, como tener la titulación oficial y un mínimo de tres años demostrables de experiencia.

Roberto Valdés destaca que la pandemia del coronavirus ha supuesto que la sociedad tenga «más consideración con quién dejar el cuidado de las personas mayores».

«Las familias están muy preocupadas, pero creo que la pandemia ha ayudado a concienciar a la sociedad sobre nuestra importancia», reitera.