La firma malagueña Oni Foods Overseas, que nació en 2015 con vocación de convertirse en una comercializadora internacional de alimentos congelados (pescado y carne), está registrando un gran impulso que la ha permitido ser incluida este año por el Financial Times en su listado de las empresas con mayor crecimiento rápido de Europa. En 2017 movía ya alrededor de 30 millones de euros de facturación anual, con actividad en más de 50 países de África, Sudamérica y Asia. Pero el negocio siguió creciendo y el ejercicio de 2019 cerró con un volumen de ventas de 58 millones (casi el doble que dos años antes). El 100% de la sociedad pertenece al empresario Farouk Hamed, de nacionalidad española y ascendencia egipcia.

Oni Foods es lo que se denominan en el sector una trader, con un equipo de trabajo que está constantemente en contacto con sus proveedores y clientes pero que gestiona directamente toda las operaciones desde sus oficinas centrales de Málaga. Cuenta con nueve integrantes de cinco nacionalidades distintas (Egipto, España, Francia, Brasil, Marruecos) y con un rango de edad que va de los 23 a los 38 años.

Hamed, puso en su momento la empresa en marcha con un socio, pero actualmente la dirige en solitario. El proyecto surgió cuando trabajaba en grandes compañías internacionales del sector de la distribución, hasta que vio la oportunidad de constituir en Málaga (donde reside) su propio negocio.

En el segmento de pescado, que aglutina el 95% de la mercancía comercializada por Oni Foods, se trabaja con todo tipo de productos pelágicos, entre ellos caballa, jurel, arenques, sardina, corvina o merluza. En el apartado de carnes, que se lleva el 5% restante, la gama abarca aves, cerdo, vacuno y alguna carne más exótica como el búfalo.

La lista de países en los que la firma malagueña se surte de productos es amplia, desde la propia España (colabora con más de 40 empresas en sus exportaciones) hasta Holanda, China, Chile, Perú, Noruega, Rusia, Corea o Japón,por citas algunos. Oni Foods se encarga de la enorme tarea logística y burocrática que supone organizar el traslado de los contenedores por todo el mundo. La nómina de destinos es también copiosa e incluye a Egipto, Costa de Marfil, Nigeria, Gabón, Togo, Benin o la misma España. Los clientes de la compañía malagueña son principalmente distribuidores, cadenas de supermercados, mayoristas, fabricantes o incluso restaurantes.

«Cada país tiene sus regulaciones y debes saber cómo mandar la mercancía y cómo trabaja cada uno. Es un trabajo que requiere mucho conocimiento técnico sobre comercio exterior», han comentado en su momento en la empresa. Alcanzar además un volumen de facturación significativo es importante en este sector, donde los beneficios para el operador suelen quedarse en el 5% del volumen de ventas.

Respecto al impacto del coronavirus en las exportaciones, fuentes de la compañía explican a este periódico que, de momento, no han percibido una gran influencia, algo que relacionan con el hecho de que su negocio está muy diversificado en cuanto a orígenes y destinos.

«Nuestros productos son todos considerados bienes de primera necesidad. Son una fuente básica de proteínas en los destinos donde exportamos, que con su producción local no podrían cubrir la demanda interna», apuntan. Básicamente, se trata de productos de poco valor unitario, a excepción de artículos como el salmón o algunos despieces de la ternera, que son destinados principalmente al canal Horeca.

En todo caso, sí afirman que se notan «ciertos retrasos operativos» en empresas de las que dependen, caso de las de paquetería.

Lo que no les preocupa es su propia fórmula de trabajo ya que, según señalan, empresas de servicios como la suya tienen una «fácil adaptación» al teletrabajo. «Prácticamente el 100% de nuestras comunicaciones cotidianas ya son vía telemática, nuestros archivos están digitalizados, con un soporte en la nube, etc. lo que nos permite trabajar desde cualquier lugar simplemente con una conexión a internet», dicen.