La calle San Juan, en el Centro Histórico de Málaga, está de celebración, ya que este año Calzados Hinojosa ha conmemorado su cien aniversario. La alpargatería ha existido desde principios del siglo XX, sin embargo, la historia de Calzados Hinojosa comienza un poco más tarde, afrontando tanto crisis, guerras y franquicias de moda hasta la presente crisis sanitaria provocada por la Covid-19.

Entre alpargatas de todos los colores que cuelgan por las paredes de su establecimiento, a día de hoy los clientes y clientas de la tienda se encuentran con Javier y Alberto Hinojosa, los actuales encargados. La idea de los hermanos era celebrar el centenario de Calzados Hinojosa en marzo, como homenaje a sus padres, ya que era su onomástica. Lo que no sabían es que por esas fechas el coronavirus les amargaría el festejo. Los Hinojosa no vieron factible hacer una celebración, aunque el año que viene se lo pensarán si la situación vuelve a la normalidad: «En principio creo que no lo celebraremos este año, porque la mayor celebración es poder seguir abiertos».

Para que no quede el centenario en el olvido, la zapatería ideó una bolsa en noviembre del pasado año, con la intención de poder usarla a lo largo de 2020. También, diseñó una camiseta conmemorativa, que se puede conseguir tanto en su tienda como en la página web.

Cien años de alpargatas

El local, que alrededor de 1835 fue una fábrica de chocolate, tenía entre sus productos principales alpargatas, petróleo, sacos y cuerdas, entre otros. Nacido en 1901, José Hinojosa Ruiz se trasladó de Granada, desde la localidad de Alhama, a Málaga para trabajar como aprendiz en la zapatería en 1917. Tres años después, el dueño del negocio en aquella época le vendió la tienda, ya que deseaba que siguiera el legado de su alpargatería, a pesar de no tener descendencia.

En 1973, tras haber trabajado junto a otros dos socios, se hizo cargo de la sociedad en su totalidad a sus 72 años, pasándose a llamar Calzados Hinojosa. Con ayuda de sus empleados y de sus ocho hijos, José Hinojosa siguió al pie del cañón hasta su muerte, con 85 años. «Cuando mi padre falleció en 1987, nos quedamos mi hermano y yo. Aquí hemos seguido hacia delante hasta ahora, si esto nos deja seguir», explica Javier Hinojosa.

Desde su fundación, Calzados Hinojosa ha hecho frente a numerosos obstáculos, entre ellos, la Guerra Civil y las diferentes crisis que se han desarrollado en esos cien años. «Mi padre tuvo al principio un socio que en el 73 le compró su parte y coincidió con la primera gran crisis del petróleo», cuenta el encargado. También, tuvieron dificultades con la burbuja inmobiliaria y, ahora, con el coronavirus: «No sabemos en qué va a terminar, pero espero que se termine alguna vez».

La Covid-19 es uno más de los inconvenientes que han sorteado, por lo que no se dan por vencidos: «Durante el confinamiento, lo único que hicimos fue hablar con los proveedores para que no nos mandarán mercancía». También, adaptaron su local a las recomendaciones y medidas sanitarias que establecían las autoridades: «Nos vinimos mi hermano y yo solos, vendiendo con eso que llaman ‘cita previa’. Cuando se pudo salir, establecimos medidas de seguridad, con el aforo, cumpliendo con la distancia y ofreciendo gel y calcetines de plástico para que las personas pudieran probarse los productos».

Su clave del éxito

Se necesita algo más que suerte para llevar un siglo vendiendo alpargatas y zapatillas. Para ellos, la clave del éxito se basa en dos elementos esenciales: el trato al cliente y la especialización, que hace que su negocio se diferencie del resto de la provincia. «La atención al cliente es fundamental, darle al cliente lo que quiere y ofrecérselo de la mejor manera posible», afirma Javier Hinojosa.

La especialización no se queda atrás. Sus productos estrella son las alpargatas en verano y las zapatillas para el hogar en invierno. Haciendo balance, Hinojosa señala que lo único que les hace falta es que llegue la mercancía por adelantado para vender lo antes posible, y no contemplan la opción de ofrecer productos nuevos, puesto que prefieren dejarlo cómo está. «Sería meternos en un mundo que no conocemos y lo más probable es que nos estrellásemos. Alguna vez he intentado traer algo nuevo y ha sido un desastre», aclara.

Además de un buen trato al cliente y una gran especialización, entra en juego la adaptación y realización de cambios que se han producido en el negocio, que le han permitido seguir adelante. «Al principio todo se llevó a mano, pero hubo un momento en que tuvimos que meter un ordenador y lo que llaman ahora redes sociales». No solo se volcaron en Instagram y Facebook, sino que durante el confinamiento decidieron poner en marcha su página web.

Entre sus grandes cambios, el encargado señala el cese de su venta al por mayor y la adquisición del local. «El más importante, que fue en su momento y que nos permitió seguir adelante, fue saber prever la venta al por mayor cuando vivía mi padre y unos pocos años después. Como la teníamos planteada era totalmente anticomercial, no tenía salida, por lo que aprovechamos que algunos miembros del personal se jubilaban y la quitamos». El hecho de poder adquirir el establecimiento en 2005 supuso un alivio para Calzados Hinojosa: «Aunque seguimos pagando una hipoteca, comprar este local nos permitió tener una seguridad sobre los vaivenes del mercado, que de pronto te pueden subir el alquiler una barbaridad y no puedes hacerle frente».

Un negocio internacional

Los Hinojosa recalcan que su negocio es ante todo presencial, aunque se enorgullecen de que sus productos hayan sobrepasado la frontera: «Hemos hecho envíos a países cercanos de Europa, como Inglaterra, Alemania, Francia e Italia. Incluso, hay quien nos ha pedido desde Estados Unidos».

Sin embargo, Javier Hinojosa explica que al ser un negocio pequeño, que cuenta con ciertas limitaciones, no considera que pueda ampliar su mercado fuera de España: «Hay que pedir permisos de exportación, por lo que para una empresa como la nuestra no tiene mucho sentido, aunque si nos piden en el resto de España o fuera, lo haremos».

Calzados Hinojosa, que ha contado con visitas ilustres como la baronesa Thyssen o Luz Casal, confía en poder seguir calzando los pies de los malagueños y malagueñas. El negocio ha seguido en pie gracias a esa especialización y trato al cliente que les caracteriza, a pesar de los muchos inconvenientes a los que se ha enfrentado. Tras haberse hecho un hueco entre los comercios malagueños y las grandes franquicias de moda, el coronavirus no es una excepción para ellos. Calzados Hinojosa seguirá manteniéndose firme y celebrando esos cien años, ya que, aunque no pueden hacer un festejo, su mayor celebración es poder estar abiertos.