«Aunque durara más que Matusalén haciendo cosas por Churriana, nunca podré pagar lo que Churriana me ha dado», confiesa Cristóbal Salazar Domínguez, más conocido como Cristóbal de Churriana.

El cronista de este antiguo pueblo de Málaga, incorporado al municipio en 1905, habla con La Opinión esta semana junto a su busto, realizado por el escultor Pepe Chica que también ha esculpido el escudo de Churriana, una obra que el Ayuntamiento inauguró el pasado mes de agosto a la entrada del barrio, en la calle Torremolinos, y que ha sido posible gracias al apoyo del concejal del distrito, José del Río.

Cristóbal tiene en las manos ´La Joya de Málaga´, editado por Jákara, su libro número 21, un paseo por historias y anécdotas de Churriana, además de la reproducción de decenas de fotos antiguas proporcionadas, como en libros anteriores, por sus vecinos. Pero esta nueva obra es especial para él porque el editor de Jákara, Francisco Ordóñez Olalla, ha querido que sea un homenaje a este veterano cronista de Churriana, nacido durante la Guerra. Por eso, para sorpresa de Cristóbal, que no sabía nada del diseño, aparece su busto en la portada, así como un primer capítulo con apuntes y fotos sobre su vida.

Cristóbal Salazar quiere agradecer este gesto al editor y también a los vecinos de Churriana, que una vez más han aportado viejas fotos familiares, reproducidas en un capítulo del libro.

La obra guarda además otra sorpresa: la reproducción en color de un cuento infantil, escrito hace unos veinte años por Cristóbal de Churriana, que ha sido bordado en tela por la paciente artista Antonia Jesús Ortuño.

Entre los personajes que desfilan por esta obra destaca, por ejemplo, un vecino conocido como Frasquillomarco, que fue «soltero, bohemio y soñador», que un día recibió de Gerald Brenan lo que pensó que era «una medallita» y resultó una libra esterlina. También aparecen Antonio 'el francés', que no era otro que Antoine de Saint-Exupéry, el autor de 'El Principito' y Magdalena Conway, hija de una bailarina polaca y vecina de Churriana.

Cuando a Cristóbal se le pregunta por su barrio, entre sus muchos anhelos destaca uno que pudo plantearle al alcalde: la protección del casco antiguo, para evitar que nuevas construcciones acaben con él y se preserve, de paso, su forma de vida.

De paso, aprovecha para reclamar la apertura al público del «pequeño Versalles de Málaga», El Retiro de Churriana, que sigue cerrado a cal y canto.