La torre del Atabal fue construida en el siglo XV por los cristianos, sobre una torre árabe del siglo XIII o XIV, con el propósito de vigilar la posible aparición de enemigos, un abanico muy amplio en el que podían entrar piratas, corsarios, contrabandistas, ladrones o 'pérfidos' ingleses, sin olvidar a los franceses ni a los holandeses.

En 2001, la restauración sufrida por la torre hizo que el símbolo del Puerto de la Torre se transformara en una suerte de aljibe o como aseguró un alto cargo de Urbanismo el día de la inauguración, en un flan.

En suma, la restauración gustó poco porque a juicio de muchos desgració el monumento, en lugar de recuperarlo y así sigue casi 20 años después.

Además, en varias ocasiones la Asociación de Vecinos del Puerto de la Torre ha mostrado su preocupación por su mal estado de mantenimiento.

Y no le falta razón, porque entre el uso incívico que algunos mamíferos erguidos hacen de la torre y el desinterés municipal está a la cuarta pregunta, abandonada al albur de los vándalos en lo alto de un cerro perdido.

Las absurdas construcciones al pie de la loma, además de destrozar las vistas del monte lo han encajonado y resulta complicado encontrar el camino que conduce a la cima.

Hay que adivinarlo entre dos bloques, en lo que parece la entrada privada a una parcela, porque ningún cartel municipal informa ni señaliza la ruta.

El ascenso, un camino de tierra bastante practicable, conduce a la cima, donde al paseante le espera un espectáculo lamentable.

Para empezar, generalmente hay restos de botellón, pues en estos tiempos pandémicos se han incrementado en esas alturas. Lástima que los usuarios de la cogorza global dejen parte del producto espurreado.

Los vecinos aseguran también que los focos que iluminan la torre hace tiempo que no funcionan, algo que el autor no pudo comprobar esta semana, pues la visita la hizo de día.

Lo que sí constató fue el desmadre de pintadas que invaden el monumento, que aunque desgraciado en 2001 sigue siendo un trozo vital para la Historia del Puerto de la Torre.

Homúnculos de brocha gorda se han ensañado con la torre hasta convertirla en una pesadilla multicolor. Ni siquiera el suelo y los poyetes de piedra se libran.

Lo preocupante es que alguna de estas pintadas están fechadas en 2016, lo que evidenciaría el periodo de olvido. El Ayuntamiento necesita darse una vuelta por estas hermosísimas alturas, con vistas impagables, para poner un poco de limpieza.

La torre del Atabal, santo y seña del Puerto de la Torre, lleva varios años acumulando pintadas, unas acciones vandálicas que han conseguido caricaturizar esta antigua torre de vigilancia medieval. Algunas de las pintadas llevan la fecha de 2016 y hace dos años ya se encontraba en buena parte cubierta por grafitis. La Asociación de Vecinos del Puerto de la Torre ya pidió hace años mantener con más periodicidad este trozo del Patrimonio de Málaga que ha dado nombre al barrio.