Historia

El día después de la inundación de 1989 en Málaga

Seis fallecidos, miles de trabajadores aislados y millones de pesetas en daños, asi afectó a Málaga la gran riada del 14 de noviembre de 1989, de la que se cumplen 33 años

Con 150 litros de agua por metro cuadrado caídas en dos horas, la tromba que anegó Málaga el 14 de noviembre de 1989 superó todas las previsiones y puso de relieve la enorme precariedad de las infraestructuras de la ciudad. La mañana del 15 de noviembre fue momento de balance, tras una larga noche de rescates y limpieza, que se alargó varios días. Seis fallecidos fue el triste resultado de la riada, ademas de 50.000 millones de pesaetas en daños, lo que hoy supondrían más de 600 millones de euros teniendo en cuenta la evolución del IPC.

El gran protagonista de esa jornada fue el río Guadalhorce, que se desbordó hasta convertir algunas calles de los polígonos industriales cercanos en impracticables, con agua que llegaba a la cintura. Hubo miles de trabajadores que se quedaron aislados, muchos incluso pasando la noche en sus lugares de trabajo ante la imposibilidad de llegar a sus casas. El río Campanillas hizo lo mismo.

La situación era de colapso total: Málaga estaba aislada, con todos los accesos cortados, incluido por supuesto el tren. Y empezaron a conocerse las primeras muertes: el matrimonio formado por Francisco Martín Saldaña y Dolores Mezcua Sotomayor, padres de seis hijos, que fallecieron en su casa mata junto al arroyo de la Barriguilla, cerca de la calle Castilla. Al parecer, al construirse un muro de contención se dejó muy poca capacidad de desagüe al arroyo y se formó un pantano. El agua llegó hasta el techo de la vivienda.

También perdió la vida el joven de 15 años Sebastián Jiménez Gómez. Su cuerpo apareció cerca de La Concha, junto a La Azucarera. Sebastián regresaba a Málaga de Torremolinos, un camión le cruzó el río Guadalhorce (iba subido detrás), cayó, se golpeó en la cabeza y murió ahogado.

Y la fatalidad acabó con la vida del generoso voluntario de la Cruz Roja Casimiro Jiménez Funes, un jiennense de 34 años, casado y padre de dos hijos. Sufrió un accidente mortal en Las Pedrizas cuando conducía una ambulancia acompañado por otros cuatro voluntarios. No pudo socorrer a los malagueños.

A las once de la mañana del día siguiente se descubrió el cadáver de Francisca Muñoz Calderón, de 47 años, que vivía en el cortijo Cherio, cerca de Almogía. Le arrastró la corriente cuando viajaba en coche con su marido, quien sí pudo salvar la vida.

El sexto fallecido también debe incluirse en estas páginas aunque murió por unas lluvias posteriores, pues los sinsabores climáticos se prolongaron de forma intermitente hasta el puente de diciembre: el viernes 17 de noviembre se localizaba el cadáver del agricultor Antonio Báez Tirado en Villanueva de la Concepción, de 42 años. Su Land Rover fue arrastrado por un arroyo.

Aislados

Casi todas las naves y fábricas de los polígonos industriales de Santa Teresa y Guadalhorce quedaron anegadas por las aguas, lo que provocó que más de 2.000 personas permanecieran aisladas durante horas, hasta que en la madrugada del martes al miércoles fueron rescatados por el Ejército, la Policía y los servicios de emergencias

Entre las empresas más dañadas, Fujitsu, que se quedó con 350 trabajadores atrapados en la sede. Las aguas alcanzaron allí los dos metros de altura. Las pérdidas económicas fueron enormes, igual que en Bimbo o en la central lechera Colema-Puleva, gravemente dañada, y en la que dos empleados, refugiados en la caseta de entrada, saltaron al agua para no morir ahogados. Y ya en La Concha, el panorama de destrucción se cernía sobre la Citröen, Canon o la Naviera Antonio de la Peña, con sus yates y barcos sacudidos por ese fiero temporal de tierra.

Acudieron a socorrer el Grupo de Artillería Ligera número 2 de Granada, que se trajo siete camiones especiales, los bomberos, los socorristas de la Cruz Roja y sus lanchas zodiac, helicópteros, la Policía Local y hasta la policía de reserva de Granada.

En la urbanización Guadalmar, construida junto al Guadalhorce, los vecinos fueron realojados en el hotel de la urbanización y en el Campamento Benítez.

Comenzaba también a llenarse el centro municipal de acogida de la calle Góngora, numerosos colegios, La Misericordia o la estación de autobuses. Unas 1.400 personas pasaron la noche fuera de casa y los servicios sociales tuvieron que atender a 662 afectados.

Las comunicaciones se fueron restableciendo a lo largo de la noche. A las 3 de la mañana hizo su aparición en la estación el primer autobús. Eran unos agotados viajeros que, procedentes de Marbella, habían estados retenidos 12 horas en el cruce del aeropuerto. Una hora más tarde, los coches particulares cruzaban el puente del Guadalhorce. A las 6.30 de la mañana se dieron por finalizadas las labores de rescate.