"¿En qué ciudad europea aparecerían unos restos como estos y se desperdiciaría la oportunidad, optando por destruirlos o por no dejarlos visibles?", se pregunta el investigador Francisco Rodríguez Marín.

El profesor de Historia del Arte de la UMA, especialista en patrimonio funerario, habló la semana pasada con La Opinión en la plaza de la Merced, un espacio del XIX que, confiesa, era partidario de mantener cerrado mediante el edificio que sustituyera al cine Astoria, hasta que en ese solar aparecieron los restos arqueológicos de los que, hasta la fecha, han informado los arqueólogos.

En concreto, los del Hospital de Santa Ana y la iglesia, de 1502; el patio del mesón del primer corregidor de Málaga, de finales del XV; los enterramientos de 300 cristianos del momento de la conquista de Málaga (1487); restos de viviendas de la época nazarí (siglo XIV), una calle de la misma dinastía de entre los siglos XIII y XV; un horno del siglo XI, así como restos romanos, en concreto dos tumbas del siglo I y una pileta de salsas de los siglos II y III.

«Con el edificio que se pensaba construir en el solar del Astoria era tolerante siempre que se respetara el volumen, la altura, etc... pero ahora lo veo como un error porque pesaría en la memoria colectiva de los malagueños el que, habiendo aparecido unos restos arqueológicos de cierta entidad, se destruyan para construir un edificio de bares, de restauración por mucha calidad que tenga, y encima con un auditorio, lo que supondría bajar a menos 10, algo que no iba a solventar los problemas de espacio que tenemos pero que iba a acabar con estos restos».

En su opinión, no tiene ningún sentido minusvalorar lo hallado hasta la fecha, a la espera de localizar unos posibles restos fenicios que quizás permitirían conservar la zona. «Las cosas en Patrimonio no funcionan así, una de las grandes aportaciones de la Ley de Patrimonio de 1985 fue romper con los prejuicios de la antigüedad. Incluso hoy, un patrimonio reciente, un cuadro de Barceló, puede estar más valorado que un cuadro barroco mediocre», argumenta.

Para el profesor de la UMA, los restos arqueológicos del solar del Astoria suponen «una gran oportunidad» para la ciudad y merecen ser «musealizados y conservados» como patrimonio funerario de varios momentos distintos de la Historia de Málaga, con restos romanos, musulmanes, los cristianos de la toma de la ciudad y los cristianos que murieron en el Hospital de Santa Ana.

Y en una zona que permitiría conectar con el cementerio musulmán de Yabal Faruh, «el más grande de todo Al Andalus» y las dos mezquitas funerarias de calle Agua, «un patrimonio que no hay en toda España».

Una propuesta para la parcela

Francisco Rodríguez Marín considera que el solar no puede quedar «como un agujero abierto para que le caigan latas», sino que hay que protegerlo, musealizarlo y darle «las claves de interpretación».

A este respecto, propone una cubierta «liviana» que lo proteja y que tenga un circuito, para que los visitantes puedan recorrerlo, «con elementos de interpretación que pueden ser de lectura hoy en día como por ejemplo la realidad aumentada: tu móvil se conecta con el ordenador que lo emite y puedes ver este mismo paisaje pero con las murallas de Málaga, saber que ahí estaba la Puerta de Granada, el episodio histórico del asedio de Málaga y la reconquista... así, cuando contemplas los restos arqueológicos los ves ya con otros ojos», resalta.

El profesor de Historia del Arte de la UMA quiere esperar a que los arqueólogos finalicen su trabajo antes de entrar en más detalles. En todo caso, señala que si se pusiera en una balanza la apertura de plaza de la Merced y el parque arqueológico y por otro el edificio proyectado, con este último considera que «perdemos por todos lados».

Por eso, confiesa que si finalmente se construye «se me va a hacer duro venir aquí a tomarme una cerveza, me iré a otro lado porque esto ha sido el culpable de una actuación perjudicial para mi ciudad».