Dos semanas aproximadamente llevan vigentes las nuevas restricciones decretadas por la Junta de Andalucía para toda la comunidad: el toque de queda que empieza a las diez de la noche, el cierre de toda actividad no esencial a partir de las seis y el cierre perimetral de la región. En ese periodo los números sanitarios, pese a ser espeluznantes en cuanto a fallecidos, ingresados e infectados por coronavirus, parece que empiezan a estabilizarse. De aprobarse hoy nuevas restricciones, que estarán vigentes al menos 15 días, para dejar de regir, posiblemente, antes de la temporada navideña, sectores como la hostelería, el comercio y los hoteles lo van a pasar mal. Al hablar con los responsables en Málaga de cada una de estas asociaciones empresariales sobre el coronavirus, las dos últimas semanas de restricciones y las dos que vendrán los adjetivos que más usan son del tipo «hecatombe» o «abismo espectacular». Y esos son los que se pueden decir. Esas son sus previsiones de seguir las restricciones.

Cabe recordar que la hostelería y el comercio están conformados, al 90%, por pequeñas y medianas empresas e, incluso, autónomos, y el sector servicios tiene un peso muy destacado en términos relativos en el PIB provincial. Javier Frutos, presidente de Mahos, colectivo que agrupa a los hosteleros malagueños, es claro: la situación acumulada, es decir, el confinamiento de tres meses en primavera, la desescalada y las nuevas restricciones impuestas en otoño, sumado a la más que posible prórroga de estas medidas propiciarán, según estimaciones del sector, que de los 18.000 negocios hosteleros existentes en la provincia cierren unos 5.000, es decir, una proporción de casi uno de cada tres, cree.

«El balance en el sector es muy negativo, no nos dejan trabajar y la situación se ha agravado. Muchos negocios han cerrado esta misma semana, que es cuando más se ha notado, y es posible que no vuelvan a abrir hasta que no se amplíe el horario de nuevo», dice Javier Frutos, quien asevera «no entender este varapalo importante» que se ha dado a los hosteleros. «Lo único que pedimos es trabajar. El plan de rescate lo pedimos hace mucho tiempo, las ayudas no son satisfactorias. Si dan 2.000 euros de media por negocio, tras nueve meses en esta situación, es insostenible todo». «Nosotros, sin contar los trabajadores ni la materia prima, es decir, sin tener en cuenta la parte laboral, tenemos unos gastos fijos, y me refiero a un negocio medio, de 6.500 euros al mes. Si lo multiplicas por nueve meses que llevamos así, quiere decir que hemos perdido en torno a 60.000 euros por negocio. Con 2.000 euros, tras nueve meses, no podemos afrontar nada», dice.

Frutos recalca que desde que en marzo estalló la crisis la facturación ha caído un 65% y pone el ejemplo de Madrid, comunidad en la que se ha hecho el cierre perimetral y, pese a las restricciones, los negocios hosteleros han seguido abiertos y los números bajan. O, al menos, eso es lo que parece. «Aquí gobierna el mismo partido y las restricciones al pequeño comercio y la hostelería nos asfixian». Tres cuartas partes de los restaurantes y bares estaban abiertos, pero ahora ese porcentaje ha caído. Están teniendo, además, muchos problemas con los ERTE, les exigen mayor justificación que a las empresas turísticas y ahora se afanan por llegar a Navidad, una campaña que sólo va a servir «para no perder dinero». Asimismo, los créditos ICO los están empleado en pagar otros préstamos, «nos estamos comiendo la liquidez que teníamos, las empresas si llegan al final de todo esto van a tener un endeudamiento muy alto. Siempre dijimos que 5.000 empresas corrían el riesgo de desaparecer, pero de septiembre a ahora ese problema se ha agravado». «Es una hecatombe», dice.

Manuel Camacho, vicepresidente de la Asociación de Empresarios Hoteleros de la Costa del Sol (Aehcos), habla de «un abismo espectacular». Asegura que la caída acumulada de la facturación este noviembre, en relación al mismo mes de 2019, va a ser de entre el 90% y el 95% («el peor noviembre en 20 años»), agrega que sólo la mitad de la planta hotelera de la capital está abierta y con una ocupación del 15% o del 20%. «Si en marzo o abril no despega el turismo, vamos a estar mal», dice.

Salvador Pérez, de Málaga & Comercio, afirma: «Esta es la puntilla más grande, la tumba del empresario. Dos semanas más de restricciones serán el caos total». El 20% de los comercios de la provincia podrían cerrar si se prorrogan las restricciones, estima.